Cuando uno piensa en el salvaje oeste americano, hay una imagen que suele venirle a la cabeza. Y es ni más ni menos que Monument Valley. Esto se debe en gran medida a las películas del oeste de John Ford, a quien le encantaba este lugar para realizar sus filmaciones.
Enclavado en la frontera sur de Utah con Arizona, en territorio Navajo, se accede a Monument Valley a través de la Hwy 163. A lo lejos, a medida que uno se acerca por la carretera, se tienen unas magníficas vistas de las características «mesas» de piedra arenisca que dan forma a este paisaje único.
Llegamos allí procedentes de Page, en Arizona. Tras haber visitado Horseshoe Bend y Antelope Canyon, íbamos más que predispuestos a disfrutar de este otro maravilloso lugar. Todos hemos visto un millón de veces en el cine y la televisión las peculiares formaciones de roca de Monument Valley. Aún sabiendo de antemano lo que uno va a ver, este lugar difícilmente decepcionará al visitante.
Alojarse junto a Monument Valley
Monument Valley bien merece una visita, tanto de unas pocas horas como de un día completo. Eso ya depende de la disponibilidad de cada uno. Lo mejor es quedarse a ver la puesta de sol, que es absolutamente espectacular. Si hay que hacer noche en la zona, como fue nuestro caso, existen diversas opciones de alojamiento. Debido a su enorme interés turístico y a su relativo aislamiento, no esperéis que el alojamiento sea económico. No obstante, siempre es posible encontrar opciones asequibles para cualquier bolsillo.
Nosotros hicimos noche en Goulding’s. Además de un hotel, también cuenta con un camping, que fue la opción que nosotros elegimos. Si viajáis con tienda de campaña o autocaravana, el lugar es perfecto para vosotros. Si no es así, también alquilan unos pequeños bungalows con baño propio que a pesar de estar un poco destartalados, no están nada mal. Aquí tenéis unas fotos del que nos dieron a nosotros por 87 dólares la noche.
Por si fuera poco, en Goulding’s también hay un pequeño supermercado, una enorme tienda de regalos, un restaurante y un museo bastante interesante, el Goulding’s Trading Post Museum. La entrada al museo es gratis, pero se anima a los visitantes a hacer una donación voluntaria cuyos beneficios van a parar a la comunidad.
Echando un vistazo al Goulding’s Trading Post Museum
El museo está en una pequeña casa de dos plantas. En la planta baja se encuentra la tienda donde se vendían e intercambiaban las mercancías con los indios Navajo de la zona y los que estaban de paso por allí.
La historia de este lugar es de lo más curiosa. Los Goulding se establecieron aquí a principios de la década de 1920 y se dedicaban simplemente al comercio. Pero llegó la Gran Depresión de los años 30, que afectó de manera profunda a toda la comunidad. No les quedó más remedio que buscar otra fuente de ingresos tanto para ellos como para los Navajo.
Se les ocurrió que este sería un magnífico lugar donde rodar películas del oeste y se fueron a Hollywood, donde conocieron a John Ford. Éste quedó tan impresionado por las imágenes que le mostraron que aceptó de inmediato. Poco después empezaba el rodaje de su famosa película La diligencia. Y el resto ya es historia.
En una sala del museo hay una amplia exposición sobre cine, con imágenes de la multitud de películas rodadas en Monument Valley. Destacan las de John Ford, que es la estrella indiscutible del lugar, y Regreso al Futuro III.
En la planta superior del museo se encuentra la vivienda donde vivían los Goulding. Siempre es interesante ver cómo era la vida en otras épocas y es una visita bastante rápida.
En la parte exterior hay varias diligencias antiguas, además de unas vistas estupendas.
Conociendo Monument Valley de cerca
A la hora de planificar una visita a Monument Valley, lo mejor es consultar la página web oficial de la Navajo Nation Parks & Recreation. Allí encontraréis toda la información sobre horarios y precios. Si vais con vuestro propio coche, el precio de entrada es de 20 dólares por vehículo (hasta un máximo de cuatro ocupantes). Hay un camino sin asfaltar de 27 km que recorre las principales formaciones rocosas del lugar. Aunque el camino es de tierra, cualquier coche puede recorrerlo si se va con cuidado.
Otras opciones para recorrer Monument Valley
También hay un sendero llamado Wildcat Trail, de unos 5 km, que permite visitar la zona a pie. Con mucha agua y protección solar, puede ser una magnífica forma de conocer el lugar.
