En el post de hoy os queremos hablar del libro Libre y salvaje. En él, Ignacio Dean nos cuenta la aventura épica que le llevó a dar la vuelta al mundo a pie. Con un recorrido de más de 33.000 km a lo largo de 4 continentes y 31 países, Dean tardó 3 años en completar su vuelta al mundo. Se convirtió así en el primer español en lograr tal hazaña, y en la quinta persona en la historia en conseguirlo. Siendo una persona muy deportista y que ya había hecho anteriormente rutas de senderismo de larga distancia, Dean decidió lanzarse a esta nueva aventura mucho más ambiciosa.
«Si quieres dar una vuelta al mundo caminando lo único que de verdad hace falta es caminar.»
Cuando uno se plantea dar la vuelta al mundo suele hacerlo en avión, furgoneta, moto e incluso en bicicleta. Pero hacerlo a pie es algo bien distinto. A nivel físico supone un reto enorme, ya que el cansancio y el esfuerzo son muy considerables. Los peligros también se multiplican. Viajando solo y a pie uno es más vulnerable a los accidentes, robos y asaltos. Además, al hacerlo sin asistencia de ningún tipo, Dean tenía que llevar consigo todo su equipaje. Para poder cargar con todo (el material de acampada, su ropa, las reservas de comida y agua y sus enseres personales) se hizo con un carrito que pronto se convirtió en su fiel compañero de viaje y al que apodó Jimmy.
El inicio de una gran aventura
Así fue como el 21 de marzo de 2013 inició su recorrido en la madrileña Puerta del Sol, punto al que no regresaría hasta el 20 de marzo de 2016. Como el mismo Dean repite en numerosas ocasiones en Libre y salvaje, el hecho de estar vivos es un milagro y hay que luchar por nuestros sueños. Así lo hizo él, completando un viaje que inicialmente podría parecer una locura pero que en realidad está lleno de significado.
Su aventura, a la que bautizó con el nombre de Earth Wide Walk, no estuvo exenta de peligros. Enfermedades, ataques terroristas, asaltos con machetes, adversidades meteorológicas… Dean tuvo que enfrentarse a grandes retos, pero su fortaleza física y, sobre todo, mental le hicieron seguir adelante sin rendirse. Este tipo de aventuras, especialmente si se hacen en solitario, suelen terminar antes de tiempo a causa de factores psicológicos más que físicos. Es muy duro enfrentarse a la soledad, pero hacerlo en unas condiciones como las que Dean nos cuenta en Libre y salvaje lo es mucho más.
«La libertad es un concepto muy romántico… pero también es duro y hay que valer para ello, te tiene que gustar y has de saber desenvolverte, ser capaz de renunciar a la estabilidad y a las comodidades, soportar la soledad, la incertidumbre, el frío y el hambre. No es fácil estar sucio cuando estás acostumbrado a una ducha diaria, tener hambre cuando estás habituado a comer tres veces al día.»
Libre y salvaje: un canto a la vida
Por el camino se cruzó con gente de lo más variopinta. También aprendió mucho sobre las distintas culturas con las que se fue encontrando. La gran conclusión a la que él mismo llegó, y que cualquiera que haya viajado un poco puede confirmar, es que el mundo está lleno de buena gente. Incluso aquellos que tenían poco le ayudaron a lo largo del camino, ya fuera ofreciéndole un lugar seguro donde dormir o compartiendo un plato de comida caliente.
«… un derroche de hospitalidad y humanidad que me conmueve y me hace sentir pequeño al observar cómo gente pobre y humilde me abren las puertas de su casa y comparte sin ningún reparo y con una sonrisa lo poco que tiene.»
Libre y salvaje es la prueba de que el mundo es mucho menos peligroso de lo que nos pintan. Aunque eso no quiere decir que no haya gente de poco fiar y que no haya que ir siempre atento a cualquier situación peligrosa.
«Si algo voy aprendiendo durante mi caminata es que no hay una cultura mejor que otra; son simplemente diferentes, y esa es la magia. Has de viajar y visitar los países desde el respeto y la humildad, sin juzgar, cambiando la mentalidad para poder comprender, acercándote con curiosidad a sus gentes y a su historia, tratando de aprender y fundirte con las costumbres que cada país te ofrece para no perderte las maravillas y los misterios que esconden en su interior.»
