Un viaje en campervan por Nueva Zelanda es una experiencia única y la mejor forma de conocer el país. Según el tipo de campervan que alquiléis tendréis más o menos libertad a la hora de pernoctar. Sobre este tema os contaremos más en otro post sobre ir de camping en Nueva Zelanda. Aquí nos vamos a centrar en mostraros cómo es la campervan con la que recorrimos la isla norte y la isla sur durante 26 días y en daros algunas ideas para sacarle el máximo provecho.
En campervan por Nueva Zelanda: una experiencia nueva para nosotros
Vaya por delante que nunca antes habíamos usado una campervan. Este viaje fue nuestra primera experiencia con una y os podemos asegurar que disfrutamos muchísimo.
La opción de alquilar un coche y llevar nuestra propia tienda de campaña fue la primera opción que barajamos para este viaje. Ya hicimos algo así en nuestra ruta por el norte de Estados Unidos y fue una gran experiencia. Sin embargo, el hecho de saber que Nueva Zelanda es un país muy lluvioso y que seguramente haría frío por las noches nos hizo decantarnos por una campervan. No es lo mismo dormir bajo la lluvia con un techo metálico sobre tu cabeza que con una fina lona que hay que guardar empapada de agua por la mañana. Fue una muy buena decisión y no dudaríamos en repetir ni un instante.
Una campervan perfecta para dos: pequeña y práctica
Al ser solo dos, nuestras opciones a la hora de elegir un modelo de campervan fueron mucho más amplias que para aquellos que viajan en familia. En nuestro afán por ahorrar, optamos por una campervan pequeña, sin wc a bordo.
La alquilamos en Lucky Rentals, la compañía de alquiler más barata. La campervan que elegimos se llama Lucky Rodeo y es un Toyota Estima. Es el modelo más económico, pero se hace necesario pernoctar en un camping, por lo que hay que valorar si realmente sale a cuenta. Haciendo números nos seguía saliendo más barata esta opción que alquilar una campervan self-contained (con wc a bordo). Aunque sus dimensiones son bastante limitadas, estuvimos muy cómodos y no nos faltó de nada. Eso sí, hay que viajar ligeros de equipaje porque el espacio de almacenaje escasea. Si estáis acostumbrados a viajar con cuatro maletas llenas de ropa y zapatos, mejor buscad un modelo de campervan más grande.
Una zona delantera espaciosa
En el modelo de campervan que alquilamos el cambio de marchas es automático. Suele ser lo más habitual. La particularidad de este es que, en vez de estar situado entre los dos asientos delanteros, está en el salpicadero, justo al lado del volante. El freno de mano tampoco va en medio, sino a la derecha del asiento del conductor. La gran ventaja de esta ubicación es que queda un gran espacio despejado entre los asientos. Es un hueco ideal para llevar las cosas que más vais a utilizar o que necesitáis que estén a mano en todo momento. En nuestro caso, resultó ser el espacio perfecto para llevar nuestras dos mochilas, la bolsa de la cámara de fotos y una bolsa de basura a modo de papelera.
En el salpicadero hay varios compartimentos muy útiles. Además de dos posavasos, hay dos guanteras. Una está en el lado del conductor, bajo el volante. Aquí está toda la documentación del coche. La otra guantera está en el lado del copiloto y es muy grande. Nos vino de perlas para guardar nuestros libros y guías de viaje, los mapas, los cargadores de los móviles, la batería externa y ese tipo de cosas que viene bien tener a mano porque se usan con frecuencia. En ambas puertas delanteras también hay mucho espacio de almacenaje disponible. Lo usamos para los paraguas, pañuelos de papel, gel limpiador para las manos, chicles y caramelos, crema solar, repelente de mosquitos y mil cosas más.
Durante el día: una sala de estar con dos sofás y una mesa
El habitáculo trasero del coche es la parte más versátil de la campervan. Se transforma en sala de estar o dormitorio según la necesidad del momento. Este modelo de vehículo está pensado para llevar dos filas de asientos traseros. La última fila se mantiene como tal, con sus asientos y sus cinturones de seguridad. La fila intermedia de asientos se ha sustituido por un sofá que, cuando se despliega, convierte todo el espacio en cama.
Bajo las fila trasera de asientos hay hueco para aquellas cosas que no sean muy aparatosas. Nos vino estupendamente para guardar el calzado, el neceser y los recuerdos que fuimos comprando a lo largo del viaje. Bajo el sofá desplegable hay un compartimento muy grande. Aquí se guarda la mesa cuando no está montada, además de la ropa de cama y las toallas de ducha. Pudimos guardar una parte de nuestra ropa, especialmente la más aparatosa (abrigos de invierno, chaquetas extra, botas de montaña), e incluso los bastones de senderismo.
Si viajáis en plan mochilero o muy ligeros de equipaje, quizá os quepa todo ahí debajo. No fue nuestro caso. Llevábamos una maleta de tamaño mediano cada uno, que no cabían en el compartimento. Por suerte, encajaban como un guante en el suelo, entre el sofá y la fila de asientos traseros. Como la mesa no la llegamos a utilizar en ningún momento, pudimos viajar así sin ningún inconveniente. Al llegar la noche y montar la cama, las maletas se pueden colocar en los asientos delanteros, sin que estorben para nada.
