A apenas 10 kilómetros de Villaviciosa se encuentra el precioso pueblo marinero de Tazones. Está compuesto por los barrios de San Miguel y San Roque, ambos declarados Conjunto Histórico Artístico. Tazones también está incluido en el listado de Los Pueblos más Bonitos de España. Razones no le faltan, desde luego.
Pero, además de por la belleza natural de la pequeña ensenada en la que se asienta o de sus encantadoras calles empedradas, Tazones es también importante desde un punto de vista histórico. Aquí fue donde, de forma un tanto accidental, desembarcó el futuro rey Carlos I en el año 1517 cuando iba de camino a tomar posesión del reino.
Cómo llegar a Tazones
Para llegar a Tazones desde Villaviciosa, hay que tomar la carretera AS-256. Pasados unos 6 km aproximadamente encontraréis es desvío hacia la VV-5, que os llevará directamente a vuestro destino. Aprovechad el trayecto para disfrutar del paisaje, ya que tendréis unas vistas magníficas de la ría de Villaviciosa durante los primeros kilómetros del recorrido.
Una vez en Tazones, encontraréis un aparcamiento gratuito a la entrada del pueblo, junto a la iglesia de San Miguel. Aunque es bastante amplio, en temporada alta se llena pronto. Por ese motivo se ha habilitado una segunda zona de aparcamiento un poco más arriba, pero esa es de pago.
Un precioso pueblo marinero
Dar un paseo por Tazones es como viajar al pasado. En sus estrechas calles empedradas parece que se ha detenido el tiempo. Las casas, con sus fachadas encaladas, se encaraman sin orden ni concierto por las laderas que rodean este pequeño puerto natural de la cosa asturiana. Toques de color azul, verde y rojo decoran puertas, ventanas y balcones de madera. Las hortensias en flor alegran las calles y un gato soñoliento nos observa pasar sin inmutarse.
Tazones es un pueblo muy pequeño, pero conviene recorrerlo sin prisas porque cada rincón merece la pena. Hay unos pocos bares y restaurantes y alguna que otra tienda en la que comprar algún producto típico de la zona, pero por lo general la imagen que nos llevamos a primera hora de la mañana es la de una localidad tranquila y donde todavía es posible disfrutar de un ritmo de vida pausado.
El ambiente marinero impregna las callejuelas de Tazones. En el pasado fue un importante puerto ballenero y actualmente sigue contando con un puerto pesquero en activo. A pesar de su reducido tamaño, el puerto de Tazones tuvo una gran relevancia comercial. Tanto es así que, durante los siglos XV y XVI, numerosos barcos procedentes de Europa recalaban aquí para intercambiar todo tipo de bienes.
Toda una vida dedicada al mar
Como en tantos otros pueblos dedicados a la pesca en general, y a la caza de ballenas en particular, esta era una actividad en la que se implicaban todos los vecinos. En Tazones, la plaza del Riveru era el centro neurálgico de la población. Todavía se conservan un par cabestrantes (tanto manual como eléctrico) empleados para meter y sacar del agua las embarcaciones.
Cuando los marineros regresaban con la captura del día, en la plaza estaban esperando las mujeres, listas para ocuparse de la venta y distribución. También era aquí donde se llevaba a cabo el despiece de las ballenas. Todo el mundo participaba de una forma u otra: hombres, mujeres e incluso niños.
Mientras paseamos por las calles de Tazones nos encontramos con un mirador que ofrece unas vistas estupendas. Se trata del Mirador de les Muyeres. Aquí se reunían las mujeres del pueblo a la espera de ver regresar a sus maridos tras un día faenando en alta mar.
El desembarco de Carlos I
Como explica un letrero, puede que fuera desde este mirador desde donde se avistó a la flota del rey Carlos I llegando al puerto de Tazones el 19 de septiembre de 1517. Se habían desviado de su ruta original a causa de una gran tormenta y terminaron recalando en esta pequeña población. Todo el mundo se volcó en darle al futuro rey (que precisamente llegaba desde Flandes para asistir a su coronación), a su hermana y a todo su séquito un recibimiento a su altura. Como en Tazones no había ningún alojamiento digno de alguien de su categoría, se le escoltó hasta la cercana Villaviciosa, sobre la que os contaremos más en otro post. Fue tal la importancia de este hecho histórico que cada mes de agosto se celebra una representación del desembarco.
Si os apetece estirar las piernas un poco más, podéis realizar la Ruta del Azabache (PR-AS 199). El sendero comienza detrás de la Casa de las Conchas y pasa por el Faro de Tazones. El recorrido termina junto a la entrada de una vieja mina de azabache. Es una ruta sencilla, apta para niños y con poco desnivel. Entre la ida y la vuelta son unos 9,6 km y se puede completar en menos de 4 horas.
Nosotros nos decantamos por finalizar la visita a Tazones sin realizar esta pequeña excursión. Podemos afirmar que esta población nos ha encantado y se ha convertido en una de nuestras preferidas en Asturias.