Florencia es una de las ciudades más bonitas de Italia. Junto con Roma y Venecia, Florencia es una de esas ciudades que hay que ver alguna vez en la vida. El reducido tamaño de su centro histórico hace que sea perfecta para visitar a pie, perdiéndose por sus calles repletas de arte e historia. Nosotros dedicamos dos días y medio a explorarla. En este post y en los siguientes os contaremos el recorrido que hicimos, que nos permitió condensar lo mejor de Florencia en tan poco tiempo.
Si vuestra idea es visitar más museos o iglesias de los que nosotros vimos, entonces necesitaríais un día extra. Pero si vais justos de tiempo, con un par de días tendréis suficiente para ver lo esencial de Florencia. Por supuesto que disponer de más días sería fantástico para paladearla con más calma. Pero si sólo podéis hacer una escapada corta, os aseguramos que podréis disfrutar igualmente de vuestra visita.
Un breve trayecto en autobús hasta el centro de Florencia
Como ya hemos comentado en posts anteriores, nuestro alojamiento en Florencia no fue el clásico hotel. Optamos por alojarnos en un camping, igual que hicimos durante el resto de nuestro viaje en coche por Liguria y la Toscana. El camping elegido, el Camping Village Internazionale Firenze, se sitúa a unos 6 km del centro de Florencia, en la cercana población de Bottai. Como ir en coche hasta el centro de la ciudad nos parece una idea descabellada (por el tráfico y las dificultades para aparcar), optamos por el autobús.
En la carretera principal, a unos 800 metros de la entrada del camping, se encuentra la parada del autobús nº 37. En unos 30 minutos lleva hasta Santa Maria Novella, en pleno corazón de Florencia. El billete de autobús cuesta 1,20€ por trayecto y lo podemos comprar en la recepción del camping o en cualquier establecimiento de Florencia donde los vendan (como kioskos o estancos).
El autobús nos deja en la Piazza della Stazione, frente a la estación de tren de Florencia y junto a la iglesia de Santa Maria Novella. Tan solo vemos la parte trasera de la iglesia, pero de momento nos conformamos con eso. Ya tendremos ocasión más tarde de volver de nuevo hasta aquí.
Piazza del Duomo: el corazón de Florencia
Lo que hacemos ahora es acercarnos hasta la Piazza del Duomo, ya que allí se encuentra uno de los monumentos más impresionantes de la ciudad: la catedral de Florencia. La entrada a la plaza nos deja absolutamente boquiabiertos. Nos topamos de frente con el Battistero de San Giovanni, que a esta hora de la mañana ya está completamente rodeado de gente. Detrás del baptisterio se alza la gigantesca cúpula de la catedral, obra de Brunelleschi.
Para completar el impresionante conjunto, a mano derecha se levanta el Campanile di Giotto. Todo el conjunto es realmente imponente, una auténtica maravilla arquitectónica y artística. El hecho de que la Piazza del Duomo sea relativamente pequeña no hace más que incrementar la sensación de grandeza de la catedral. La única pega es que se hace imposible sacar una foto de todo el conjunto, ya que es difícil abarcarlo todo de una sola vez.
El inconveniente de no comprar las entradas con anticipación
Como no hemos comprado anticipadamente las entradas a todo el conjunto, nos dirigimos a las taquillas a por ellas. De camino hacia allí vemos una cola kilométrica de gente esperando para entrar junto a la puerta de la catedral. Un poco asustados por esta visión, nos llevamos un susto aún más grande cuando nos dicen que todas las entradas están agotadas y que no hay ningún hueco libre para subir a la cúpula de la catedral hasta dos días después. Como tenemos claro que no queremos renunciar a esta visita, no nos queda más remedio que aceptar y posponerla hasta entonces.