Durante la noche: una cama amplia y cómoda
A pesar del reducido tamaño de esta campervan, su cama es lo bastante amplia para dos adultos de tamaño medio. Una vez en posición, la cama mide 1,22 metros de ancho y 1,93 metros de largo. No es muy ancha, pero por la noche suele refrescar y se está más calentito bien pegado a tu acompañante, así que no importa demasiado. El montaje de la cama se hace en apenas unos segundos. Solo hay que desplegar el sofá, que se desliza por unas guías que hay en el suelo. Se tarda más en poner las sábanas que en montar la cama. Como las puertas traseras son correderas, el acceso a esta parte del coche es muy cómodo y permiten moverse con facilidad para hacer la cama.
La ropa de cama a veces viene incluida con la campervan y a veces hay que pagarla aparte. En nuestro caso tuvimos que pagar 20 dólares extra por un juego de sábanas, un edredón nórdico y dos almohadas, además de dos toallas de ducha. Como este tipo de campervan no cuenta con calefacción estacionaria, algunas noches llegamos a pasar frío con ese único edredón. Como era algo que ya teníamos previsto, lo complementamos con los sacos de dormir que nos trajimos de casa. Son unos sacos que, plegados, apenas ocupan espacio. No calientan demasiado por si solos, pero sumados al edredón nos fueron de lujo en las noches más frías.
Para dar privacidad a este espacio, todas las ventanas cuentan con unos estores enrollables. También hay uno que separa la parte de los asientos delanteros de la zona de la cama. Además de evitar miradas ajenas, sirven también para que el sol no os despierte tan temprano. Veréis que en esta zona también hay pequeños compartimentos que hacen las funciones de mesilla de noche. Ahí metimos los pijamas, un neceser pequeño, las botellas de agua y alguna cosa más que pudiéramos necesitar durante la noche.
Una mini cocina con todo lo esencial
En este modelo de campervan, la cocina se encuentra en la parte trasera. Lo que debería ser el maletero es un espacio aprovechado al milímetro. Hay un pequeño fregadero con un grifo con bomba manual y un depósito de agua de 25 litros de capacidad. A su lado, bajo una tapa de metal que hace las funciones de encimera, se encuentra un cubertero con sus correspondientes cubiertos.
Bajo el fregadero hay un armario más grande de lo que parece. En él está todo el menaje de cocina (platos, vasos, sartén, olla, ensaladera, hervidor de agua, etc), además de los utensilios de limpieza (cubo, estropajo, escoba de mano y recogedor). Aquí dentro cabe mucho más, y es el lugar de almacenaje ideal para toda vuestra comida. Aún así, es mejor ir comprando las cosas a medida que las necesitéis, que tampoco es un pozo sin fondo. La puerta del armario hace las veces de mesa una vez abierta, aumentando un poco la superficie de trabajo.
Esta mini cocina también cuenta con una nevera de 18 litros de capacidad. Funciona con una batería secundaria, así que está todo el día encendida sin gastar la batería principal (con la que funciona el motor del vehículo). No es muy grande, pero lo suficiente como para guardar todas aquellas cosas que necesitan estar refrigeradas. Enfría más de lo que parece, incluso se nos llegó a congelar la leche el primer día, hasta que regulamos correctamente la temperatura.
Bajo la nevera, en un soporte extraíble, se encuentra el fogón de gas. Este modelo solo tiene un quemador y funciona con cartuchos de gas pequeños (de esos que parecen un bote de insecticida). No llegamos a utilizarlo ni una sola vez. Siempre que cocinamos fue en los campings donde nos alojamos, usando la cocina común. Las veces que preparamos algo de comer en ruta, hicimos ensaladas o bocadillos, nada que requiriera el uso del fogón. En caso de que haya algún percance con el fogón, la campervan va equipada con un extintor.
La importancia del orden y la organización
En un espacio tan reducido como el de una campervan, pronto descubriréis lo esencial que es mantener siempre el orden. Si no queréis vivir en un caos constante, decidid desde un primer momento dónde vais a guardar cada cosa y ateneos a ello. A medida que pasan los días se van acumulando más cosas y el espacio libre parece desaparecer por momentos. Por cansados que estéis, por poco que os guste, si dedicáis cada día 5 minutos a poner un poco de orden lo agradeceréis.
Algunos consejos prácticos de última hora
La mayoría de empresas de alquiler de campervans cobran un extra si queréis añadir a vuestro equipamiento una mesa y unas sillas de camping. Creemos que no merece la pena alquilarlas. En la mayoría de lugares en los que paréis encontrareis mesas de picnic a vuestra disposición. Y como último recurso ya tenéis la mesa que hay en el interior de la campervan.
Os aconsejamos llevar (o comprar una vez allí) un trozo de cuerda de tender ropa y algunas pinzas. La cuerda la podéis atar dentro del coche, en las agarraderas, asideras, asas o como se llamen esas cosas que hay encima de las ventanillas para sujetarse. De este modo, cada mañana podéis colgar la toalla con la que os habéis aseado para que se seque mientras estáis en ruta. Las pinzas os vendrán bien para esto, pero también os servirán si hacéis la colada en algún camping y hay alguna prenda que no podéis meter en la secadora.
Las pinzas de la ropa también son útiles para cerrar algunos paquetes de comida una vez abiertos. También podéis comprar alguna fiambrera, tartera o táper barato para guardar comida que os haya sobrado. Todas estas cosas las podéis dejar en la agencia de alquiler de la campervan cuando la devolváis o en el último camping en el que os alojéis, a alguien más le vendrán bien.
Si estáis acostumbrados a ir de camping, ir en campervan os parecerá lo más natural del mundo. Y si nunca antes habéis usado una, esperamos que este post os sirva de ayuda para que la experiencia os guste tanto como a nosotros. Para completar toda la información práctica que viene bien conocer al hacer un viaje en campervan por Nueva Zelanda no dejéis de echar un vistazo al post sobre ir de camping que publicaremos en breve.