Tras nuestra llegada a Cerdeña en ferry, comenzamos a explorar la isla por la bonita ciudad de Sassari. Situada unos 20 km al sur de Porto Torres, es la segunda ciudad más grande e importante de Cerdeña, solo superada por la capital, Cagliari. Su centro histórico, repleto de callejuelas estrechas y empedradas, merece dedicarle al menos medio día para perderse por sus rincones más bonitos. A pesar de su evidente degradación y de ese estado de dejadez tan propio de muchas ciudades italianas, Sassari resultó ser una grata sorpresa. Quizá influyó el hecho de que nuestra visita fuera un día festivo, con los comercios cerrados y prácticamente nadie en la calle, pero poder tener la ciudad casi para nosotros solos hizo que pudiéramos disfrutarla al máximo.
Un paseo por el centro histórico de Sassari
El pasado de Sassari se remonta a la Edad Media y aún es posible ver algunos restos de la muralla que rodeaba el casco antiguo en Corso Trinità. Es en esta calle donde encontramos un hueco para aparcar el coche y desde aquí comenzamos a explorar la ciudad.
No seguimos una ruta concreta, sino que nos dedicamos a callejear. Como punto de referencia para orientarnos tenemos el Corso Vittorio Emanuele II, la principal calle comercial de Sassari, que atraviesa todo el centro histórico. La iglesia de Sant’Antonio Abate, de principios del siglo XVIII, se encuentra al inicio del Corso Vittorio Emanuele II.
De esta arteria principal, llena de pequeños comercios de todo tipo, salen numerosos callejones. Uno de los edificios más importantes de esta calle es el Palazzo di Città. Se trata de un palacio neoclásico de 1829. Inicialmente se construyó para albergar la sede del Ayuntamiento y un teatro. El Ayuntamiento se trasladó posteriormente al Palazzo Ducale, pero el teatro sigue en funcionamiento.
La cara menos bonita pero más auténtica de Sassari
Enseguida notamos que las calles están bastante sucias y llenas de desperdicios (no ayuda que anoche la gente saliera de fiesta para celebrar la festividad del 15 de agosto). La paredes tienen desconchones y hay pintadas ensuciándolas, en algunos rincones huele a orines y, además, hay basura por el suelo. No es una imagen que, a priori, resulte muy agradable. Sin embargo, este aspecto más dejado de Sassari no nos es ajeno. Lo hemos visto antes. Enseguida nos recuerda al centro histórico de Génova, por ejemplo. Lo único que demuestra es que Sassari es una ciudad “real” y vivida, no un lugar para atraer a los visitantes con esa artificiosidad tan propia de las ciudades turísticas, que parecen decorados de un parque temático.
Sin apenas darnos cuenta hemos ido a parar a la plaza del Duomo. La catedral de San Nicolás cuenta con una bonita fachada barroca, aunque el interior contrasta por su simplicidad. No muy lejos de allí se encuentra la Piazza del Comune, en la que se alza el Palazzo Ducale, sede del Ayuntamiento de Sassari desde el año 1900.
Las plazas más bonitas de la ciudad
Seguimos deambulando por callecitas llenas de rincones encantadores. La ropa tendida en ventanas y balcones y las macetas con plantas colocadas aquí y allá las adornan. Algunos edificios se están rehabilitando, pero muchos otros se encuentran en un estado de abandono que nos entristece. Muchos negocios están cerrados, algunos desde hace tiempo a juzgar por su aspecto.
Nos asomamos a la Piazza d’Italia, muy elegante. Está rodeada de edificios neoclásicos, como el Palazzo della Provincia o el Palazzo Giordano. Nos internamos de nuevo en la red de callejuelas que forman el corazón de Sassari y llegamos a otra bonita plaza. Se trata de Piazza Tola y tiene pinta de ser el centro de la vida nocturna de la ciudad, a juzgar por la cantidad de bares que se concentran entre sus cuatro esquinas.
Durante nuestro paseo nos hemos ido encontrando con algunos palacios y casas señoriales. Algunos de ellos corresponden al periodo en que Cerdeña formó parte de la Corona de Aragón, entre los siglos XIV y XVIII. Uno de ellos es el Palazzo Cugia, con sus llamativas ventanas ovaladas.
Antes de dar por terminada nuestra visita a Sassari nos acercamos a ver la Fontana di Rosello. Se encuentra al inicio del Corso Trinità, junto a la Piazza Mercato. Esta fuente de mármol blanco y verde de estilo renacentista tardío data de principios del siglo XVII. La mala suerte hace que justo hoy encontremos el acceso cerrado, así que nos conformamos con echar un vistazo desde la distancia a través de la verja.
Aunque nos han quedado algunas cosas por ver, como el Museo Nacional Giovanni Antonio Sanna, damos por finalizada nuestra visita a Sassari. Nos ha gustado más de lo que pensábamos y creemos que merece la pena dedicar unas horas a conocerla.
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