Un viaje por carretera en California no sería lo mismo sin recorrer la Highway 1. La carretera circula pegada al océano Pacífico y ofrece algunos paisajes inolvidables a lo largo de su recorrido. En nuestro viaje por tierras americanas de septiembre de 2012 tuvimos la oportunidad de recorrerla en el tramo que lleva de Los Angeles a San Francisco, disfrutando de ese glorioso tramo de costa conocido como Big Sur.
La única pega que le podemos poner a nuestro paso por este precioso lugar es que lo hicimos todo de un tirón, ya que no disponíamos de más tiempo y debíamos llegar de Los Angeles a San Francisco en un solo día. Para contemplar los puntos más emblemáticos de Big Sur y hacer algunas breves paradas puede que sea suficiente, pero realmente convendría dedicarle más tiempo y quizá recorrerlo en dos o tres días para disfrutarlo como se merece. Como siempre, la falta de tiempo acaba siendo la gran enemiga del viajero.
A continuación os contamos lo que vimos a nuestro paso por Big Sur.
Los casi 750 km que hay entre Los Angeles y San Francisco dan para mucho. Son muchas horas de coche y siempre viene bien encontrar distracciones en el camino para hacer la conducción más amena. Después de un buen madrugón, a las seis de la mañana estamos ya en ruta. El trayecto hasta Santa Barbara transcurre sin muchos contratiempos. A partir de este punto dejamos atrás la gran ciudad de Los Angeles y sus alrededores para empezar a disfrutar de la carretera, atravesando pequeñas poblaciones costeras de vez en cuando.
En una cafetería que encontramos a pie de carretera paramos a desayunar unas esponjosas tortitas antes de continuar adelante.
Una breve parada en San Simeon
En San Simeon bajamos a estirar las piernas y damos un paseo por su bonito muelle de madera. Aunque luce el sol, un espeso banco de niebla se aproxima a la costa. Hace un viento bastante frío que no parece desalentar a las escasas personas que hay en esos momentos en la playa.
En San Simeon también se puede visitar el Hearst Castle, un castillo construido por un multimillonario excéntrico. Si os interesa verlo, la entrada cuesta 25 dólares por persona. Nosotros no fuimos a visitarlo, así que no os podemos contar de primera mano qué tal es la experiencia.
El lugar perfecto para contemplar una colonia de elefantes marinos
Tras retomar la carretera, a apenas 7 km del muelle de San Simeon, encontramos un lugar llamado Piedras Blancas Elephant Seal Rookery. Hay una amplia zona de aparcamiento donde a esta hora hay bastantes coches aparcados. Desde la carretera ya hemos visto algunos elefantes marinos, así que sin dudarlo nos paramos para disfrutar del espectáculo. El paisaje es precioso, y toda la playa está llena de elefantes marinos retozando al sol de la mañana.
Tras hacer muchas fotos seguimos con nuestra ruta. A partir de este punto una niebla espesa lo cubre todo e impide tener una buena visibilidad. Nos acompañará durante un buen trecho del recorrido que tenemos por delante, como una especie de aviso de lo que nos espera cuando lleguemos a San Francisco.
Un pedacito de paraíso llamado McWay Falls
Sin embargo, tenemos la enorme suerte de que cuando paramos a ver la McWay Falls el sol se pone de nuestra parte y se asoma brevemente por entre la niebla para dejarnos contemplar en todo su esplendor uno de los lugares más hermosos de todo Big Sur y que nadie debería dejar de ver en su recorrido por la costa californiana.
Esta bonita cascada se encuentra en el Julia Pfeiffer Burns State Park. Lo que la hace tan hermosa es que el agua cae a una playa virgen e inaccesible de aguas color turquesa. Es de una belleza sobrecogedora. Un corto sendero de tierra lleva hasta el mirador desde el que disfrutar de esta maravilla.
Tras volver de nuevo a la carretera el tiempo parece que va mejorando a medida que nos acercamos a Monterey, donde queremos parar a comer. Por el camino todavía pararemos algunas veces más para admirar el paisaje.
Llegada a Monterey
Cuando finalmente llegamos a Monterey ya son más de las cuatro de la tarde y nosotros aún no hemos comido. Medio desmayados del hambre vamos a comer a Bubba Gump antes de nada.
Tras saciar el hambre a base de gambas en el divertido restaurante inspirado en la película Forrest Gump, ya nos vemos con fuerzas de visitar esta bonita ciudad.
Monterey fue una población pesquera que contaba con una activa industria conservera. En Cannery Row todavía quedan algunas muestras de este pasado conservero, con interesantes edificios que se han conservado intactos, aunque ahora estén destinados al turismo.
La novela Cannery Row, de John Steinbeck, ofrece una interesante visión del pasado de esta población. Es una lectura muy recomendable para aquellos que vayáis a visitar este lugar.
También es interesante el papel que muchos españoles tuvieron en el pasado de Monterey. Muchos de ellos partieron del puerto de Málaga en la década 1920 para buscar aquí un empleo en la industria conservera.
Obviamente lo que impera hoy en día es el turismo. Todo está lleno de tiendas de recuerdos y de turistas, pero aún así se las han apañado para no perder del todo el encanto de ese pasado no tan lejano.
Tras dejar atrás Monterey, y sin haber tenido tiempo de conocer la vecina población de Carmel, continuamos ya sin más paradas hacia San Francisco, preparándonos para la siguiente etapa de nuestro viaje.
Big Sur ha sido una gran sorpresa para nosotros, con sus magníficos paisajes y sus elefantes marinos. Sin duda es algo que merece la pena ver en cualquier viaje a California.
[…] Los otros libros que compramos en la City Lights fueron de dos escritores californianos bien conocidos. Son Amy Tan y John Steinbeck. De Tan elegimos The Joy Luck Club, mientras que de Steinbeck nos decantamos por uno de sus pocos libros que aún no habíamos tenido el placer de leer, Cannery Row, cuya acción transcurre en la cercana y encantadora población de Monterrey. […]