Pagamos los 15€ por persona que dan acceso a todo el conjunto monumental del Duomo: la Catedral de Santa Maria del Fiore, la Cúpula de Brunelleschi, el Campanile de Giotto, el Baptisterio de San Juan, la Cripta de Santa Reparata y el Museo dell’Opera. Nosotros no habíamos comprado las entradas con antelación porque no estábamos muy seguros de cuándo llegaríamos a Florencia, ya que el viaje no lo llevábamos organizado a rajatabla. Pero sí que os recomendamos, si podéis, que compréis las vuestras anticipadamente para evitar sorpresas desagradables, especialmente en temporada alta.
En la página web oficial las podéis adquirir de manera rápida y fácil. La entrada tiene validez durante 48 horas, así que no hace falta que lo veáis todo de golpe y podéis organizar la visita como más os convenga (aunque recordad que la visita a la cúpula sí que tiene un día y una hora fijos que no se pueden cambiar).
Entre libros de segunda mano
Dejamos atrás el bellísimo Duomo y nos dedicamos a callejear un poco mientras vamos en dirección al Mercado de San Ambrogio. En la Via Sant’Egidio nos encontramos con una pequeña librería de segunda mano. Entramos a echar un vistazo y compramos un libro de John Steinbeck para añadir a nuestra biblioteca. Es una tradición que seguimos en todos nuestros viajes: nunca volvemos sin un libro nuevo.
Más adelante, en la Via Pietra Piana, nos sentamos a contemplar el ir y venir de los atareados florentinos bajo los arcos de la antigua Logia del Pesce, en la Piazza dei Ciompi. Allí también hay algunos puestos de venta de libros, pero nos conformamos con curiosear y no compramos nada.
Probando la comida local: trippa alla fiorentina
A unos metros de allí, en la esquina de la Via Pietra Piana y la Via dei Macci, descubrimos un puesto de venta ambulante en el que sirven un plato muy típico de la ciudad: trippa alla fiorentina. Se trata de un plato bastante contundente, muy similar a los callos a la madrileña.
También preparan otro plato típico, el lampredotto, que se suele degustar en forma de bocadillo. Ambos platos tienen como ingrediente estrella la tripa de vacuno, por lo que puede que no sea del gusto de todos. A pesar de que no es la hora más adecuada para comer algo así, no dudamos en pedir una ración de trippa alla fiorentina por 5€. A pesar de que los callos no son santo de nuestra devoción, hay que reconocer que el sabroso plato nos gusta mucho.
Cuando llegamos al Mercado de San Ambrogio no tenemos ningún hambre. Y menos mal, porque con todas las delicias que venden se nos hace la boca agua. Este mercado no es tan turístico como otros de Florencia, así que solo nos encontramos con vecinos del barrio haciendo la compra.
Piazza di Santa Croce: una de las plazas más bonitas de Florencia
La siguiente parada la hacemos en una de las plazas más bonitas de Florencia, la Piazza di Santa Croce. La escalinata de acceso a la iglesia de Santa Croce está llena de turistas que aprovechan la escasa sombra para descansar un poco. Para entrar a la iglesia hay que pagar. El precio es de 8€, por lo que optamos por prescindir de la visita en un intento de economizar un poco.
Además de por su evidente belleza, esta iglesia es muy visitada ya que en su interior alberga las tumbas de personajes tan ilustres como Miguel Ángel, Galileo o Maquiavelo. Si estáis interesados en la visita, en su página web hay información sobre los horarios y las distintas obras de arte que podréis contemplar en su interior, como la Anunciación de Donatello.
Seguimos con nuestro paseo bajo un sol de justicia que empieza a pasarnos factura. Aprovechamos las fuentes públicas que tanto abundan en Florencia para rellenar nuestras botellas de agua y refrescarnos un poco. Nuestro siguiente objetivo es la Piazza della Signoria, pero antes de llegar allí hacemos una breve parada en la cercana Piazza di San Firenze.
Allí descubrimos la iglesia de San Felipe Neri, de estilo barroco. La entrada es gratuita y decidimos echar un vistazo al interior. Nos sorprendemos al descubrir a una pareja china que se está casando con la única compañía del cura y de una fotógrafa. Nos quedamos curioseando unos minutos y decidimos continuar nuestro paseo.
