Aunque Italia es un país al que habíamos viajado en varias ocasiones, la zona de los Alpes seguía en nuestra lista de destinos pendientes. Para saldar esta cuenta pendiente decidimos ir a por todas y, en un mismo viaje, explorar tanto los Dolomitas como el Valle de Aosta. Quizá no fue la elección más sabia, ya que la distancia que tuvimos que recorrer por carretera fue enorme. Como la mayoría de personas deciden centrarse en una región o en la otra (no las dos en un mismo viaje) hemos optado por separar ambos destinos como si hubieran sido dos viajes distintos.
Aunque los Dolomitas son realmente espectaculares y merece muchísimo la pena conocerlos, la verdad es que guardamos mejor recuerdo de nuestra experiencia en el Valle de Aosta. Mientras que los Dolomitas están saturados a tope a causa del turismo de masas, el Valle de Aosta es mucho más tranquilo y no está ni de lejos tan masificado. Si viajáis en coche desde España, como hicimos nosotros, el Valle de Aosta resulta un destino mucho más cercano que los Dolomitas, lo que siempre supone un ahorro importante en cuanto a gasolina y peajes se refiere. Cuenta con unos paisajes maravillosos, un parque nacional espectacular, unos pueblecitos encantadores, multitud de castillos medievales y una gastronomía exquisita.
Además de todo lo anterior, su cercanía a Turín (a unos 130 km de Aosta) hace que esta interesante ciudad sea un punto de partida excelente para los que opten por viajar en avión y alquilar un coche una vez allí. Sobre nuestra visita a Turín tenéis más información en este otro post.
Una región fronteriza con Francia y Suiza
El Valle de Aosta se localiza al noroeste de Italia y es la región más pequeña y menos poblada del país. Hace frontera con el Piamonte, Francia y Suiza. Tiene comunicación directa con Francia a través del túnel de Mont Blanc, que comunica las poblaciones de Courmayeur (Italia) y Chamonix (Francia). El túnel es tan caro (podéis consultar las tarifas aquí) que ni se nos pasó por la cabeza utilizarlo, pero es cierto que es la opción más corta y rápida para atravesar los Alpes y cruzar de un país a otro. En el caso de Suiza, el Gran San Bernardo es el paso de montaña que comunica ambos países (Martigny en la vertiente suiza y Saint-Rhémy-en-Bosses en el Valle de Aosta). También cuenta con un túnel y las tarifas (que podéis consultar aquí) son algo más asequibles que las del Mont Blanc.
Debido a su ubicación, en el Valle de Aosta no solo se habla italiano: el francés y el valesano (un dialecto del alemán llamado walser hablado en Suiza) también tienen cabida en este pequeño rincón multicultural de los Alpes. La ciudad de Aosta es la capital de la región. Es de origen romano y la importancia de sus hallazgos arqueológicos le ha valido el sobrenombre de “la Roma de los Alpes”.
En todo el valle abundan también los castillos de la época medieval, muchos de ellos en un magnífico estado de conservación y abiertos al público. Pero, si bien el Valle de Aosta es interesante desde un punto de vista cultural, su punto fuerte son sus paisajes y la gran cantidad de excursiones y rutas que se pueden hacer.
Valle de Aosta: en el corazón de los Alpes
El Valle de Aosta consiste en un gran valle glacial atravesado por otros valles más pequeños. Aquí se localizan algunos de los picos más altos y famosos de los Alpes. Un buen ejemplo son los míticos Mont Blanc o Monte Bianco y Matterhorn o Monte Cervino, ambos por encima de los 4.000 metros de altitud. No es de extrañar que este rincón de los Alpes sea un destino de ensueño para alpinistas de todo el mundo.
En esta zona hay unas excelentes pistas de esquí en invierno (Courmayeur, Breuil-Cervinia o Monte Rosa son algunas de ellas) y muchas rutas de senderismo en verano. El parque nacional Gran Paradiso, el más antiguo de Italia, es absolutamente espectacular. Se fundó en 1922, después de que Vittorio Emanuele II cediera su coto de caza particular al estado italiano. Está compuesto por cinco valles: Cogne, Valsavarenche y Rhêmes en el Valle de Aosta, y Orco y Soana en el Piamonte. En él se pueden hacer numerosas excursiones de distintos niveles de dificultad. Sobre el parque nacional Gran Paradiso os daremos mucha más información en otro post.
Nuestra ruta por el Valle de Aosta
Los 5 días que pasamos en el Valle de Aosta nos permitieron visitar algunos de los lugares más bonitos e interesantes de la región. Aunque evidentemente no tuvimos tiempo de verlo todo, sí que nos llevamos una buena visión de conjunto. A continuación vamos a detallar la ruta que seguimos y las visitas que hicimos a diario, por si os sirve de ayuda a la hora de planificar la vuestra. Hay que tener en cuenta que nuestra base de operaciones fue la misma todo el tiempo: el Camping Monte Bianco, en Sarre (a las afueras de Aosta). Con una localización bastante céntrica, no tuvimos que recorrer demasiados kilómetros ninguno de los días.
