Una de las imágenes que más se asocia con Los Angeles es la de sus famosas playas. Y entre ellas destaca la de Venice Beach. Con un paseo marítimo de lo más animado, una playa interminable y unos tranquilos canales por los que dar un agradable paseo, Venice resulta una visita totalmente imprescindible para el viajero.
Tras haber pasado parte de nuestro último día en Estados Unidos en Santa Monica, nos acercamos a descubrir la vecina Venice Beach. Para resumiros nuestra experiencia en dos palabras, os diremos que nos encantó.
Venice es sorprendente y a cada paso encuentras un rincón más peculiar e interesante que el anterior.
Venice: el sueño de un visionario
La existencia de Venice se debe al sueño de un hombre, Abbot Kinney. Kinney fue un conocido conservacionista y constructor. Tras haber viajado a Venecia, donde quedó encantado con sus canales, decidió construir su propia versión en lo que se llamó Venice of America. Aprovechando la zona pantanosa junto a la costa, empezó la construcción de los famosos canales de Venice.
Inaugurados el 4 de julio de 1905, incluían todo tipo de servicios y entretenimientos. Venice pronto fue conocida como «la Coney Island del Pacífico«, hasta que a finales de los años 20, una vez pasado el furor inicial, cayó progresivamente en el olvido. La mayoría de canales fueron tapados y reconvertidos en calles y carreteras. Hoy en día ocupan una extensión mucho más reducida que antaño, pero permiten hacerse una idea de lo que fueron en su momento.
Pasear por los canales, alejados del ruido del tráfico y del ajetreo de las calles comerciales, es todo un placer. Las casas que hay por allí son espectaculares, cada una de un estilo y color distinto. Bonitos puentes de madera permiten cruzar de un lado a otro de los canales, y hay pequeñas embarcaciones amarradas. ¡Incluso una góndola veneciana!.
Venice Beach: mucho más que playas
Mientras nos acercamos en coche desde Santa Monica, ya nos damos cuenta de que Venice es mucho más que su playa y sus canales. Circulamos por Main Street, una animada calle llena de tiendas, restaurantes y cafeterías. Por primera vez nos topamos con un lugar que invita a pasear, al contrario que la ciudad de Los Angeles. Main Street está flanqueada por edificios bajos y palmeras y tiene ese ambiente que se suele asociar con unas vacaciones en la playa.
Un edificio que nos llama mucho la atención, hasta el punto de pararnos en doble fila a sacarle una foto, es el Binoculars Building. Está situado en el número 340 de Main Street y fue diseñado por el arquitecto Frank Gehry.
Los enormes prismáticos que dan nombre al edificio son obra de Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen. Las obras de grandes dimensiones de esta pareja de escultores son bien conocidas y están repartidas por todo el mundo. En San Francisco tuvimos ocasión de contemplar su famosa Cupid’s Span, y ahora nos entretenemos unos minutos con sus llamativos prismáticos.
Si se sigue por Main Street se llega a Abbot Kinney Boulevard. Este bulevar también es perfecto para pasear, mirar escaparates o comer algo en cualquiera de sus restaurantes.
Arte urbano en cada esquina
En Venice Beach el street art se encuentra por todas partes. En cualquier fachada o rincón se pueden encontrar graffitis y murales asombrosos. Toda esta zona es un hervidero de creatividad y gente de lo más variopinta contribuye con su arte a crear un ambiente alternativo en el que poder expresarse más libremente.
Un paseo marítimo muy animado
En Venice hay dos zonas muy bien diferenciadas. Por un lado están sus famosos canales. Y por el otro, su no menos famosa playa y el paseo marítimo. Los canales nos han gustado mucho, y ahora vamos dispuestos a conocer esa otra faceta más playera de Venice Beach.
Dejamos el coche en el aparcamiento que hay junto a la playa, al final de N Venice Boulevard y vamos dando un paseo por Ocean Front Walk. A esta hora de la mañana el paseo marítimo está muy animado. Está lleno de turistas y de gente «peculiar».
Si hay algo que llama enseguida la atención es la cantidad de gente rara y vagabundos que deambula por allí. Por la noche, cuando ya se han ido todos los turistas, el ambiente de la zona no es tan agradable, pero a plena luz del día se puede pasear tranquilamente.
Ocean Front Walk está repleto de tiendas de gafas de sol y camisetas, de locales de comida rápida, de gente que vende todo tipo de cosas en tenderetes y de artistas callejeros. Todo es de colores brillantes y vistosos y hay mucho ambiente.
Pasamos junto a las pistas para hacer skate y junto al famoso Muscle Beach, donde Arnold Schwarzenegger iba en sus años mozos a ponerse cachas, pero en estos momentos no hay nadie haciendo pesas.
A remojo en el océano Pacífico
Evidentemente no podíamos dejar pasar la oportunidad de acercarnos a la orilla y mojarnos los pies en el océano Pacífico. Además, eso nos permite contemplar más de cerca las famosas casetas de los vigilantes de la playa. Uno de ellos está barriendo la arena de la rampa de acceso y podemos sacarle fotos. Cuando se da cuenta, lejos de enfadarse, se pone a posar para nosotros descaradamente.
Las ricas salchichas de Jody Maroni’s
Aprovechando que se nos ha hecho la hora de comer, nos acercamos a Jody Maroni’s Sausage Kingdom. Este local, especializado en salchichas, está en el 2011 de Ocean Front Walk. Tiene un menú muy completo, con una gran variedad entre las que elegir.
El espacio para sentarse es bastante escaso, pero siempre se puede pedir un menú para llevar y sentarse en cualquier banco del paseo marítimo mientras se contempla el ir y venir de la gente. Esta deliciosa comida supone una excelente despedida para el fantástico día que hemos pasado en Venice Beach.
Venice nos ha sorprendido con sus contrastes. Se pasa de la tranquilidad de sus canales al bullicio de la playa, pero sin perder ni un ápice de encanto. Es uno de nuestros rincones favoritos de Los Angeles, sin duda.
Tras esta breve visita a Venice volvemos a Santa Monica, donde terminaremos de pasar este último día antes de volver a casa.