Piazza della Signoria
Cuando llegamos a la Piazza della Signoria nos asustamos un poco al ver el gentío que hay allí. Es complicado incluso dar un paso. Se trata sin duda de una de las peores aglomeraciones de gente que hemos vivido durante un viaje. El Palazzo Vecchio se alza orgulloso en un extremo de la plaza. Es la sede del Ayuntamiento de Florencia y con su gran campanario y su aspecto de fortaleza es el palacio más reconocible de la ciudad.
La Piazza della Signoria es mucho más que el Palazzo Vecchio. Uno de los rincones donde más gente se agolpa es la Loggia della Signoria (o Loggia dei Lanzi). Allí se exponen magníficas esculturas, entre las que destaca la obra Perseo con la cabeza de Medusa, de Benvenuto Cellini.
La mala suerte hace que la Fuente de Neptuno, junto a la esquina izquierda del Palazzo Vecchio, esté cubierta por unos andamios. Al parecer la están restaurando. Tenemos más suerte con la que posiblemente sea la estatua más famosa del mundo: el David de Miguel Ángel. Evidentemente, somos conscientes de que la obra que se encuentra frente al palacio es tan solo una copia.
El original se encuentra a buen resguardo en la Galería de la Academia. Pero como nosotros hemos decidido que solo vamos a visitar uno de los grandes museos de arte de Florencia, la Galería de los Uffizi, nos conformamos con esta simple copia. Si alguna vez regresamos a Florencia no dudaremos en acercarnos a conocer el David original.
Visitando el Palazzo Vecchio
Un poco agobiados por los empujones de la gente que se agolpa allí, optamos por visitar el palacio. Los precios y horarios los podéis consultar en esta página web. Se puede optar por visitar solamente el museo, como hicimos nosotros, por 10€ por persona. Si se quiere también se puede visitar la torre y el camino de ronda, en cuyo caso el precio aumenta a 14€ por persona. Después de comprar las entradas en las taquillas, accedemos al interior del Palazzo Vecchio. Los fastuosos salones, como el Salón del Cinquecento, son una maravilla.
Vamos pasando de sala en sala hasta que llegamos a una muy especial para nosotros: la Sala delle Carte Geografiche. Aquí se expone una colección de mapas antiguos y un gran globo terráqueo que hará las delicias de cualquier interesado por la cartografía.
Una maravilla tras otra
No hay un solo rincón del palacio que no esté minuciosamente decorado. Y si a eso le sumamos las vistas que se tienen desde sus ventanas, es fácil comprender por qué esta visita merece tanto la pena.
La visita nos lleva una hora aproximadamente, y cuando salimos de nuevo a la calle se nos ha hecho la hora de comer. Aprovechamos que la Galería de los Uffizi está justo ahí al lado para comprobar si a esta hora hay mucha cola para entrar. Como no hemos comprado las entradas anticipadamente (os aconsejamos que lo hagáis si podéis) estamos a merced de la suerte al intentar descubrir a qué hora del día hay menos colas. Sin duda, no es ahora. Decidimos probar suerte en otro momento y nos vamos en busca del restaurante en el que vamos a comer hoy.
All’antico Vinaio: los mejores bocadillos de la ciudad
Se trata de All’antico Vinaio, situado en la Via dei Neri 74R. Cuando llegamos hay una cola larguísima en la puerta. Por suerte avanza bastante deprisa y no tenemos que esperar más de 20 minutos. Este local es muy famoso por sus fabulosos bocadillos, y no es para menos. Por tan solo 5€ cada uno, nos pedimos dos de los mejores bocadillos que hemos probado nunca: el Dante y la Favolosa. Y no solo están buenos, sino que son enormes. Os lo recomendamos totalmente.
Con los bocadillos en nuestro poder, nos toca encontrar algún lugar a la sombra donde sentarnos a hincarles en diente. Optamos por volver a la Piazza di Santa Croce y comer en la escalinata de la iglesia. Una mujer nos para por el camino. Quiere saber dónde hemos comprado este bocadillo que tiene tan buena pinta. Le damos las indicaciones y apretamos el paso, ¡estamos famélicos!
