Oamaru es una pequeña ciudad situada en la costa este de la Isla Sur. A priori, su nombre no nos dice nada. No es un destino famoso, y seguro que mucha gente ha visitado Nueva Zelanda sin reparar siquiera en ella. Pero es un gran error, ya que Oamaru es una de las poblaciones más interesantes del país y tiene uno de los distritos históricos mejor conservados. No olvidéis incluirla en vuestra ruta cuando planifiquéis un viaje a Nueva Zelanda, ¡merece totalmente la pena!
El distrito victoriano de Oamaru
Oamaru cuenta con un distrito victoriano que es una auténtica maravilla. Como nuestra visita fue a última hora de la tarde, todo estaba cerrado y no había ni un alma por allí. La falta de ambiente no nos importó en absoluto: poder tener todo el lugar para nosotros solos fue maravilloso y pudimos hacer todas las fotos que quisimos sin que nadie se metiera en medio.
En Tyne Street y, especialmente, en Harbour Street se concentran la mayoría de edificios restaurados de la época victoriana que constituyen el Victorian Precint de Oamaru. Buena parte de ellos se construyeron entre 1865 y 1885, y muchos son obra del arquitecto de origen escocés Thomas Forrester. En aquella época, esta zona era el centro comercial y de negocios de la ciudad gracias a su ubicación junto al puerto.
Muchos edificios eran almacenes de grano y semillas, ya que la agricultura era la principal actividad comercial de Oamaru por aquel entonces. Hoy en día albergan tiendas de artesanía, galerías de arte, librerías, cafeterías, restaurantes y mucho más.
Además de las calles Tyne y Harbour, conviene también dar un paseo por Thames Street y otras calles de los alrededores. Encontraréis muchos más edificios de estilo victoriano y neoclásico repartidos aquí y allá. En Thames Street hay también un par de museos de acceso gratuito: el Waitaki Museum y la Forrester Gallery.
Un festival victoriano anual
Tal es el interés de los vecinos de Oamaru por su historia que todos los años, en noviembre, celebran un festival victoriano. La gente se viste de época (incluso se pueden alquilar los trajes para toda la semana que duran los festejos), hay bailes y conciertos, se hacen actividades infantiles y se celebran competiciones. Si vuestra visita cae en noviembre y coincide con las fechas del festival anual, no os lo perdáis. Aquí tenéis más información sobre las actividades programadas para este año.
El movimiento steampunk cobra fuerza en Oamaru
Teniendo en cuenta el interés por la época victoriana que hay en Oamaru, no es de extrañar que el movimiento steampunk haya encontrado aquí el lugar ideal para desarrollarse libremente. Incluso ha llegado a ser catalogada como «la capital mundial del steampunk«.
Por si nunca habíais oído hablar del steampunk, se trata de un subgénero de la ciencia ficción que se desarrolla en una versión futurista de la Inglaterra victoriana del siglo XIX, en la que la máquina de vapor es la principal tecnología y a partir de la cual se desarrollan todo tipo de artilugios de aspecto retrofuturista. Sin ser nosotros grandes conocedores en la materia, sí que reconocemos que el movimiento steampunk nos resulta muy interesante y siempre ha despertado nuestra curiosidad. Es una lástima que nos encontráramos cerrado el museo Steampunk HQ, situado en pleno distrito victoriano.
Además del museo, Oamaru tiene también un parque infantil steampunk junto al puerto, para que los más pequeños pasen un rato divertido mientras se familiarizan con la materia.
Una colonia de pingüinos azules en el puerto de Oamaru
Además de por la arquitectura victoriana y el movimiento steampunk, hay otra razón para visitar Oamaru. Se trata de su colonia de pingüinos azules, los más pequeños del mundo. Estos simpáticos animalitos han creado una colonia en un extremo del puerto.
Para poder verlos cuando vuelven a tierra firma al anochecer, es necesario pagar entrada. Oamaru Blue Penguin Colony es la institución encargada de su preservación y ha habilitado unas gradas desde las que observar a los pingüinos regresando a casa todos los días. El precio de la entrada no es barato, pero los fondos se destinan a la investigación y el cuidado de la colonia. Como somos unos tacaños y no quisimos pagar la entrada, lo que hicimos fue trepar al rompeolas que hay justo al lado, desde donde se ve el lugar por donde desfilan los pingüinos. No fuimos los únicos: por lo visto es el lugar ideal para verlos gratis, aunque sea de lejos. Lástima que no fuera la hora adecuada y no hubiera ninguno a la vista en ese momento.
También podéis seguir el Bushy Beach Track, un sendero de unos 200 metros que os llevará a una plataforma con vistas a una playa en la que se pueden ver pingüinos de ojos amarillos y focas. El sendero se encuentra al final de Bushy Beach Road y forma parte de la Bushy Beach Scenic Reserve. Aquí tenéis más información.
Los jardines públicos de Oamaru
Nada mejor para terminar la visita a Oamaru que dar un paseo por sus jardines públicos. Los Public Gardens se establecieron en 1876 y son uno de los jardines públicos más antiguos de Nueva Zelanda.
Es un lugar precioso lleno de rincones interesantes, como el jardín chino al que se accede por un puente lacado rojo, una bonita fuente de mármol o un estanque con patos muy amistosos. Todo ello salpicado de flores de todos los colores y con unos árboles enormes.
Con un agradable paseo por los jardines públicos nos despedimos de Oamaru, que nos ha encantado y no podemos dejar de recomendar.