Si en el anterior post dedicado a Lisboa os dábamos algo de información práctica para ayudaros a planificar vuestra escapada a esta fantástica ciudad, en este post os vamos a contar todo lo que podéis ver y hacer durante los días que paséis allí. Esta claro que Lisboa ofrece mucho más de lo que os enumeramos a continuación. Pero consideramos que este listado se centra en lo más destacable y en aquello que nosotros consideramos imprescindible a la hora de visitar la ciudad. Damos un repaso a los barrios más emblemáticos de la ciudad (Alfama, Baixa, Chiado, Barrio Alto y Belém) para mostraros lo que podéis encontrar en cada uno de ellos.
Recorremos Lisboa de la Alfama a Belém con las 35 cosas que no podéis dejar de hacer en vuestra visita a la ciudad
Dar un paseo por la animada plaza del Rossio
Esta es una de las mejores formas de empezar a conocer Lisboa. Su nombre oficial es Plaza de Dom Pedro IV, pero todo el mundo la conoce como Rossio. Esta elegante plaza, situada en la Baixa, es el centro neurálgico de la ciudad. El trajín de gente es constante y la plaza siempre está muy animada. Lo mejor es que os sentéis a tomar algo en alguna de sus cafeterías mientras disfrutáis de las vistas. Tampoco dejéis de admirar la bonita fachada neoclásica del Teatro Nacional Doña Maria II, que preside el extremo norte del Rossio.
Admirar las vistas desde la terraza de la estación de tren de Rossio
La estación, de estilo manuelino, data de finales del siglo XIX. Su fachada es espectacular y los arcos de entrada en forma de herradura son muy llamativos. Si subís hasta la primera planta podréis acceder a una terraza cubierta con vistas al castillo de São Jorge. Encontraréis la estación en la Rua Romana, entre el Rossio y la Plaza de los Restauradores.
Entrar a echar un vistazo al patio morisco de la Casa do Alentejo
Situado en la Rua das Portas de Santo Antão nº58, este antiguo palacio es hoy un conocido restaurante. Aunque no comáis allí, os recomendamos asomaros a contemplar su precioso patio interior.
Pasear por las murallas del Castelo de São Jorge
El Castelo de São Jorge se encarama en lo alto de una colina y desde sus almenas se tienen unas vistas magníficas de Lisboa. El castillo data del siglo IX, de cuando la ciudad pasó a estar bajo dominio musulmán. La entrada cuesta 8,50€ por persona y se pueden formar largas colas para adquirirlas, pero merece la pena.
Explorar las callejuelas del barrio de Santa Cruz do Castelo
A los pies del castillo de São Jorge, dentro del recinto amurallado, este diminuto barrio conserva intacta toda su esencia. Aunque caminar en soledad por sus calles sea ya misión imposible, todavía es una visita imprescindible y muy recomendable. Las estrechas calles empedradas están flanqueadas por casas en las que aún se tiende la ropa en la calle y las macetas de flores adornan las ventanas.
Pasear por la céntrica plaza da Figueira
En algún momento de vuestra estancia en Lisboa terminaréis pasando por esta bonita plaza. Es posible que cojáis aquí algún autobús o tranvía, ya que la plaza da Figueira se incluye en muchos recorridos. Si os apetece comprar algo de fruta o cualquier otro comestible, no dudéis en entrar al Mercado da Figueira (Praça da Figueira nº10).
Montar en el tranvía histórico nº 28
Disfrutaréis de su ajetreado recorrido por las empinadas calles de Lisboa entre chirridos, frenazos y sacudidas. De todos los tranvías que circulan por las calles de la ciudad, el nº 28 os acercará a las principales atracciones turísticas al mismo tiempo que disfrutáis del divertido trayecto.
Recorrer las calles rectas y ordenadas de la Baixa
El plan urbanístico que llevó a cabo el Marqués de Pombal en este barrio de Lisboa tras el terremoto de 1755 diferencia a la Baixa de cualquier otra zona de Lisboa. Sus animadas calles están llenas de tiendas y restaurantes. Nuestra favorita es la elegante Rua Augusta, en cuyo extremo sur se levanta el arco del triunfo que da paso a la gran Plaza del Comercio.