Ya con el estómago lleno nos dedicamos a pasear sin prisas por las callejuelas de Florencia. En la Via del Proconsolo entramos a echar un vistazo a la Badia Fiorentina, aprovechando que la entrada es gratuita. Esta antigua abadía benedictina tiene relación directa con Dante, cuya casa-museo se encuentra casi a la vuelta de la esquina. Si creéis que os puede interesar esta visita, en la página web del Museo Casa di Dante encontraréis información sobre precios y horarios. Nosotros no entramos, así que no os podemos decir si vale la pena o no.
Mercato del Porcellino: entre la tradición y la superstición
No muy lejos de allí está la iglesia de Orsanmichele, con estatuas de artistas como Donatello o Ghiberti. Nuestro recorrido nos lleva a continuación hasta el Mercato del Porcellino, una auténtica trampa para turistas. Situado en la Piazza del Mercato Nuovo, este mercado ha perdido cualquier rastro de autenticidad que pudiera conservar y se ha convertido en un conjunto de tenderetes en los que se venden souvenirs para los turistas.
Lo que atrae a los visitantes es una pequeña fuente con un jabalí de bronce. Se supone que hay que frotar el hocico del jabalí y meter una moneda en su boca. Si la moneda pasa a través de una rejilla hasta donde cae el agua, entonces el afortunado visitante tendrá buena suerte y regresará a Florencia. Asistimos asombrados al espectáculo de decenas de personas siguiendo el ritual, en el que nosotros no participamos.
Ponte Vecchio: uno de los puentes más bonitos del mundo
Retomamos el paseo en dirección a uno de los rincones más especiales de Florencia: el Ponte Vecchio. Para tener las mejores vistas posibles nos encaminamos primero hacia el Ponte Santa Trinita. Podemos contemplar al fin uno de los puentes más bonitos del mundo y una de las visitas imprescindibles en cualquier viaje a Florencia.
El río Arno discurre tranquilo bajo el puente, ajeno a las hordas de turistas que se agolpan sobre él. Las casas que sobresalen del puente y cuelgan sobre el río están ocupadas enteramente por joyerías y talleres de orfebrería. Antiguamente se encontraban aquí comercios de todo tipo, especialmente carnicerías. Pero ya en el siglo XVI, debido a los malos olores, se prohibió a los carniceros seguir comerciando en el puente. En su lugar, fueron reemplazados por el gremio de joyeros y orfebres, que siguen aquí a día de hoy.
Sobre el puente discurre también el Corredor Vasariano, un pasadizo cerrado que conectaba el Palazzo Vecchio con el Palazzo Pitti, pasando por la Galería de los Uffizi. Fue ordenado construir por Cosimo I de Medici, para poder moverse libremente desde su residencia privada hasta el Palazzo Vecchio. Fue para no ofender a su delicada nariz que se obligó a los carniceros a abandonar el puente.
Una iglesia ortodoxa en el corazón de la Florencia católica
Dispuestos a ver el Ponte Vecchio más de cerca, cruzamos hasta la orilla sur y recorremos el Borgo S. Jacopo hasta llegar a él. Por el camino nos cruzamos con una iglesia griega ortodoxa, la iglesia de San Jacopo Soprarno. Tras echar un vistazo a su interior llegamos finalmente al Ponte Vecchio.
El puente es bastante estrecho y está llenísimo de gente. En algunos momentos se hace difícil caminar sin chocar con alguien sin querer. Aunque el puente es muy bonito, con tanta gente se hace difícil pararse a apreciar su belleza.
