De las muchas excursiones que se pueden realizar en el Parque Nacional de los Picos de Europa, la más popular es la llamada Senda del Cares. Sin una gran dificultad técnica, aunque con ciertos peligros, es una ruta que recorre el angosto desfiladero excavado por el río Cares entre los macizos Central y Occidental de los Picos. Aunque no recomendamos realizarla si vais con niños muy pequeños, lo cierto es que es una excursión muy bonita que merece mucho la pena. Os contamos todos los detalles a continuación.
Una excursión fácil pero larga
La Senda del Cares es una ruta lineal que une las poblaciones de Poncebos (en Asturias) y Caín (en León). La veréis señalizada como PR-PNPE 3. Es una ruta fácil, sin apenas desnivel, pero bastante larga. La distancia es de 12 km entre Caín y Poncebos (o entre Poncebos y Caín, da igual el extremo por el que comencéis). El hecho de que sea una ruta lineal y no circular, quiere decir que tocará realizar el trayecto de vuelta por el mismo camino, por lo que la distancia total será de 24 km. Si habéis dejado vuestro coche en uno de los extremos, os tocará hacer el recorrido completo para volver al punto de inicio.
Como no todo el mundo puede o quiere realizar los 24 km de ida y vuelta, hay un servicio de taxi que os puede llevar de una población a la otra, con lo que solo deberéis caminar 12 km. Otra opción, que es la que elegimos nosotros, es realizar tan solo una parte del camino y luego regresar. Dependiendo de vuestro nivel de forma física y de vuestros intereses, podéis organizar esta excursión por la Senda del Cares según os convenga.
En nuestro caso, nos decantamos por hacer solo una parte de la ruta. Elegimos la población de Caín como el punto de inicio y recorrimos unos 4,5 km de la Senda del Cares antes de dar media vuelta y regresar a Caín. Fue una distancia lo suficientemente larga como para disfrutar del precioso paisaje sin acabar extenuados. Además, partiendo desde Caín nos ahorramos el desnivel más grande de la ruta, que se encuentra en las proximidades de Poncebos.
Transporte público para realizar la Senda del Cares desde Poncebos
Como la Senda del Cares es tan popular y las plazas de aparcamiento en Poncebos son muy limitadas, la empresa de autobuses ALSA habilita un servicio de bus lanzadera en temporada alta. Se deja el coche en Arenas de Cabrales (hay tres grandes aparcamientos disponibles) y se toma el autobús hasta Poncebos. El autobús también tiene parada en el funicular de Bulnes, Tielve y Sotres, por lo que es una forma ideal de recorrer la zona sin preocuparse por dónde dejar el coche. Además, el precio del billete sencillo hasta Poncebos es de solo 1,55€ (3,00€ para el billete de ida y vuelta), lo que lo convierte en una opción muy económica además de práctica.
Una senda no exenta de peligros
La Senda del Cares, pese a su apenas nula dificultad técnica, está considerada una senda peligrosa. Tened en cuenta que el sendero es bastante estrecho. Va pegado a la pared de roca por uno de sus lados, pero el otro lado da al barranco y no existe ningún tipo de barandilla ni protección. Una caída puede ser mortal y, desgraciadamente, es algo que ocurre de vez en cuando. Mucho ojo si os acercáis al borde del precipicio para haceros una foto o admirar las vistas. Aunque no hay ninguna restricción al respecto, en nuestra opinión esta ruta no es recomendable para niños pequeños, ya que el riesgo de accidente es elevado.
Otro peligro es el desprendimiento de rocas. Poco después de nuestra visita, una mujer resultó herida al caerle encima una roca de gran tamaño. Este tipo de accidentes son imprevisibles, pero conviene saber que es algo que puede llegar a suceder.
Hay otra situación que, aunque no lo parezca, puede convertirse en un peligro en un abrir y cerrar de ojos. A lo largo de la Senda del Cares os podéis encontrar con cabras, que se pasean por allí libremente. En circunstancias normales no habría ningún problema, pero con un sendero tan estrecho y pegado a un barranco, hay que extremar las precauciones. Lo mejor es arrimarse a la pared y dejar que pasen. Y, por supuesto, no intentéis tocarlas, porque algunas (especialmente los machos) tienen muy mal carácter y os pueden embestir.
Algunos consejos prácticos antes de comenzar la Senda del Cares
Un consejo que os damos es que hagáis la ruta tan temprano por la mañana como os sea posible. La Senda del Cares es la excursión más famosa de los Picos de Europa y cada año la realizan varios cientos de miles de personas (la mayoría en los meses de julio y agosto). Si queréis evitar la masificación, id bien temprano. También os será más fácil encontrar aparcamiento, ya que las plazas son limitadas y cuanto más tarde lleguéis, más difícil será encontrar un hueco donde dejar el coche.