Sentarse a ver la puesta del sol sobre el río Tajo en la Plaza del Comercio
Esta majestuosa plaza fue la puerta de entrada a Lisboa para aquellos dignatarios que llegaban en barco y eran recibidos con todos los honores en los escalones de mármol que surgen de las aguas del río. Este es el mejor lugar en el que situarse para apreciar el tamaño y la perfecta simetría de la plaza. También resulta de lo más agradable pasear bajo los porches porticados de los edificios que la rodean.
Tomar un café en el famoso Café A Brasileria
En esta cafetería, que conserva su decoración art decó de los años 20, se reunía la élite intelectual lisboeta. Prueba de ello es la estatua dedicada a Fernando Pessoa que hay junto a su terraza exterior. Encontraréis el Café A Brasileira en la Rua Garrett nº122, la arteria principal del Chiado.
Hojear las últimas novedades en la Librería Bertrand
Inaugurada en 1732, se trata de la librería en funcionamiento más antigua del mundo. Así consta en el Guinness World Records. Está situada en la Rua Garrett nº73, a cuatro pasos del Café A Brasileira.
Dar un paseo por el barrio de Chiado, el más bohemio de Lisboa
Está a medio camino entre la Baixa y el Barrio Alto y es el lugar perfecto donde hacer algunas compras o parar a tomar algo. La Rua Garrett es su calle más animada, y la plaza Luís de Camões invita a sentarse en uno de sus bancos para descansar un rato.
Subir por las Escadinhas de São Cristóvão
Este tramo de escaleras conecta la Baixa con la Mouraria, la antigua morería de Lisboa. Este tranquilo barrio se sitúa a espaldas del Castelo de São Jorge y en sus calles abundan las escaleras que ayudan a salvar el desnivel entre ellas. Las Escadinhas de São Cristóvão se han convertido en una visita imprescindible, en parte gracias al magnífico mural que las decoran.
Contemplar la ciudad desde el mirador de Santa Lucía
Este mirador es, a nuestro parecer, el mejor de la ciudad. Se encuentra junto a la iglesia de Santa Lucía y las vistas desde aquí son soberbias. También son dignos de admiración los azulejos que decoran sus paredes. La pérgola de buganvillas es ideal para tomarse un descanso cuando el sol aprieta.
Visitar la Sé de Lisboa
La catedral de Lisboa, con su fachada de estilo románico, destaca por su simplicidad. El acceso es gratuito y merece la pena acercarse a conocerla. Os será algo difícil admirarla tranquilamente, ya que de unos años a esta parte el lugar se ha vuelto de lo más concurrido y siempre hay gente, coches o tuk-tuks por en medio.
Contemplar la llamativa fachada de la Casa dos Bicos
Este puntiagudo palacio se remonta al año 1523 y recibe su nombre por las piedras talladas en forma de punta de diamante que decoran su fachada. En su interior alberga la Fundación José Saramago. En la página web de la fundación tenéis información sobre las distintas exposiciones que ofrecen, a las que podréis acceder pagando los 3,00€ que cuesta la entrada. Encontraréis la Casa dos Bicos en la Rua dos Bacalhoeiros nº10.
Asombrarse ante el Monasterio de los Jerónimos
Este monasterio data del siglo XVI y es la obra cumbre del estilo manuelino. Es simplemente maravilloso y no hay que marcharse de Lisboa sin verlo. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983 y es una auténtica obra maestra. El claustro es de una gran belleza y contemplar el interior de la iglesia desde su parte superior os dejará con la boca abierta. En el monasterio reposan los restos de varios reyes portugueses, además del otros personajes ilustres como el navegante Vasco da Gama o el poeta Fernando Pessoa.
Para llegar hasta el Monasterio de los Jerónimos, situado en Belém, nada mejor que coger el tranvía nº 15 y bajarse en la parada que lleva su nombre. También podéis coger los autobuses nº 728 o 714 en la Plaza del Comercio (el 714 tiene su parada de inicio en la plaza da Figueira). El precio de la entrada al Monasterio de los Jerónimos es de 10,00€. Si os queréis ahorrar la tremenda cola que se forma en la taquilla de venta de entradas, siempre podéis cruzar la calle: en el parque que hay enfrente del monasterio encontraréis un pequeño stand donde adquirirlas y donde casi nunca hay nadie esperando.
