Si queréis viajar a un destino cercano, económico, con una gastronomía excelente y muchísimos lugares interesantes que visitar, no lo dudéis: Portugal es lo que estáis buscando. Nuestro vecino de al lado es un país de gente amable, donde os entenderéis perfectamente a pesar de no hablar portugués y que, por su tamaño relativamente pequeño, es perfecto para recorrer en coche. En Portugal hemos estado en varias ocasiones. Conocemos la maravillosa ciudad de Oporto, en el norte. También hemos disfrutado de las playas y los pueblos costeros del Algarve. Y en cuanto a Lisboa, ya habíamos estado un par de veces antes de animarnos a regresar una tercera. Portugal nunca decepciona, y Lisboa es una ciudad maravillosa por la que empezar a conocer este bonito país.
Así como nuestras anteriores visitas a Lisboa las hicimos en verano, en esta ocasión elegimos el mes de diciembre para visitar la ciudad. Aprovechamos que íbamos a pasar las fiestas navideñas visitando a la familia en Sevilla y Badajoz para hacer una escapada de cinco días a Portugal. Dada la cercanía geográfica, no dudamos en ir en nuestro propio coche. Exceptuando el viaje a Oporto, todas las veces que hemos ido a Portugal ha sido en coche. Es quizá la mejor forma de moverse si queréis visitar otros pueblos, pero si vais a quedaros únicamente en Lisboa siempre podéis buscar algún vuelo barato y ahorraros unas cuantas horas de viaje por carretera.
Os habréis fijado que hemos hablado de una escapada de cinco días a Portugal. Sin embargo, el post lo hemos titulado «Lisboa en 4 días«. No nos hemos equivocado. Lo que sucede es que el quinto día lo aprovechamos para visitar la bonita población de Évora, ya de vuelta a España. Si no hubiéramos estado antes en Lisboa, ese día extra lo habríamos dedicado a visitar Sintra y sus alrededores. Sin duda es una opción cien por cien recomendable, diríamos que casi obligatoria. Pero al haber estado ya un par de veces, optamos por conocer un lugar distinto. Igualmente dedicaremos un post a hablaros de todos los lugares que podéis visitar en los alrededores de Lisboa, que podéis intentar concentrar en un único día para optimizar vuestro tiempo.
Barrios de Lisboa
Cuatro días son más que suficientes para conocer Lisboa. Es una ciudad bastante pequeña, con un centro histórico muy compacto y fácil de recorrer. Aunque siempre es interesante salirse de las rutas establecidas y explorar zonas menos turísticas de la ciudad, hay una serie de barrios de Lisboa que vais a visitar sí o sí. Y no es para menos: en ellos se concentran los principales monumentos de la ciudad y los rincones más bonitos. A continuación os damos una pincelada general de cada uno, aunque os hablamos más detalladamente de todo lo que podéis ver y hacer en ellos en este post.
Baixa
Tras la terrible destrucción causada por el famoso terremoto de 1755, Lisboa resurgió literalmente de sus cenizas. El Marqués de Pombal fue el encargado de su reconstrucción y a él se debe la cuadrícula de calles perfectamente ordenadas que constituyen hoy en día la Baixa de Lisboa. Este gran ejemplo de planificación urbana es hoy en día la zona más animada de Lisboa. Aquí se concentran tiendas y restaurantes, así como las principales plazas de la ciudad.
Desde la Plaza del Marqués de Pombal parte la elegante Avenida da Liberdade. A lo largo de su poco más de un kilómetro se alinean las tiendas de las marcas de ropa más lujosas. Esta avenida lleva directamente hasta el corazón de la Baixa. Sus rectas y ordenadas calles son su principal característica y rompen radicalmente con la distribución más bien caótica del resto de la ciudad. Además de pasear por sus calles, en la Baixa también encontraréis las plazas más bonitas y animadas de Lisboa, como la del Rossio, la de Figueira o la del Comercio, a orillas del Tajo.