Piazza della Repubblica: una plaza muy elegante
Dejamos atrás el gentío y nos dirigimos a la más tranquila Piazza della Repubblica. No es la plaza más bonita de Florencia, aunque cuenta con un bonito carrusel que le aporta un toque de alegría. En esta plaza se encuentra una de las cafeterías históricas más conocidas de la ciudad. Se trata del Caffè Gilli, que data de 1733 y donde se puede tomar un café y alguno de sus dulces a un precio desorbitado. Aunque sin duda la decoración clásica y elegante del local debe de merecer la pena, no nos gusta que nos roben a mano armada por un simple café. Teniendo en cuenta que en muchos bares frecuentados por florentinos se puede degustar un café espresso por 0,80€, ¿quién querría pagar más de 3€?
Después de un día tan completo como el de hoy, empezamos a estar bastante cansados. Decidimos regresar al camping a coger fuerzas para mañana. Nos encaminamos hacia la Piazza di Santa Maria Novella a coger el autobús. Por el camino pasamos por la Via de’ Tornabuoni. Es una de las calles más caras de Florencia, con las tiendas más exclusivas. Allí se encuentra también en Palazzo Strozzi, uno de los museos de arte más importantes de la ciudad. La entrada cuesta 12€ y en su página web podéis consultar qué exposición temporal hay en cartel en las fechas de vuestra visita.
Santa Maria Novella: una iglesia con su propia farmacia
Finalmente llegamos a Santa Maria Novella y contemplamos la bonita fachada principal de la iglesia del mismo nombre. Es una plaza amplia, con unos bonitos parterres de flores y un ir y venir constante de gente. Nosotros no entramos a visitar el interior de la iglesia y nos conformamos con contemplar su bonito exterior, aunque el campanario cubierto de andamios estropea un poco las vistas. Si os apetece acceder al interior de la iglesia y a su claustro, tendréis que pagar. En su página web tenéis información sobre precios y horarios, e incluso podéis comprar las entradas online.
Muy cerca de la iglesia de Santa Maria Novella se encuentra la Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella. Esta antigua farmacia y perfumería data de 1612 y está en la Via della Scala 16. Aunque no tengáis intención de comprar ninguno de sus productos (que no son demasiado baratos aunque tampoco son prohibitivos), merece la pena que os acerquéis hasta aquí por lo impresionante que es el propio local.
Decorado con elegancia, iréis pasando de sala en sala, curioseando entre su gran oferta de jabones, perfumes, velas y productos de cosmética. La entrada es libre y gratuita, así que no desaprovechamos la ocasión. Y si os gustan tanto sus productos que os apetecería seguir usándolos una vez de vuelta a casa, sabed que tienen tres tiendas en España (en Barcelona, Madrid y Valencia). En su página web encontraréis las direcciones y toda la información sobre sus productos y su historia.
De vuelta a nuestro camping
Con esta última visita damos ya por finalizado nuestro primer día en Florencia. La parada del autobús se encuentra allí al lado, en la Piazza degli Ottaviani. Mientras esperamos a que llegue el bus, recapitulamos todo lo que hemos visto hoy. Florencia es sin duda una ciudad de lo más especial, de la que es difícil no enamorarse inmediatamente. Mañana nos espera un día igual de largo y agotador que el de hoy, pero sin duda merecerá totalmente la pena. Para cuando llegamos al camping estamos tan cansados que nos preparamos algo sencillo para cenar y nos acostamos bien temprano.
[…] ciudad. Tras un rápido desayuno nos acercamos a la parada del autobús que nos llevará al centro. El día de ayer dio mucho de sí, así que hoy nos vamos a tomar las cosas de manera más relajada y sin prisas. […]
[…] luego no os presentáis o llegáis tarde, os quedaréis sin ver la Cúpula. Como ya os contamos en este otro post, nosotros no habíamos comprado las entradas de forma anticipada. Eso hizo que en el momento de […]
[…] han convertido en nuestra ciudad italiana preferida. Después de conocer otras joyas como Venecia o Florencia, que también nos encantaron, la Ciudad Eterna se ha mantenido en primer lugar en nuestra […]
[…] puente es una de las imágenes más icónicas de Venecia. Aunque no nos pareció tan bonito como el Ponte Vecchio de Florencia (las comparaciones son odiosas, lo sabemos), sin duda es un rincón muy especial de la […]