La capital de Asturias es una ciudad rica en historia y en patrimonio artístico y cultural. Oviedo nos pareció muy interesante y es, sin duda, una visita imprescindible para cualquier viajero. El hecho de que su casco antiguo sea peatonal supone un gran aliciente a la hora de pasear por sus bonitas calles.
Nos encaminamos hacia el centro histórico de Oviedo por la calle Rosal, que esconde una pequeña joya arquitectónica. La llamada Casa de Aureliano San Román, situada en el número 15, data de 1905 y su fachada muestra una preciosa decoración modernista. A la vuelta de la esquina se encuentra uno de los rincones más interesantes de la ciudad: la Plaza del Fontán y sus inmediaciones.
La animada Plaza del Fontán
En el lugar donde actualmente se encuentra la Plaza del Fontán había antiguamente una laguna. A finales del siglo XVIII se decidió secarla, mejorando la salubridad de la zona. En su lugar se edificó esta plaza porticada en la que los comerciantes podían vender sus productos resguardados de las inclemencias del tiempo. Más adelante, en 1885, se construyo a su lado un precioso mercado de abastos, El Fontán. Si os gusta visitar mercados tradicionales durante vuestros viajes, no os perdáis este. No solo es una belleza arquitectónica, sino que además encontraréis a la venta los mejores productos de la gastronomía asturiana.
Al otro lado del Fontán se encuentra otra plaza, la de Daoiz y Velarde, en la que se celebra un animado mercado semanal. En una de las esquinas de la plaza se alza el Palacio del Marqués de San Feliz, de 1730. Otra de las calles que enmarca la Plaza del Fontán recibe el nombre de Arco de los Zapatos. Bajo los soportales de estas viviendas construidas en 1660 se vendían las tradicionales madreñas asturianas, de ahí su nombre.
La elegante Plaza de la Constitución
Por la calle Fierro accedemos a la Plaza de la Constitución. Además del bonito Ayuntamiento del siglo XVIII, en esta plaza se encuentra también la iglesia de San Isidoro el Real. A través del arco central del Ayuntamiento, rematado por una torre del reloj, pasamos a la calle Cimadevilla. Está llena de bares, aunque a esta hora de la mañana no hay mucho ambiente todavía.
Siguiendo adelante por la calle Cimadevilla y por su continuación, la calle Rúa, se llega directamente a la Plaza de Alfonso II el Casto, también conocida como Plaza de la Catedral. No obstante, nosotros optamos por dar un pequeño rodeo por la calle Santa Ana, ya que en ella se encuentra el Palacio Velarde, del siglo XVIII. Este palacio es la sede del Museo de Bellas Artes de Asturias. El acceso al museo es gratuito y cuenta con una importante colección que incluye obras de El Greco, Zurbarán, Murillo, Goya, Sorolla, Tàpies, Picasso y Dalí, entre muchos otros.
Por los alrededores de la Catedral de Oviedo
Ya en la Plaza de Alfonso II el Casto, nos acercamos a visitar la Catedral de San Salvador. Su imponente campanario es una de las imágenes más reconocibles de Oviedo. También entramos a la iglesia de San Tirso el Real, situada al lado de la catedral. En esta plaza hay mucho más que ver. En una de las esquinas está la Capilla de la Balesquida y, frente a ella, el Palacio de Valdecarzana-Heredia. Pegado a la catedral se encuentra también el Jardín de los Reyes Caudillos, en el que se exhiben doce estatuas que representan a los doce reyes de Asturias.
Si os apetece, podéis rodear la catedral y visitar el Museo Arqueológico de Asturias, situado en la calle San Vicente. Continuando por esta calle pasaréis junto a la Plaza Feijoo, la iglesia de Santa María la Real de la Corte y el Monasterio de San Pelayo.
La céntrica Plaza Porlier
Desde la Plaza de la Catedral vamos a la contigua Plaza Porlier, en la que destaca el Palacio de Camposagrado. Este palacio, de estilo barroco, es actualmente la sede del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. A pocos metros encontramos otro palacio, el de Malleza o de los Condes de Toreno, que es la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos.
En esta agradable plaza nos llama la atención una escultura titulada «El regreso de William B. Arrensberg«. Es una de las muchas que se pueden contemplar por las calles y plazas de Oviedo. Justo detrás de la escultura, en la esquina de las calles San Francisco y Mendizábal, podemos admirar el señorial edificio que fue la sede histórica del Banco Asturiano. Con un aspecto muy afrancesado, es obra de Juan Miguel de la Guardia, que trabajó como arquitecto municipal en Oviedo a partir de 1882. No solo diseñó numerosos palacetes y edificios como el que contemplamos ahora, sino que también dejó su huella en las calles de la ciudad, ya que participó en el diseño del ensanche que se llevó a cabo con el cambio de siglo.
La Universidad de Oviedo
En la calle San Francisco está el edificio histórico de la Universidad de Oviedo, que merece la pena entrar a visitar si lo encontráis abierto. Podréis echar un vistazo al Paraninfo y a Capilla de San Gregorio, además de salir al bonito patio central.
La Plaza de la Escandalera
Seguimos adelante por la calle San Francisco hasta llegar a la Plaza de la Escandalera. Atrás queda la relativa tranquilidad de las calles del centro histórico. Estamos ahora en el núcleo de la zona comercial de Oviedo. Las calles Uría, Pelayo y Argüelles son las principales y en ellas se concentran tiendas y comercios de las marcas más conocidas, además de bares y restaurantes de todo tipo.
La Plaza de la Escandalera recibe este curioso nombre a raíz de una protesta que tuvo lugar allí en el siglo XIX, generando mucho ruido. En la plaza encontramos más esculturas, como «La Maternidad» de Fernando Botero o «Asturcones» de Manolo Valdés. De los edificios que la rodean, el más destacado es Casa Conde, diseñada por Juan Miguel de la Guardia y construida en 1904. Otro edificio significativo, situado a pocos metros de la plaza, es el Palacio de la Junta General del Principado de Asturias, también de estilo francés.
Justo al inicio de la peatonal calle Pelayo nos topamos con otra escultura que no deja indiferente a nadie. Es obra de Eduardo Úrculo y se titula «Culis monumentalibus«. Este culo monumental se encuentra a tan solo unos metros del Teatro Campoamor, famoso entre otras cosas por ser donde se celebra anualmente la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias.
El Campo de San Francisco
Damos un par de vueltas más por la zona mientras vamos en busca de la famosa estatua de Woody Allen. La encontramos finalmente en la calle Milicias Nacionales. Tras la foto de rigor cruzamos la calle Uría y damos un paseo por el Campo de San Francisco. Este bonito parque es un gran pulmón verde en pleno centro de Oviedo. Cuando aprieta el calor es una gozada pasear bajo la sombra de los árboles. El parque cuenta con un estanque con patos y tortugas, una biblioteca infantil, un quiosco de música, numerosas esculturas e, incluso, el pórtico de una iglesia románica.
Para poner punto final a nuestra visita a Oviedo elegimos uno de los rincones más especiales del Campo de San Francisco: el que ocupa la estatua de la entrañable Mafalda. Podemos afirmar que Oviedo nos ha parecido una ciudad muy interesante. Aunque no hemos podido dedicarle tanto tiempo como nos hubiera gustado, nos marchamos muy satisfechos.