Chiado
El Chiado, situado a medio camino entre el Barrio Alto y la Baixa, es uno de los rincones con más encanto de Lisboa. El Elevador de Santa Justa comunica ambos barrios y es quizá uno de los monumentos más reconocibles de la ciudad. El Chiado es un barrio elegante y alternativo, con ese toque bohemio que lo ha convertido en uno de los favoritos de los visitantes. Se podría decir que el Chiado es el epicentro cultural de Lisboa, en parte gracias a Fernando Pessoa, la librería Bertrand y el Café A Brasileira, lugar de encuentro de intelectuales de la época.
Barrio Alto
Situado junto al Chiado, el Barrio Alto es uno de los más auténticos de Lisboa. Poco han cambiado las cosas en esta zona de calles estrechas y casas bajas con la ropa tendida en los balcones. Los comercios y bares de toda la vida no han sido sustituidos todavía por otros más modernos y más del gusto de los turistas. Pasear por el Barrio Alto es conocer la Lisboa de verdad, aquella en la que los vecinos de siempre viven su día a día.
Alfama
La Alfama es un barrio humilde y encantador de tortuosas callejuelas que trepa por una colina hasta el Castelo de Sao Jorge. En este antiguo barrio de pescadores, ajeno al paso del tiempo, se concentran algunos de los principales monumentos de Lisboa. Se dice que en la Alfama nació el fado, esa música tan hermosa como melancólica. Este barrio invita a perderse por sus calles sin rumbo fijo, especialmente por las del diminuto barrio de Santa Cruz do Castelo, situado dentro de las murallas del castillo. Tampoco hay que perderse las vistas que ofrecen los que seguramente son los mejores miradores de la ciudad.
Belém
La zona de Belém es la más alejada del centro de Lisboa y se hace necesario el uso del transporte público para llegar hasta aquí. No os podéis perder la visita al Monasterio de los Jerónimos ni a la Torre de Belém, magníficos ejemplos del estilo manuelino. Con muchas zonas ajardinadas en las que sentarse a descansar, aquí encontraréis interesantes museos además de la famosa pastelería Pastéis de Belém. En ella se elaboran los que probablemente son los mejores pasteles de nata de toda Lisboa.
Cómo moverse por Lisboa
Aunque se puede ir a pie a casi todas partes (excepto quizá a la zona de Belém), Lisboa es una ciudad con muchas cuestas. Si le añadimos el hecho de que sus calles son de adoquines, es mejor que contéis con un calzado cómodo antes de lanzaros a recorrerla. Siempre podéis usar el transporte público de la ciudad. Además de autobuses y metro, la ciudad cuenta con una amplia red de tranvías históricos que se han convertido en una atracción turística por sí mismos. Tampoco hay que olvidar los elevadores, que ayudan a salvar el tremendo desnivel que hay entre algunas zonas de Lisboa.
Para consultar los precios actualizados del transporte público de Lisboa podéis acceder a la página web de Carris, la empresa municipal de transporte. En el momento de nuestro viaje el precio de un billete sencillo era de 2,90€ para el tranvía y 1,85€ para el autobús. El coste de los funiculares era de 3,70€ por dos viajes y el elevador de Santa Justa costaba 5,15€ (incluyendo dos viajes y el acceso al mirador).
Si adquirís un abono de transporte como las tarjetas 7 Colinas o Viva Viagem os podéis ahorrar bastante dinero. Son tarjetas recargables y de uso individual y para conseguirlas hay que pagar un coste único de 0,50€. Después tan solo hay que recargarlas con la cantidad de dinero correspondiente. En la web de Carris que os hemos indicado antes tenéis toda la información necesaria.
Principales líneas de tranvía de Lisboa
De las distintas líneas de tranvía que recorren Lisboa, hay un par que son las que seguramente terminaréis usando. Por un lado está el tranvía nº 28, el más conocido por todos los turistas. Su itinerario es perfecto, ya que cubre la mayoría de puntos de interés de la ciudad. No hay nada mejor que montarse en este antiguo tranvía y disfrutar de su ajetreado recorrido por las empinadas calles de Lisboa entre chirridos, frenazos y sacudidas.
