Nueva Zelanda esconde numerosos tesoros naturales que merece la pena descubrir. Uno de los más peculiares es el conjunto de rocas esféricas conocidas como Moeraki Boulders. Aunque su origen tiene una explicación científica de lo más sencilla, lo cierto es que la forma fuera de lo común de las rocas ha dado lugar a leyendas y teorías de lo más peregrinas. Sea como fuere, es un lugar que merece la pena incluir en cualquier ruta por la costa este de la Isla Sur.
Dónde ver los Moeraki Boulders
Los Moeraki Boulders se localizan en el tramo de playa del mismo nombre que hay entre las poblaciones de Moeraki y Hampden, junto a la State Highway 1. El desvío está bien señalizado y no tiene pérdida. Hay una amplia zona de aparcamiento y una cafetería en la que tomar algo. Desde allí se puede bajar directamente a la playa, aunque también hay un corto sendero que ofrece buenas vistas desde arriba.
La visita a los Moeraki Boulders puede ser tan larga o tan corta como queráis. Si no tenéis mucho tiempo, en menos de 10 minutos podéis dar por finalizada la visita. Si os apetece conocer mejor los alrededores y profundizar en las particularidades geológicas de esta zona, podéis hacer una ruta por Waitaki Whitestone Geopark. Aquí tenéis más información.
Moeraki Boulders: una visita que se disfruta mejor con la marea baja
Aunque los Moeraki Boulders se pueden visitar en cualquier momento del día, lo aconsejable es hacerlo con la marea baja. De esta forma podréis contemplarlos bien de cerca, porque con la marea alta quedan parcialmente sumergidos en el agua y no os podréis acercar tanto.
El origen de los Moeraki Boulders
Al contrario de lo que podría parecer al ver todas estas rocas esféricas desperdigadas por la playa, los Moeraki Boulders no llegaron hasta aquí traídos por el mar. En realidad se originaron aquí mismo hace unos 60 millones de años y la erosión de las rocas sedimentarias que forman el acantilado de Moeraki Boulders Beach los ha ido dejando a la vista con el paso del tiempo. Es curioso ver algunas de estas rocas asomando por el acantilado: parece que la tierra está dando a luz uno de estos enormes pedruscos.
La redondez de las rocas no está causada por la erosión: ya tenían esta forma esférica cuando se originaron. Todo se remonta a cuando está región se encontraba cubierta por el océano. Los sedimentos depositados en el fondo del mar contenían fragmentos de plantas, conchas y otros restos de materia orgánica. Estas partículas atrapadas entre los sedimentos sirvieron de núcleo alrededor del cual fue cristalizando el carbonato de calcio o calcita contenido en el agua. En las rocas más grandes, este proceso puede llegar a durar unos 4 millones de años. Si esta cristalización se produce de forma uniforme, el resultado es una forma esférica como la de los Moeraki Boulders.
Rocas que parecen tortugas
Al contemplar los Moeraki Boulders enseguida llaman la atención las grietas que surcan la superficie de las rocas. En algunas apenas son evidentes, pero en otras son tan marcadas que parecen el caparazón de una tortuga o un balón de fútbol.
Por lo visto, el exterior de estas concreciones es duro y quebradizo. A medida que el interior se iba encogiendo a causa de la deshidratación, se fueron formando estas grietas desde el núcleo hueco de la roca. Posteriormente las grietas se fueron rellenando con calcita, cuarzo y dolomita.
La erosión ha ido dejando a la vista estas grietas y poco a poco ha ido desmenuzando los bloques de roca. En la playa hay varios que han quedado reducidos a fragmentos, pero la mayoría todavía conservan su forma esférica casi perfecta.
Una leyenda maorí sobre el origen de los Moeraki Boulders
Por si el origen geológico de los Moeraki Boulders os parece demasiado prosaico, hay una leyenda maorí sobre su formación mucho más bonita. Según se dice, la canoa Arai-te-uru naufragó y tanto los que iban a bordo como la mercancía que transportaba acabaron desparramados en este tramo de costa. Las rocas esféricas son las calabazas, los boniatos y las cestas para pescar anguilas que transportaban. Por su parte, los bajíos rocosos que se adentran en el mar en Shag Point (más al sur) son el casco de la canoa naufragada, mientras que un promontorio cercano es el cuerpo petrificado del capitán.
También hay algún iluminado que cree que estas rocas esféricas son en realidad huevos alienígenas, pero tonterías aparte lo cierto es que los Moeraki Boulders son unas formaciones rocosas muy especiales que merecen totalmente una visita si os encontráis por esta zona de Nueva Zelanda.