No os olvidéis de llevar unas buenas botas de montaña. Con las piedras sueltas que puede haber en el camino, nadie quiere resbalar y acabar en el fondo del barranco. Usad protector solar y una gorra, porque según la orientación del sol, no encontraréis mucha sombra bajo la que resguardaros. En verano puede llegar a hacer mucho calor, así que cargad con suficiente agua y no os olvidéis de llevar algo de comida para reponer fuerzas. Los túneles que encontraréis por el camino no son demasiado largos, pero dentro está muy oscuro. Para evitar tropiezos y coscorrones, mejor usar una linterna (la del teléfono móvil será más que suficiente).
La Garganta Divina del Cares
Este es el sobrenombre de la Senda del Cares, y la verdad es que no es para menos. Aunque no es ni mucho menos el único desfiladero de estas características que se puede recorrer en España, probablemente sea uno de los más bonitos al encontrarse en el corazón de los espectaculares Picos de Europa.
Comenzamos la ruta en Caín y lo primero que nos encontramos es una pequeña presa y un primer puente justo a la entrada del desfiladero. Las aguas del río Cares son cristalinas y podemos ver numerosos peces nadando en la parte más profunda. En este tramo inicial del camino hay que atravesar varios túneles excavados directamente en la roca. Son obra de los operarios que abrieron la senda a principios del siglo XX para poder encargarse del mantenimiento del canal de agua que se construyó entre Caín y Poncebos con fines hidroeléctricos. A lo largo del camino nos iremos cruzando con tramos de ese canal, en el que por razones obvias está prohibido meterse.
A medida que avanzamos, el desfiladero se hace más profundo. El río queda tan por debajo de nosotros que en algunos momentos ni siquiera alcanzamos a verlo. Cruzamos un primer puente, el de Los Rebecos, y dejamos el Cares a nuestra izquierda. Hasta ahora hemos tenido el río a nuestra derecha, pero durante unos 300 metros vamos a ir por el lado contrario hasta llegar al siguiente puente, el puente Bolín, que nos permite cruzar el río de nuevo.
La Pasarela de los Martínez
Continuamos adelante y nos topamos con la primera cabra que veremos en la Senda del Cares. Ella está tan tranquila mordisqueando unas hierbas, así que la esquivamos y seguimos nuestro camino. Enseguida llegamos a la Pasarela de los Martínez, cuya construcción se llevó a cabo entre abril y julio de 2012 tras un desprendimiento que dejó la senda completamente intransitable. Un bloque de roca de más de mil toneladas se llevó por delante un tramo del camino, cortando por completo la circulación. Fue necesario usar mulas y helicópteros para traer hasta aquí los materiales necesarios para construir la pasarela. Los operarios tuvieron que trabajar colgados del vacío y con arneses de seguridad, pero en un tiempo récord consiguieron reabrir la Senda del Cares.
No mucho antes de llegar a la pasarela nos hemos encontrado con unos trabajadores que están arreglando un trozo del sendero. Ha habido un pequeño desprendimiento de tierra y ha sido necesario colocar unos andamios metálicos con los que salvar este tramo del camino. Da un poco de impresión ver el vacío a través de la rejilla metálica, así que no queremos imaginarnos a esos trabajadores durante la construcción de la pasarela, que se alza precisamente en el punto más profundo de la Senda del Cares, donde el precipicio alcanza más de 80 metros de profundidad.
La Pasarela de los Martínez recibió este nombre en honor a Víctor Martínez y sus dos hijos, Alfonso y Juan Tomás. Todos ellos fueron guías y guardas en los Picos de Europa, además de grandes montañeros que abrieron algunas de las vías más utilizadas para subir a la cima del Naranjo de Bulnes, como la Vía Víctor o la Vía Sur (también llamada Directa de los Martínez).
El final de nuestro recorrido por la Senda del Cares
Al comenzar la Senda del Cares no teníamos decidido en qué punto de la misma íbamos a dar la vuelta y regresar a Caín. La idea era ir tirando hasta que nos apeteciera. Cuando llevamos recorridos unos 4,5 km llegamos a un cruce de caminos junto a una pequeña construcción de piedra. En este punto se encuentra el desvío que deben tomar aquellos que están recorriendo la Ruta de la Reconquista (GR-202). Nos sentamos junto a la casita de piedra, que está cerrada a cal y canto, y descansamos un rato antes de decidir que este es el lugar idóneo para poner fin a nuestra excursión por la Senda del Cares.
Damos media vuelta y comenzamos a desandar el camino. A la ida hemos ido solos todo el rato, pero ahora nos cruzamos con algunas personas que están empezando la ruta. Con quienes también nos cruzamos son tres cabras (dos hembras y un macho) que no se separan de nuestro lado durante un buen trecho y nos van siguiendo como si fueran perritos.
Cuando llegamos a Caín, el pequeño pueblo ya empieza a estar a rebosar de vehículos y senderistas. Nos alegramos de haber madrugado, ya que hemos podido disfrutar de la espectacular Senda del Cares prácticamente en soledad. Se trata sin duda de una ruta preciosa y que os recomendamos totalmente.