La otra línea que probablemente usaréis es la del tranvía nº 15. Es el que lleva a Belém y al Monasterio de los Jerónimos. Tiene su parada inicial en la céntrica plaza da Figuerira, aunque también podéis cogerlo en la parada que tiene en la Plaza do Comercio. Este tranvía es de los modernos, con menos encanto pero con más capacidad que los antiguos. Nosotros os recomendamos que os montéis en la plaza da Figueira, porque suele llenarse hasta los topes y será muy difícil que encontréis un asiento libre.
Cuidado con los carteristas
Lisboa es una ciudad muy segura. Tan solo deberéis seguir las normas de seguridad aplicables a cualquier ciudad y usar el sentido común. Pero sí que es cierto que en los tranvías (especialmente en los antiguos) se pueden formar grandes aglomeraciones de gente que los carteristas aprovechan para llevarse lo que no es suyo. Así que ya sabéis: andaos con ojo y no perdáis de vista vuestras pertenencias para no llevaros un disgusto innecesario.
El auge de los tuk-tuks
Algo que nos sorprendió mucho de este viaje a Lisboa fue descubrir que la ciudad ha sido tomada por centenares de tuk-tuks. Las calles se ven invadidas por estos vehículos, que tan de moda se han puesto en los últimos años por su practicidad y sus precios económicos. Si os habéis cansado de caminar pero seguís queriendo recorrer Lisboa a vuestro aire, entonces un tuk-tuk puede ser la opción perfecta para vosotros. No tendréis problemas para localizarlos: están literalmente por todas partes. De los precios no os podemos contar gran cosa, ya que nosotros no los utilizamos en ningún momento. Pero ya veréis que las distintas compañías cuentan con puntos de información en los principales lugares turísticos.
Nuestro presupuesto
Como viene siendo habitual en el blog, a continuación os vamos a desglosar todos los gastos del viaje. De esta manera podréis saber, orientativamente, lo que os puede costar un viaje a Lisboa. Esta ciudad, igual que Portugal en general, siempre ha tenido fama de ser muy barata. Esto era totalmente cierto, pero lamentamos tener que decir que Lisboa ha dejado de ser un auténtico chollo en cuanto a los precios. Al convertirse en uno de los destinos europeos más de moda estos últimos años, los precios se han igualado a los de ciudades como Barcelona, por ejemplo. Aún es posible encontrar restaurantes baratos o un hotel decente a un precio asequible, pero tendréis que ir con cuidado si no queréis que se disparen los gastos casi sin daros cuenta.
Alojamiento
247,60€ (61,90€ por noche en habitación doble). Nos alojamos cuatro noches en el Hotel Excelsior (Rua Rodrigues Sampalo 172). Es un hotel de 3 estrellas que, como podéis comprobar, no es nada barato. Tened en cuenta que para los estándares españoles este hotel no debería tener más de dos estrellas. Como esperamos a última hora para hacer la reserva (a través de Booking.com) no logramos encontrar nada más económico con plazas libres para nuestras fechas. Elegimos este hotel porque está bien situado (junto a la Plaza Marqués de Pombal) y ofrece aparcamiento gratuito. Esto último era algo imprescindible para nosotros, ya que aparcar gratis en el centro de Lisboa puede ser complicado. El precio de la habitación también incluye el desayuno, que es bastante sencillo pero suficiente.
Una experiencia negativa
Nuestra experiencia con el Hotel Excelsior no fue demasiado buena. No os recomendamos que os alojéis en él, al menos hasta que hagan una reforma integral de sus instalaciones. Además de contar con los ascensores más ridículamente pequeños que hemos visto jamás, las zonas comunes están bastante desangeladas y son poco acogedoras. Nosotros no somos demasiado exquisitos: nos da igual si los muebles son viejos, la habitación es pequeña o no hay demasiadas comodidades.
Pero lo que no perdonamos es la falta de limpieza. Y este hotel no cumplió con este requisito indispensable. Cuando vas a usar el baño y ves que hay un cerco gris en el borde del agua, sabes que la persona encargada de la limpieza del wc no lo ha frotado bien en semanas (porque ese cerco no aparece de un día para otro). Si a eso le añadimos manchas en los azulejos de las paredes que seguían allí al final de nuestra estancia, pues es fácil entender el motivo de nuestro disgusto.