Decidiendo el recorrido
A la hora de trazar la ruta, Dean tuvo en cuenta muchos factores. El principal de ellos fue la seguridad, motivo por el cual optó por evitar algunas zonas potencialmente muy peligrosas. El presupuesto disponible también fue un factor clave. Con unos ahorros bastante exiguos, consiguió recaudar fondos al dar a conocer su aventuras a través de redes sociales, prensa y radio. No obstante, la escasez de medios económicos se hizo notar a lo largo de todo el viaje.
«Todo el mundo quiere que le reconozcan la grandeza y el mérito de sus acciones cuando en realidad acciones mucho más extremas las realizan a diario en el anonimato los supervivientes de un conflicto bélico, miles de refugiados e inmigrantes saltando vallas y cruzando mares, jugándose la vida en embarcaciones ridículas. Hasta yo mismo me siento a veces un caprichoso jugando a superar mis límites y poniendo mi vida en juego sin necesidad.
Otro factor determinante a la hora de decidir el recorrido a seguir fue el tema de los visados. Dependiendo de la duración de los visados, debía darse relativa prisa en atravesar grandes distancias antes de llegar a la fecha límite. Eso quizá le impidió profundizar más en los distintos lugares que visitó. Al viajar a pie uno avanza mucho más despacio que si utiliza cualquier medio de transporte. Eso limitó bastante a Dean, que a pesar de todo podía llegar a recorrer 40 o 50 km en una jornada, e incluso más.
Una aventura no exenta de peligros
Con su carrito, Dean llamaba la atención allí por donde pasaba. Eso casi siempre fue algo positivo, excepto cuando en alguna que otra ocasión atrajo la atención de algún indeseable con malas intenciones.
«Durante este viaje sucede un curioso proceso: cuanto más veo, menos sé … Los pilares de tu cultura se resquebrajan cuando observas que no hay una verdad única, sino muchas formas diferentes de entender la realidad, los cimientos se tambalean al ver que lo que hasta entonces considerabas como válido deja de serlo, y te ves entonces en la necesidad de adoptar una mirada más amplia, un pensamiento más universal.»
Solo ante el peligro
Nicaragua, Honduras, El Salvador y México fueron los lugares más peligrosos por los que pasó. En ellos se enfrentó a los momentos más peliagudos de su periplo. No todo es de color de rosa en Libre y salvaje. Dean nos cuenta también todo lo malo y las experiencias negativas que le tocó vivir.
«… me veo en la tesitura de volver a recordar que recorro los países caminando y en solitario, sin ningún tipo de protección ni compañía más que mis propias fuerzas, habilidad y entereza, que no estoy visitando los países ni haciendo turismo, que no llego en avión, me subo a un taxi, voy al hotel, de ahí al restaurante y al museo, que paso por lugares por los que no ha pasado nunca antes un extranjero caminando, que cada día me he de buscar la vida para comer y dormir allí donde me sorprenda la noche, que la velocidad a la que me desplazo es de seis km por hora empujando un llamativo carro azul de cincuenta kilos en el que porto mis únicas y escasas pertenencias, que soy el centro de todas las miradas cuando atravieso una población, que he caminado rodeado por grupos de gente y por largas y solitarias carreteras donde te meten un tiro, te tiran a la cuneta y nadie se entera.»
Nuevos retos y proyectos
Si queréis saber más sobre los retos a los que se tuvo que enfrentar Dean, no dudéis en leer Libre y salvaje. Los que tengáis un espíritu aventurero os pondréis fácilmente en su piel. Y los que no tengáis esa inquietud por dejarlo todo atrás y salir a explorar el mundo disfrutaréis igualmente con su relato.
Y para descubrir en qué nuevo proyecto anda metido actualmente Dean, podéis consultar su página web oficial. Allí explica en qué consiste la Expedición Nemo, con la que pretende unir a nado los cinco continentes. Para ello Dean quiere atravesar nadando los distintos estrechos que los separan. Sin duda es otro gran reto para este aventurero incansable, a la altura del que llevó a cabo en Libre y salvaje.