Nueva York es una ciudad fascinante como pocas. Miles de libros la han homenajeado en sus páginas. Algunos de ellos se han convertido prácticamente en lectura obligada para los enamorados de la Gran Manzana. Es precisamente uno de esos enamorados el autor del libro del que vamos a hablar en este post. Se trata de Javier Reverte, el escritor español de literatura de viajes más prolífico. Y en concreto os hablamos de New York, New York…, el más reciente de sus relatos viajeros.
Reverte nos habla de los tres meses que pasó en Nueva York, disfrutando del otoño en la ciudad. La experiencia que vivió es sin duda un sueño que a nosotros nos encantaría poder hacer realidad alguna vez en la vida. Alquilar un diminuto apartamento a un precio desorbitado y patearnos la ciudad a fondo hasta llegar a conocerla en profundidad. Quizá sea por el hecho de ver reflejada en las páginas de New York, New York… nuestra fantasía neoyorquina, pero lo cierto es que hemos disfrutado muchísimo con la lectura de este libro.
«No soy el único que se siente tan hondamente atraído por Nueva York y no creo que haya otra ciudad en el mundo que provoque tanta pasión».
Javier Reverte: un viajero empedernido
Si os paseáis por la sección de viajes de cualquier librería española seguro que encontráis como mínimo un par de títulos escritos por este incansable viajero. Periodista de profesión, Reverte ha viajado por casi todo el mundo. Sus relatos de viajes abarcan multitud de rincones, de África a América o Asia, pasando por el Ártico y Europa.
Una oda a Nueva York
Reverte escribe de forma amena y nada recargada. El libro se lee deprisa y, aunque no sea una joya literaria, cumple perfectamente las expectativas en cuanto a cuaderno de viaje. New York, New York… está repleto de referencias literarias, cinematográficas y musicales que hacen aún más interesante la lectura. Tampoco faltan las referencias históricas que nos permiten comprender mejor por qué Nueva York es como es actualmente.
«Esta urbe no pertenece a América, le pertenece al mundo. Quizá, por ello, aquí no sientes que habitas en una ciudad, sino que te encuentras en el ombligo del universo».
Lo mejor de ese libro es que consigue transportar al lector a Manhattan sin necesidad de levantarse del sillón. Aquel que no haya visitado aún la ciudad va a sentir unas ganas locas de hacerlo. Y aquel que ya la conozca va a disfrutar reviviendo sus propias experiencias a través de las palabras de Reverte.
Una visión realista acerca de Nueva York
En New York, New York… Reverte no nos da una visión almibarada de lo maravillosa que es esta ciudad. Nos relata la realidad tal cual la percibe, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Hay gente que cuando viaja parece que solo se queda con una imagen de su destino, en la cual todo es estupendo y de color de rosa. Pero en Nueva York también hay muchas cosas malas y Reverte no duda en mostrarlas. A nuestro parecer esto consigue que su relato sea mucho más fidedigno, lo que supone un gran punto a su favor.
Cualquiera que haya paseado por las calles de Manhattan sabe que la basura y la suciedad acechan en cualquier esquina. Las cucarachas y las ratas abundan más que las preciosas ardillas de Central Park, aunque estas últimas sean las únicas que aparecen en las fotografías de los turistas. La gente excéntrica aporta un toque de color a la ciudad, aunque no hay que olvidar que la mayoría de mendigos que viven en las calles son personas con problemas mentales dejados de lado por el más que deficiente sistema de salud americano. Una visión sin edulcorar de Nueva York nos muestra una imagen mucho más desagradable que aquella a la que estamos tan acostumbrados. Estas dos caras de la ciudad no existen independientemente la una de la otra, sino que van ineludiblemente unidas. Quizá sea eso lo que hace de Nueva York un lugar tan fascinante y único.
«En esencia, su personalidad reside en que no se parece a ninguna otra ciudad del mundo».
Un paseo por las calles de la ciudad
Durante su estancia en la ciudad, Reverte se dedica principalmente a recorrer los distintos barrios de Nueva York. En sus paseos conoce gente con la que se para a conversar. Poco a poco va forjando su propio mapa mental de Nueva York y lo va enriqueciendo con sus experiencias. Aunque pasa tres meses enteros a solas en la ciudad, en realidad nunca llega a sentir una gran soledad porque Nueva York hace que se sienta acogido.
«Ha transcurrido apenas una semana y media desde que vino en Nueva York y me parece que llevara casi media existencia en la ciudad. Ignoro la razón por la que esta urbe resulta enormemente acogedora».
Nos habla de la idiosincrasia propia de cada zona de la ciudad y del tipo de gente que la habita. Pocas ciudades hay en el mundo tan multiculturales y cosmopolitas como Nueva York. Esa es precisamente una de sus mayores grandezas, algo que cualquier visitante percibe enseguida.
«Todas las culturas y credos han encontrado aquí un refugio de libertad, su patria común, lo cual ha dotado a la urbe de un espíritu tolerante. América puede sentirse orgullosa de Nueva York. Y, quizá, también el mundo entero».
Un libro cien por cien recomendable
Si queréis revivir vuestro viaje a Nueva York o si os estáis preparando para conocer esta asombrosa ciudad por primera vez, este libro os encantará. No dejéis de leerlo, además de ser entretenido también contiene mucha información que os puede ayudar a la hora de descubrir sus rincones más especiales.