De mal en peor
También es digno de mención el horrible, diminuto y claustrofóbico cuarto de baño en general. Aunque la habitación era de tamaño correcto, el baño era tan pequeño que apenas cabía una persona dentro. Al salir de la ducha no quedaba más remedio que abrir la puerta para tener espacio suficiente para secarse. Pero eso no es lo peor.
Lo peor es la horrible ducha/bañera (un engendro llamado poliban que no es ni una cosa ni otra) encajonada en un rincón y de tan difícil acceso que casi nos abrimos la crisma entrando y saliendo de ella. El único punto a favor de la habitación que nos tocó fue la cama nueva y comodísima. El resto de muebles estaban viejos y rotos (la puerta corredera del armario se salía de la guía al abrirla y cerrarla).
En fin, como podéis ver no quedamos nada satisfechos con el hotel, especialmente si tenemos en cuenta el precio que pagamos por alojarnos allí. Si buscáis con suficiente antelación encontraréis opciones mucho mejores a un precio similar o algo más económico incluso.
Transporte público
11,25€. Esta cantidad incluye dos billetes de tranvía (2,90€ cada uno) y dos billetes de autobús (1,85€ cada uno). En el apartado dedicado a cómo moverse por Lisboa ya os hemos hablado sobre los abonos disponibles para ahorrar un poco en transporte público. Nosotros optamos por comprar directamente los billetes sencillos, ya que apenas lo utilizamos. En el importe total que gastamos en transporte hemos contabilizado también el precio del peaje que pagamos al cruzar el puente 25 de Abril para entrar en Lisboa. Solo cuesta 1,75€ y únicamente se paga al entrar en la ciudad (para salir es gratis).
Comida y bebida
186,33€ (46,58€ por día para dos personas). En la mayoría de nuestros viajes solemos intentar ahorrar bastante en este apartado. Pero durante el viaje a Lisboa no tuvimos muchos miramientos y no tiramos de supermercado ningún día. Comimos muy bien todos los días, aunque ya no es tan fácil como hace unos años encontrar menús diarios que bajen de los 10 o 12 euros. Más adelante publicaremos un post específico con nuestras recomendaciones sobre dónde comer en Lisboa.
Entradas a museos y monumentos
42,00€ (21,00€ por persona). Como esta no fue nuestra primera visita a Lisboa hay muchos monumentos que decidimos admirar por fuera, sin pagar entrada. Si es vuestra primera visita a la ciudad seguro que el gasto en este apartado será un poco mayor. Pagamos 10,00€ por persona para entrar al Monasterio de los Jerónimos y 11,00€ cada uno para visitar una exposición sobre M.C. Escher en el Museo de Arte Popular. Si os animáis a visitar la Torre de Belém, el Castelo de Sao Jorge o subís al elevador de Santa Justa (todas ellas opciones absolutamente recomendables), entonces calculad que os vais a gastar aproximadamente el doble por persona.
Compras y regalos
178,95€. No es nada habitual que incluyamos esta categoría dentro del presupuesto de un viaje. Se trata de algo demasiado personal como para tenerlo en cuenta. Pero como en Lisboa compramos muchos recuerdos (tanto para nosotros como para regalar) hemos pensado que no estaba de más incluirlo. Además de varios libros y unos preciosos cuadernos, el resto de compras fueron una caja de pasteles de nata, una botella de licor de cereza, un tranvía de juguete y montones de latas de conservas.
Os hablaremos con más detalle sobre las mejores compras que podéis hacer en Lisboa en un post específico que publicaremos más adelante. Como podéis ver es fácil que la cosa se os vaya de las manos, ¡encontraréis tentaciones por todas partes!
Total
666,13€ (333,06€ por persona).