Día 1
Nuestro primer día en el Valle de Aosta lo dedicamos a conocer su animada capital, Aosta. También nos adentramos en el parque nacional Gran Paradiso, concretamente en el valle de Cogne. Realizamos una bonita excursión hasta las Cascate di Lillaz, comemos una deliciosa fonduta en Cogne después de dar un paseo por el pueblo y, finalmente, hacemos una breve parada en el acueducto romano de Pont-d’Ael.
Día 2
Seguimos descubriendo el espectacular parque nacional Gran Paradiso. En esta ocasión nos dirigimos hacia el valle de Valsavarenche para realizar la excursión que conduce hasta el refugio Vittorio Emanuele. A la vuelta paramos en la pequeña población de Sarre (donde se encuentra nuestro camping) y nos acercamos hasta su castillo.
Día 3
De los muchos castillos medievales que salpican el Valle de Aosta, elegimos visitar el de Fénis. Está en perfecto estado de conservación y, aunque el interior no cuenta con mucho mobiliario, es una auténtica maravilla. Después nos dirigimos a Valgrisenche, una pequeña población envuelta por imponentes montañas.
Día 4
No nos queremos marchar del Valle de Aosta sin acercarnos hasta las impresionantes Cascate del Rutor, sin duda las más bonitas de la región. Al finalizar la excursión hacemos una breve parada en La Thuile, el pueblo en el que se localizan las cascadas.
Día 5
Nuestro último día en el Valle de Aosta lo dedicamos a una actividad muy especial. En Courmayeur tomamos un teleférico que nos llevará hasta los 3.466 metros de altitud de Punta Helbronner. Se trata del Skyway Monte Bianco, desde el cual se tienen unas vistas excepcionales del Mont Blanc y otros muchos impresionantes picos de los Alpes. Tras esta increíble experiencia hacemos una breve parada en la última población que vamos a visitar en el Valle de Aosta: Morgex.
Nuestro alojamiento en el Valle de Aosta
Como en muchos otros viajes anteriores, para recorrer tanto el Valle de Aosta como los Dolomitas optamos por ir de camping. Viajar en nuestro propio coche desde casa tiene muchas ventajas. Una de las más obvias es la posibilidad de cargar con todo el equipaje que uno quiera. Eso nos permite poder llevar la tienda de campaña y todo el material de acampada necesario para disfrutar de una estancia lo más agradable posible mientras ahorramos una fortuna en alojamiento.
En el Valle de Aosta elegimos el Camping Monte Bianco para pasar un total de 6 noches. Su excelente ubicación fue uno de los factores clave a la hora de decantarnos por él. Se encuentra en Sarre, a menos de 5 km del centro de Aosta. Al estar tan cerca de la ciudad cuenta con restaurantes, supermercados y otras tiendas a menos de 5 minutos en coche. El precio fue otro factor a tener en cuenta a la hora de elegir este camping: tan solo nos costó 25,50€ por noche.
En cuanto a las instalaciones solo podemos decir que estuvimos muy a gusto. El camping es pequeñito y acogedor. Los baños son amplios y están muy limpios. Las duchas de agua caliente son de pago (5:30 minutos por 0,50€), pero las de agua fría son gratuitas. En los baños no hay papel higiénico, pero en los campings de Italia es muy habitual y pronto se acostumbra uno a ir siempre con un rollo encima.
El wifi funciona muy bien y es gratuito. Hay un pequeño rincón con un par de sofás, una mesa de ping-pong y una zona de juegos infantil. Incluso tienen una mini biblioteca en una vieja cabina telefónica. La verdad es que nuestra estancia en el Camping Monte Bianco fue excelente y quedamos muy satisfechos con nuestra experiencia en él.
Gastronomía típica del Valle de Aosta
Como en toda Italia, en el Valle de Aosta se come de maravilla. Siendo una zona montañosa y con unos inviernos muy fríos, es normal que sopas y guisos sean muy habituales dentro de la gastronomía valdostana. Las patatas, que crecen muy bien en el clima de la región, se emplean en muchas recetas. La carne, ya sea de ternera o de caza, también es muy habitual. Otro producto bastante habitual son las setas de temporada.
Dada la gran cantidad de vacas que veréis pastando en los prados del Valle de Aosta, no es de extrañar que la leche y sus derivados sean uno de los puntos fuertes de la gastronomía valdostana. Además de deliciosos quesos como el famoso Fontina, en cualquier supermercado encontraréis una variedad enorme de yogures y mantequillas.
En cuanto a frutas, las peras y manzanas son muy abundantes. De las distintas variedades de manzana que se cultivan en el Valle de Aosta, la reineta es quizá la más destacada. Las castañas, con las que llega incluso a elaborarse harina para hacer pasta, son otro de los productos estrella de la región, junto con las nueces.
A continuación os enumeramos algunos de los platos o productos que, a nuestro parecer, no debéis dejar de probar durante vuestro viaje al Valle de Aosta.
