De los 13 parques nacionales que hay en Nueva Zelanda, el de Nelson Lakes seguramente no es el más conocido por los turistas extranjeros que visitan el país cada año. Aunque probablemente lo han visto en alguna guía de viajes o en un folleto turístico, porque la imagen del lago Rotoiti es una de las más famosas.
Nosotros decidimos darle una oportunidad. Como por la mañana optamos por acortar nuestra visita a Abel Tasman National Park a causa del mal tiempo, decidimos compensarlo con una visita a Nelson Lakes. Este parque nacional lo teníamos en la reserva, como posible opción en caso de tener tiempo y ganas suficientes, pero no formaba parte de nuestras prioridades al planificar este viaje. Aunque las cosas no salieron según lo planeado, creemos que mereció la pena.
Un desvío por Motueka Valley
Para llegar a Nelson Lakes National Park desde Abel Tasman National Park, nuestra anterior parada en este road trip neozelandés, se puede elegir entre ir por la carretera principal o tomar una carretera secundaria. Esta segunda opción resulta mucho más interesante y el paisaje que pudimos disfrutar compensa el tiempo extra que se puede tardar en hacer el recorrido.
La primera parte del camino la hacemos por Motueka Valley Highway, la carretera que conecta la población de Motueka con la SH6. Atravesamos el valle de Motueka entre viñedos y bodegas. El paisaje es precioso y muy bucólico, con suaves colinas y prados verdes en los que pastan pequeños rebaños de vacas.
En Tapawera, una pequeña población que encontramos por el camino, paramos a comer un bocadillo. Nos tiene reservadas un par de sorpresas. La primera es una diminuta estación de tren reconvertida en mini museo, como recuerdo de una antigua línea de tren que pasaba por la zona hace más de cincuenta años. Y la segunda sorpresa se llama Kahurangi Gateway, un arco maorí que simboliza la unidad y la puerta de entrada a Kahurangi National Park, cuyas cimas nevadas podemos ver desde aquí. Sin haberlo planeado, terminamos comiendo en este rincón especial y tan bonito. Nos encantan estos pequeños descubrimientos que vamos haciendo a lo largo del viaje.
Nelson Lakes National Park: mucho más que lagos
Como su propio nombre indica, este parque nacional se articula principalmente en torno a sus dos lagos estrella: Rotoiti y Rotoroa. Ambos son muy fácilmente accesibles en coche, especialmente el lago Rotoiti, situado a pie de carretera junto al pequeño núcleo de población de St Arnaud, en la SH63. El lago Rotoroa está un poco más apartado y se llega tomando un desvío desde la SH6, a través de una carretera de unos 11 km.
En Nelson Lakes se pueden hacer muchas cosas. Además de darse un baño, alquilar un kayak y hacer otras actividades acuáticas, la zona es perfecta para hacer excusiones. Las hay cortas y largas, para todos los gustos. Un servicio de taxi acuático permite salvar distancias largas y acceder más fácilmente a algunos de los puntos de interés tanto en el lago Rotoiti como en el Rotoroa. Al estar enclavado en los Alpes del Sur, el paisaje en Nelson Lakes es bien variado. Junto a estos dos lagos se extiende un precioso bosque surcado por multitud de senderos, mientras que la zona más montañosa ofrece picos nevados y pequeños lagos glaciares, como Angelus Lake y Blue Lake.
Una visita pasada por agua a Nelson Lakes
Nuestra visita a Nelson Lakes no fue como esperábamos por culpa de un elemento inesperado: el agua. No sabemos si fue a causa del deshielo primaveral o de lluvias torrenciales, pero el caso es que nos encontramos con el nivel del agua de ambos lagos muy crecido y eso nos impidió poder disfrutarlos plenamente.
Primero visitamos el lago Rotoiti, el más popular del parque nacional. Nuestra intención era admirar las vistas desde el famoso embarcadero que sale en todas las fotografías y dar un paseo por los alrededores. Hay muchos senderos entre los que elegir, incluso uno accesible en silla de ruedas. La mayoría tienen una duración de 30, 45 o 90 minutos, aunque el más corto se puede recorrer en tan solo 15 minutos.
Es ideal para estirar un poco las piernas, incluso para los que van más escasos de tiempo. Aquí os dejamos un folleto publicado por el Department of Conservation (el organismo oficial encargado de la gestión de los parques nacionales de Nueva Zelanda) con toda la información disponible sobre las distintas rutas.
Lo que no esperábamos es que el nivel del agua del lago fuera tan alto. Pudimos llegar sin problemas hasta la orilla, pero el acceso al embarcadero estaba cubierto por el agua y tuvimos que saltar para poder llegar sin mojarnos. Eso sí, mereció la pena totalmente ya que las vistas son realmente espectaculares.
Imposible acercarnos al lago Rotoroa
Tras esta visita parcial al lago Rotoiti, ponemos rumbo hacia el lago Rotoroa. Nuestra intención era recorrer el Braeburn Walk, una excusión de unas 2 horas que lleva hasta una cascada.
Con lo que no contábamos era con encontrar toda la zona cercana al lago completamente inundada. Ni siquiera tuvimos ocasión de llegar hasta el aparcamiento, ya que todo estaba cubierto por el agua. Con la decepción consiguiente (y un cierto enfado porque no vimos ningún cartel a lo largo de la carretera que avisara de la situación), regresamos por donde hemos venido.
Buller Gorge: una bonita recompensa tras el fiasco en Nelson Lakes
Tras la decepción sufrida en Nelson Lakes National Park, aunque encantados con las vistas que al menos hemos podido disfrutar desde uno de sus lagos, continuamos con nuestro camino. Vamos en dirección a Paparoa National Park, pero de camino vamos a parar a hacer noche en la cercana población de Murchison. Sobre el camping en el que nos alojamos, Murchison Motorhome Park, ya os contamos más en este otro post.
Con lo que no contábamos era con el espectáculo que nos iba a ofrecer el río Buller. Después de encontrar la zona de Nelson Lakes inundada, era de suponer que el río bajaría bastante lleno. Pero no contábamos con la tremenda fuerza del agua ni con las vistas que nos ofrece este tramo de la SH6 que va pegado al río.
No es de extrañar que se pueda practicar rafting o subirse a un jet boat para descargar un poco de adrenalina. Incluso hay un puente colgante, el más largo de Nueva Zelanda, que parece apto solo para los más valientes. Con esta imagen del río Buller nos despedimos de esta etapa del viaje y seguimos con nuestra aventura por la Isla Sur.