*A esta cifra total faltaría añadirle el coste de llegar hasta Lisboa. Podéis encontrar vuelos realmente económicos con compañías de bajo coste, dependiendo de las fechas de vuestro viaje. Nosotros no hemos contabilizado este gasto en el presupuesto ya que viajamos en coche. Además, el gasto en gasolina es muy relativo, ya que depende de lo lejos que viváis o del coche que tengáis. Siempre podéis hacer un cálculo aproximado del coste en función del precio en vigor de la gasolina en el momento de viajar.
Gastronomía típica lisboeta
En Portugal se come muy bien. Y Lisboa no es ninguna excepción. Además de probar platos más vanguardistas, os aconsejamos degustar algunos de los más tradicionales. El cerdo y el bacalao sirven de base para una gran variedad de platos. Especialmente recomendable nos parece el bacalhau à brás. Se trata de un revuelto de huevo y bacalao desmigado con patatas paja que está para chuparse los dedos. También es digno de mención el caldo verde, la sopa más famosa de Portugal. El cocido portugués es un plato de lo más contundente, perfecto para tomar en invierno. Además del bacalao, en Lisboa se puede comer cualquier tipo de pescado y marisco fresquísimo. En la mayoría de restaurantes se acompaña la carne y el pescado con arroz, patatas, verduras o ensalada (a modo de plato combinado).
En cuanto a dulces, los pasteles de nata se llevan la palma. Estas pequeñas tartaletas de crema son una auténtica delicia y no hay pastelería que no tenga. Por último, si viajáis a Lisboa en invierno veréis que son muy típicos los puestos callejeros en los que se venden castañas asadas. Y también abundan los locales en los que tomar un chupito de ginjinha. Se trata de un licor de cereza bastante suave que va de maravilla para entrar en calor tras varias horas paseando por la ciudad. Además de estar muy bueno es muy barato. El precio varía un poco según el local, pero el chupito suele costar 1,20 o 1,40€.
Cuidado con las sorpresas al pedir la cuenta en el restaurante
Tened en cuenta que en los restaurantes os van a cobrar por el cubierto y por el pan y otros aperitivos que os servirán sin haberlos pedido. Suelen ser aceitunas, queso, paté… Si no queréis que os los cobren los podéis dejar a un lado sin tocarlos o pedir que se los lleven.
Fado: una cena con espectáculo
El fado es la música portuguesa por excelencia. Su origen se sitúa en el barrio de la Alfama y el fado en Lisboa es omnipresente. Nosotros no somos particularmente aficionados a la música ni entendemos nada de fado, pero hay que reconocer que es un estilo musical muy bonito. Si queréis disfrutar de él, nada mejor que una cena en alguna de las muchas casas de fado que hay. Muchas de ellas pertenecen a los propios fadistas y no son una mera trampa para turistas.
En este viaje no asistimos a ningún concierto, pero en nuestra anterior visita a Lisboa sí que lo hicimos. Cenamos en el Clube de Fado, un restaurante con una comida deliciosa situado en un edificio precioso. No es que sea demasiado barato, y además se cobra un suplemento por el espectáculo de fado. Pero es una experiencia única y original para disfrutar una vez en la vida.
La mejor época para visitar Lisboa
En este viaje optamos por visitar Lisboa a finales de diciembre. En nuestras anteriores visitas a la ciudad elegimos viajar en agosto. Aunque cualquier época del año es buena para viajar a Lisboa, en invierno suele llover bastante. En mayor o menor medida, nos llovió todos los días que pasamos allí. Por lo menos de vez en cuando salía el sol y nos daba una tregua. Las temperaturas en invierno son sorprendente y agradablemente cálidas, lo que es un punto a su favor.
Si vais en verano es poco probable que llueva y os encontraréis con días muy soleados. No hace un calor excesivo y por las noches incluso refresca un poco. Eso sí, también hay muchos más visitantes que en otras épocas del año.
Una hora menos que en España
Cuando viajéis a Portugal no olvidéis retrasar vuestro reloj una hora con respecto a la España peninsular.
Una ciudad con mucho que ofrecer
En nuestro próximo post os contaremos todo lo que podéis ver y hacer en Lisboa. Haremos un listado exhaustivo con lo mejor de la ciudad para que no os perdáis nada durante vuestra escapada a la capital lusa.
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