Otra opción para conocer Monument Valley consiste en contratar un tour guiado en 4×4. Nosotros elegimos esta última opción porque íbamos con un coche de alquiler y no estábamos seguros del estado del camino de tierra. Así que ante el riesgo de cargarnos el coche preferimos ir a por lo seguro. Bien, debemos decir que fue una mala decisión. En cuanto vimos que los demás coches circulaban por allí sin ningún problema y que podían ir a su ritmo y dedicar tanto rato como quisieran a la visita, nos arrepentimos inmediatamente de nuestra decisión.
Evidentemente, un tour guiado tiene sus ventajas, como poder escuchar las explicaciones del guía o poder acceder a algunos lugares que no están abiertos al público en general, pero realmente creemos que no merece la pena y os recomendamos la visita por vuestra cuenta si os es posible.
También existe la opción de visitar la zona a caballo, que sin duda debe de ser una experiencia estupenda. En la web oficial de la Navajo Nation Parks & Recreation que os hemos indicado un poco más arriba encontraréis toda la información por si estáis interesados en probarlo.
Un decepcionante tour guiado
Como elegimos la opción del tour guiado, os contaremos en qué consistió. El tour nos costó 166,60 dólares en total, que comparados con los 20 dólares de la entrada normal ya hace que uno se arrepienta de la elección. Contratamos el tour en la misma recepción del camping de Goulding’s y a la hora acordada (las 15:45) nos pasó a recoger por allí el 4×4 con el que haríamos la visita.
El guía que nos tocó resultó ser un auténtico muermo. Aunque estuvo todo el tiempo dando explicaciones sobre lo que íbamos viendo, su tono de voz era tan plano y monótono que a los diez minutos dejamos de prestarle la más mínima atención.
Conociendo algo más de la cultura Navajo
La primera parada del recorrido la hicimos en un hogan, la vivienda tradicional de los Navajo. Se trata de una choza de forma redondeada hecha de madera y barro.
En el interior del hogan nos encontramos con una anciana que estaba tejiendo alfombras con lana de oveja. Evidentemente todo aquello era una recreación para los turistas, sin ningún asomo de autenticidad. Aún así, fue bastante interesante.
Unas vistas magníficas
A continuación paramos un momento en el centro de visitantes. Allí hay una terraza con unas vistas panorámicas que quitan el hipo. Nadie desaprovecha la ocasión de sacarse una foto en este lugar en concreto.
A partir de aquí empieza el camino sin asfaltar, que como os decimos se puede recorrer con cualquier coche siempre que se vaya despacio y con cuidado.
Nuestro 4×4 empezó el recorrido y el guía se fue parando junto a las distintas formaciones rocosas para que tomáramos fotos. En algunos lugares incluso nos bajamos del coche, pero la mayoría de veces tomamos las fotos directamente desde el vehículo.
La parada más larga que hicimos fue en John Ford Point. Allí incluso había un hombre a caballo posando con el paisaje de fondo para que los turistas le hiciéramos fotos a cambio de una propina. Este es sin duda el rincón más espectacular de todos, con unas vistas inmejorables. Lo bautizaron así porque a John Ford le gustaba tanto que solía aparecer en algún plano de sus películas.
Una de las cosas que pudimos ver y que supuestamente solo es accesible a los que contratan el tour son unos petroglifos tallados en la roca. Su fantástico estado de conservación nos hizo dudar sobre su supuesta antigüedad. Siempre nos quedará la duda sobre su autenticidad, aunque por norma general no solemos ser tan malpensados.
Una puesta de sol realmente espectacular
A medida que va atardeciendo, el color rojo de las rocas se intensifica, y la verdad es que el paisaje es magnífico. Es sin duda a última hora de la tarde cuando Monument Valley se muestra en todo su esplendor ante el visitante.
Pero cual fue nuestra decepción cuando, justo en el momento en que se ponía el sol y la vista era mejor, el guía decidió no pararse y nos impidió tomar buenas fotos y disfrutar con calma de ese momento mágico.
Evidentemente terminamos muy decepcionados e indignados con el tour. Por eso no lo recomendamos. En serio, si tenéis la opción de ir por vuestra cuenta, hacedlo. Le podréis dedicar el tiempo que se merece y no os perderéis ningún detalle.
A pesar de nuestra mala experiencia, Monument Valley es asombroso y merece una visita, sin duda. Su paisaje impresionante y la oportunidad de conocer más de cerca la interesante cultura de los Navajo es algo que no hay que desaprovechar.
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