Paimpol y la abadía de Beauport

Paimpol

La pequeña ciudad de Paimpol cuenta con un pasado ligado al mar que ha perdurado hasta hoy en día. Antaño los pescadores se embarcaban en largas travesías que los alejaban de sus hogares durante meses. Se dedicaban principalmente a la pesca del bacalao y llegaban hasta lugares tan remotos como Islandia o Terranova para capturar las mejores piezas. Actualmente la cría de ostras y la pesca costera y recreativa son las principales actividades comerciales de Paimpol. Su puerto nos da la bienvenida y desde allí comenzamos a descubrir su bonito centro histórico.

El vínculo entre Paimpol e Islandia

Estos dos territorios tan alejados establecieron un vínculo que ha perdurado hasta hoy en día. Entre 1852 y 1935 la pesca del bacalao creó unos lazos que se aprecian fácilmente al pasear por Paimpol. Los nombres de muchas calles homenajean la dura y terrible vida de esos valientes pescadores, muchos de los cuales perdieron la vida ejerciendo su trabajo.

Algunos ejemplos son la rue des Goélettes, ya que las goletas eran las embarcaciones que empleaban los pescadores para llegar a Islandia, o la rue des Islandais – Grundarfjördur, en la que se encontraban los cafés donde se reunían los pescadores (llamados «los islandeses«) antes de partir y para contarse sus aventuras en ultramar a la vuelta. Grundarfjördur es el nombre de una población islandesa en la que desembarcaron los pescadores de Paimpol por primera vez en 1858 y con la que hoy en día está hermanada. Incluso se fundó la asociación Grunda.Pol en 2004 para mantener vivos esos lazos.

Si os interesa saber más sobre el pasado pesquero de Paimpol podéis visitar el Museo del Mar. El horario de apertura es bastante limitado (en el momento de nuestra visita abría a las 14:00 horas) así que nos quedamos con las ganas. Os dejamos el enlace a su página web para que echéis un vistazo.

Place du Martray: el corazón de Paimpol

Una de las primeras cosas que notamos es que Paimpol no es una ciudad-decorado orientada únicamente al turismo. Es una ciudad viva, en la que los vecinos trabajan, hacen sus compras y se saludan al cruzarse por la calle. La Place du Martray es el centro de Paimpol. Tiendas, restaurantes y pequeñas galerías de arte animan la plaza y las calles de alrededor.

La mayoría de casas son de piedra, pero también las hay con entramado de madera que son una auténtica joya. Un paseo por la rue des Huit Patriotes, la rue de l’Église o la rue de la Vielle Poissonnerie, entre otras, nos permite echar un vistazo a las más bonitas.

Cabe destacar particularmente una, situada en el número 6 de la rue des Huit Patriotes. Se trata de la Maison Jézéquel, del siglo XV. No solo es una auténtica preciosidad, sino que alberga una ferretería que lleva en funcionamiento desde 1886, ni más ni menos. Por aquel entonces el negocio se centraba principalmente en la fabricación de cuchillos y utensilios para la pesca del bacalao en Islandia.

Después de curiosear un rato en la ferretería continuamos con nuestro paseo. Hacemos otra parada en un supermercado cercano. No nos queremos ir sin comprar un bote de cocos de Paimpol. Estas alubias con denominación de origen están muy buenas, os contamos más sobre ellas en nuestro post sobre gastronomía bretona. También compramos una botella de sidra, que se elabora con las abundantes manzanas que se cultivan en esta zona.

En la Place de Verdun, al final de la rue de l’Église, se encuentra el campanario de la antigua iglesia de Paimpol

Abadía de Beauport: una belleza en ruinas

A unos 3 km de Paimpol se encuentra la Abadía de Beauport, del siglo XIII. Durante la Edad Media fue una importante etapa del Camino de Santiago y sirvió de alojamiento a los peregrinos. Rodeada por unos jardines preciosos, la abadía se distribuye en torno a un claustro. Entre otras estancias, se pueden visitar la sala capitular, los sótanos, las habitaciones de los huéspedes y el refectorio. Nosotros nos conformamos con echar un vistazo desde el exterior y con curiosear en la tienda de regalos. Si os apetece realizar la visita completa, aquí tenéis toda la información necesaria.

Con esto damos por terminada la visita a Paimpol. Nuestra siguiente parada será Pontrieux, población famosa por sus lavaderos y los paseos en barca por su canal navegable. Hay un tren de vapor turístico que une Paimpol y Pontrieux. Os dejamos el enlace a la web por si os puede interesar, aunque no fue nuestro caso. Sobre Pontrieux os contaremos más en el próximo post.

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