Subir al Monumento a los Descubrimientos
El Monumento a los Descubrimientos, erigido en los años 60 en la zona de Belém para conmemorar el 500 aniversario de la muerte de Enrique el Navegante, dispone de un mirador en su parte superior que ofrece muy buenas vistas de los alrededores. Desde allí podréis contemplar la enorme Rosa de los Vientos que decora el suelo a sus pies y el cercano Monasterio de los Jerónimos. El monumento está dedicado a todos aquellos que contribuyeron a los grandes descubrimientos que en su día hicieron de Portugal una de las grandes potencias mundiales.
Ver alguna interesante exposición en el Centro Cultural de Belém, el Museo de Arte Popular o el Museu da Marinha
En la página web de cada uno de ellos podéis consultar las exposiciones en vigor en el momento de vuestra visita. Todos estos museos se encuentran en las inmediaciones del Monasterio de los Jerónimos, así que pueden ser un complemento perfecto a vuestra visita a la zona de Belém.
Dar un paseo hasta la Torre de Belém
Ninguna visita a Lisboa estaría completa sin acercarse a contemplar la bonita Torre de Belém. Si por fuera es una auténtica maravilla, visitar su interior también merece la pena. Las vistas desde su terraza superior tampoco tienen desperdicio. Esta antigua torre de defensa data de 1516 y es, junto al Monasterio de los Jerónimos, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El acceso a la Torre de Belém cuesta 6,00€ y si queréis evitar las colas en las taquillas también disponen de un stand de venta de entradas en los jardines que hay junto a ella. Tenéis más información en su página web.
Descubrir la Lisboa más hipster en LX Factory
Si disponéis del tiempo suficiente y os interesa conocer una faceta más moderna de Lisboa, no lo dudéis y acercaos hasta el complejo de la antigua fábrica que hoy alberga la LX Factory. Llena de tiendas, restaurantes y galerías de arte, LX Factory es uno de los espacios más vanguardistas que encontraréis en la ciudad.
El motivo de nuestra visita a este espacio cultural (y el motivo por el que os lo recomendamos encarecidamente) tiene nombre propio: Ler Devagar. Esta magnífica librería hará las delicias de cualquier amante de los libros. En su interior, además de una asombrosa cantidad de libros nuevos y de segunda mano, también encontraréis una cafetería y la curiosa exposición de Pietro Proserpio, un peculiar artista que os guiará a través de sus creaciones mientras os habla de ellas.
LX Factory está en el barrio de Alcántara, en la Rua Rodrigues de Faria nº103. No tiene pérdida: está justo bajo el Puente 25 de Abril. Puede ser el complemento perfecto a vuestra visita a Belém, ya que LX Factory queda a medio camino entre el Monasterio de los Jerónimos y la Plaza de Comercio. El autobús 714, que para junto al monasterio, os deja prácticamente en la puerta de LX Factory. La parada más cercana es Estação de Santo Amaro. Luego podéis volver a coger el 714 hasta el centro de Lisboa.
Contemplar los efectos del terremoto de 1755 en las ruinas del Convento do Carmo
Situado en el Largo do Carmo, actualmente alberga el Museo Arqueológico do Carmo. Junto al convento se encuentra el acceso superior al Elevador de Santa Justa. También hay un mirador con unas vistas estupendas al famoso ascensor.
Descansar en un banco del mirador de San Pedro de Alcántara
Podéis llegar hasta allí dando un agradable paseo por la animada Rua da Misericordia. O, si preferís ahorraros la cuesta arriba, podéis optar por subir hasta allí directamente desde la Plaza de los Restauradores utilizando el Elevador da Gloria. Da igual cómo lleguéis hasta el mirador, las vistas que se tienen desde él os recompensarán una vez estéis allí.
Montar en el Elevador da Bica y disfrutar del breve trayecto
El ascensor comunica la zona de Cais do Sodré con el Barrio Alto y lo hace a través de la Rua da Bica de Duarte Belo. Esta calle es una auténtica delicia, igual que las de los alrededores. Merece la pena dar un paseo por esta zona de la ciudad, que muchas veces se deja de lado y no suele incluirse en los recorridos más turísticos.
Subir al Elevador de Santa Justa
Este ascensor data de 1902 y une la Baixa con el Chiado. La estructura de la torre, de estilo neogótico, está hecha enteramente de hierro y decorada con unas bonitas filigranas. En su parte superior hay un mirador fabuloso, aunque no demasiado apto para gente con miedo a las alturas.