Queso Fontina
Uno de los productos estrella de la gastronomía del Valle de Aosta es el queso Fontina, con Denominación de Origen Protegida. Se elabora con leche de vaca y tiene un sabor suave. Es el ingrediente principal de la fonduta, que es como se llama a la fondue en Italia. Si sois amantes del queso no dejéis pasar la ocasión de probarla porque es una verdadera delicia. Nosotros pudimos degustar una excelente fonduta alla valdostana en Cogne, concretamente en Bar à Fromage, uno de los restaurantes del Hotel Bellevue. Iba acompañada de ensalada verde, pan y mocetta o motzetta (una sabrosa carne seca).
Otra buen lugar donde comprar queso Fontina está a las afueras de Cogne. Se trata de uno de los puntos de venta oficiales de la Cooperativa Produttori Latte e Fontina. Al no disponer de nevera en la que guardar el queso hasta regresar a casa, nos decantamos por comprar una lata de fonduta alla valdostana lista para usar.
El queso Fontina no es el único que se elabora en el Valle de Aosta. Entre otras variedades destacan el reblec (un queso fresco de textura cremosa), la Toma di Gressoney (un queso semiduro), el Salignön (un queso ricotta picante aderezado con sal, pimienta, guindilla y hierbas aromáticas) o el Fromadzo, también con D.O.P.
Polenta
La polenta, elaborada a base de sémola de maíz, es uno de los platos más conocidos de la gastronomía italiana. En el Valle de Aosta le dan un toque especial al añadirle queso Fontina y gratinarla al horno. Ya sea como acompañamiento de una rica carbonada o como primer plato, la polenta alla valdostana está buenísima. Un buen sitio para probarla es el Ristorante Trattoria di Campagna, a un par de minutos a pie del camping donde nos alojamos.
Carbonada
Mucho ojo: no hay que confundir la carbonada, un guiso a base de carne de ternera, con la famosa salsa carbonara. La carbonada valdostana es un sabroso plato de carne de ternera que se aromatiza con bayas de enebro y se cuece en vino tinto. Lo más habitual es que se sirva acompañada de polenta.
Lard d’Arnad
Esta exquisitez cuenta con Denominación de Origen Protegida. Esta panceta curada se aromatiza con especias y hierbas de montaña y es de color blanco con alguna veta rosada. Su textura es blanda y grasienta y se come cortada en lonchas muy finas que se deshacen en la boca. Suele servirse como aperitivo o entrante, habitualmente sobre una rebanada de pan negro (también típico del Valle de Aosta, donde se llama pan ner) y con un poco de miel. Además de probarla así, también la pudimos degustar en una deliciosa pizza.
Zuppa alla Valpellinese
Esta sopa se elabora con repollo o berza, pan, caldo de carne, mantequilla y queso Fontina. Una vez está lista, se espolvorea con un poco de canela y se cuece al horno. Se sirve muy caliente, así que es ideal para los fríos meses de invierno.
Crepes a la valdostana
Esta deliciosa versión salada de las clásicas crepes incluye un relleno de queso Fontina y jamón cocido. La crepe se cubre con bechamel y se gratina al horno, hasta que queda bien doradita. Además de probarlas en algún restaurante, también es frecuente encontrarlas en la sección de comida preparada de algunos supermercados (como los de la cadena Conad, por ejemplo). En nuestro caso, preparamos un picnic a base de pizza, ensalada de patata, pollo empanado y una crepe a la valdostana que estaba riquísima.
Jambon de Bosses
De entre los muchos embutidos que se elaboran en Italia, el Valle de Aosta destaca por dos de ellos. Uno es el Jambon de Bosses, con D.O.P. Este jamón se elabora a 1.600 metros de altitud, en la localidad de Saint-Rhémy-en-Bosses. Tanto el clima como el proceso de curación (durante el que se aromatiza con enebro, tomillo y heno) son un factor clave a la hora de obtener este delicioso y aromático jamón.
Boudin
El otro embutido que os recomendamos probar durante vuestra visita al Valle de Aosta es el boudin. Se trata de una morcilla de un peculiar color rosado y sabor dulce, ya que uno de sus ingredientes principales (además de la patata) es la remolacha. En muchos supermercados lo encontraréis envasado al vacío y sin refrigerar, por lo que os lo podéis llevar a casa sin ningún problema ya que no hace falta conservarlo en la nevera.
Hay un tercer embutido que nos hubiera gustado probar pero que no encontramos en ninguna parte. Se llama teuteun y consiste en ubre de ternera en salazón aromatizada con salvia, laurel y romero, entre otras especias. Tras dejarlo macerar durante varios días, se cuece al baño maría en unos moldes rectangulares y ya está listo para degustar.
Tegole
De los dulces elaborados en el Valle de Aosta destacamos las tegole. Estas galletas en forma de teja (de ahí su nombre) se elaboran con avellanas, azúcar, clara de huevo y harina.
Una región que merece la pena descubrir
Esperamos que tras esta breve introducción os hayan entrado ganas de conocer el Valle de Aosta. En los siguientes posts iremos profundizando en cada uno de los lugares que visitamos. Si os animáis a viajar a esta bonita región italiana estamos seguros de que os gustará tanto como a nosotros.
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