Recorrer las calles de la Alfama
Este humilde barrio de pescadores es uno de los más auténticos de Lisboa. Poco a poco ha ido resurgiendo del estado de degradación en el que se encontraba. Hoy en día es un placer pasear por sus estrechas y tortuosas calles. Aquí aún se hace vida de barrio y abundan los bares y los pequeños comercios de toda la vida.
Pasear por el Barrio Alto
Este tranquilo barrio ha cambiado poco en las últimas décadas. Sus empinadas calles invitan a deambular sin prisas observando el tranquilo ir y venir de los vecinos. Cuanto más arriba vayáis menos turistas encontraréis, ¡el esfuerzo merece la pena!
Fijarse en los azulejos que decoran las fachadas de multitud de viviendas
Los azulejos portugueses son famosos por una buena razón. Los hay de mil colores y con mil dibujos diferentes. Lo mejor mientras se pasea por la ciudad es no perder detalle de todos ellos. ¡Seguro que dais con vuestro diseño favorito!
Tomar un chupito de ginjinha
Este licor de cereza está realmente delicioso. Por toda la ciudad encontraréis pequeños locales donde tomaros un chupito por un módico precio que ronda entre los 1,20 y 1,40€. Si visitáis Lisboa en invierno, un poco de este licor os hará entrar en calor enseguida.
Cambiar la Avenida da Liberdade por las menos concurridas calles de Santa Marta y de Sao José
Ambas van casi en paralelo a la famosa avenida y nos parecen mucho más interesantes. Con sus casas desconchadas, sus pequeños comercios tradicionales y algunos bares que parecen sacados de otra época, estas dos calles resultaron ser un gran descubrimiento y una buena alternativa a la conocida Avenida da Liberdade.
Comer en una leitaria
En estos locales parece que no ha pasado el tiempo. Suelen conservar su decoración original y algunas son un auténtico tesoro. Suelen frecuentarlas los clientes de toda la vida, que se sientan a charlar y a leer el periódico mientras toman algo. La comida que ofrecen suele ser casera y a buen precio. No dejéis pasar la ocasión de entrar en alguna de ellas y os sentiréis transportados al pasado casi de inmediato.
Probar los pasteles de nata
Estos dulces son los más populares de Lisboa y os aseguramos que están para chuparse los dedos. Los más famosos son los Pastéis de Belém, pero los encontraréis en todas y cada una de las cafeterías y pastelerías de la ciudad. Nuestro consejo: haced un tour en busca de vuestros preferidos. Nosotros lo hicimos y nos dimos un buen atracón, ¡pero no nos arrepentimos en absoluto!
Asistir a un concierto de fado
Podéis disfrutar de la música portuguesa por excelencia en una casa de fado. Hay muchos locales que ofrecen una cena con espectáculo. Entre plato y plato los músicos os deleitarán con sus tristes melodías. No es una opción demasiado económica, pero si os animáis a probarlo os recomendamos el Clube de Fado, un precioso local en el corazón de la Alfama (Rua São João da Praça nº94).
Encontrar las puertas y ventanas más bonitas de Lisboa
Si los azulejos son una de las señas de identidad de la ciudad, sus puertas y ventanas no se quedan atrás. Las viejas puertas de madera son una preciosidad. Las encontraréis pintadas de todos los colores y adornadas con plantas y flores.
Descubrir el street art que decora las calles lisboetas
Aunque Lisboa tiene fama de ser una ciudad bastante tradicional, lo cierto es que en los últimos años ha cambiado mucho. Prueba de ello son las muestras de arte urbano que se pueden encontrar repartidas por la ciudad. Uno de los lugares que más nos sorprendió fue el Patio de Dom Fradique. Es un solar abandonado junto al Castelo de São Jorge lleno de graffitis que merece una exploración en profundidad.
Una ciudad con mucho más que ofrecer
Con esta lista de 35 cosas que hacer en Lisboa sabemos que nos hemos dejado muchas cosas en el tintero. Hemos cubierto lo que nos parece más esencial aunque sin duda hay muchísimas más cosas que ver en esta estupenda ciudad. En los próximos posts os contaremos dónde comer en Lisboa y dónde hacer las mejores compras. Lo más recomendable es que, mapa en mano, os perdáis por sus rincones menos concurridos y exploréis por vuestra cuenta. Sólo así encontraréis esos pequeños tesoros que esta ciudad esconde.
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