Cuando uno piensa en los Picos de Europa, enseguida le vienen a la cabeza los Lagos de Covadonga. Son una de las principales atracciones turísticas de Asturias, y es fácil comprender el motivo. El hecho de poder llegar hasta ellos en coche (aunque con una serie de restricciones de las que hablaremos más abajo) o autobús ha contribuido a su masificación. Por eso os recomendamos ir muy temprano por la mañana, ya que en caso contrario no podréis disfrutarlos de la misma manera.
Cómo llegar a los Lagos de Covadonga
La carretera que sube hasta los Lagos de Covadonga es la AS-262. Los lagos están a tan solo 21 km de Cangas de Onís, la población más grande de los alrededores. Desde Cangas hay que tomar la carretera AS-114 (que va de Cangas de Onís a Arenas de Cabrales) y, a unos 4 km, encontraréis el desvío a Covadonga muy bien señalizado.
Más o menos a mitad de camino de los lagos se encuentra el Santuario de Covadonga, al que dedicaremos un post en exclusiva. Hasta allí, el acceso por carretera es libre (al menos de momento, es posible que en un futuro cercano se regule también). Pero a partir del santuario hay unas estrictas restricciones a la hora de circular con un vehículo particular que entran en vigor durante la temporada alta.
Restricciones de tráfico para acceder a los Lagos de Covadonga
Antes de que entraran en vigor las restricciones de tráfico, había tal afluencia de visitantes a los lagos que las zonas de aparcamiento habilitadas se llenaban enseguida y la gente terminaba aparcando donde le daba la gana. No olvidemos que los Lagos de Covadonga forman parte del Parque Nacional de los Picos de Europa y son un entorno natural especialmente protegido. Para evitar esta situación, se optó por cerrar el acceso por carretera y habilitar unos autobuses a disposición de todos los visitantes.
La empresa Alsa es la que gestiona esos autobuses. Se han habilitado una serie de aparcamientos donde dejar los vehículos particulares, y junto a ellos se encuentran las correspondientes paradas de autobús. Los aparcamientos son los siguientes: P1-Estación de autobuses de Cangas de Onís, P2-El Bosque, P3-Muñigo, P4-El Repelao. El precio de los aparcamientos es de 2,00€ para todo el día, mientras que el billete de autobús cuesta 9,00€ (por adulto) y es válido durante todo el día. Para más información actualizada sobre precios, horarios, etc, podéis consultar la página web oficial de Alsa.
Cómo llegar a los Lagos de Covadonga en coche particular
Dependiendo de la época del año, las restricciones son algo más flexibles. En el momento de nuestra visita, la barrera que regula el tráfico entre el santuario y los lagos se bajaba a las 7:30h de la mañana. A partir de esa hora ya no podía subir ningún vehículo particular. Los más madrugadores no tenían problema para acceder con sus vehículos particulares. Actualmente se han endurecido aún más estas medidas, y durante la temporada alta se ha optado por cerrar completamente el tráfico durante las 24 horas del día, por lo que ya no es posible visitar los lagos en coche por mucho que se madrugue.
La normativa al respecto y los horarios de apertura y cierre de la carretera varían a lo largo del año. Lo más aconsejable es consultarlos directamente en la página web oficial del Parque Nacional para evitar sorpresas de última hora.
Ruta por los Lagos de Covadonga
Los lagos de Enol y Ercina, conocidos en su conjunto como los Lagos de Covadonga, se pueden recorrer a pie muy fácilmente. La ruta habilitada es la PR-PNPE 2 y está señalizada mediante unas marcas de color blanco y amarillo. Existen dos recorridos: uno corto, de solo 3 km, y otro un poco más largo de 5 km, que es el que hicimos nosotros. Ambos son rutas circulares de baja dificultad.
Tras dejar el coche (o bajar del autobús) en el aparcamiento de Buferrera, podéis elegir por dónde comenzar la ruta. Mucha gente opta por ir primero al Centro de Visitantes Pedro Pidal y después dar un paseo junto a los lagos. Nosotros optamos por lo contrario y dejamos el centro de visitantes para el final, ya que preferimos visitar los lagos cuando apenas hay gente.
De camino al Mirador de Entrelagos
A las 7 de la mañana, que es cuando llegamos, todo está muy tranquilo. Del aparcamiento nos dirigimos al lago Enol por un sendero empedrado. Ha amanecido hace poco y el sol aún está bajo. El lago aparece ante nosotros iluminado por una luz suave. Este es el lago más grande de los Picos de Europa. Apenas hemos empezado la visita y ya nos hemos enamorado del paisaje. Un rebaño de vacas pasta tranquilamente cerca de la orilla y el silencio de primera hora de la mañana solo se ve interrumpido de vez en cuando por los coches que van llegando poco a poco.
Vamos siguiendo el camino empedrado en dirección al Mirador de Entrelagos. El resto del recorrido no tiene prácticamente ningún desnivel, pero para llegar al mirador hay que subir un tramo de escaleras. Una vez arriba, las vistas compensan el esfuerzo. Desde aquí arriba podemos admirar ambos lagos a la vez. Antes de descender hasta la orilla del lago Ercina, hacemos una parada para desayunar mientras disfrutamos de estas vistas privilegiadas. Junto al mirador hay una pequeña edificación, probablemente un refugio, con un banco de piedra. Allí nos sentamos, rodeados de vacas, mientras comemos un delicioso sobao pasiego.
Descansando junto al lago Ercina
Hablando de vacas, hay que aclarar que no hay que acercarse a ellas para tomarse fotos ni, mucho menos, intentar acariciarlas. Aunque por lo general se trata de animales dóciles, pueden ser peligrosas si se las molesta, así que lo mejor es dejarlas tranquilas y contemplarlas desde una cierta distancia.
Tras desayunar, emprendemos de nuevo el camino. Bajamos por el camino empedrado hasta el Lago Ercina. Hay un aparcamiento junto a él que, pese a lo temprano de la hora, ya está prácticamente lleno. Si sois madrugadores como nosotros, quizá encontréis un hueco libre, pero en caso contrario os tocará dejar el coche en el aparcamiento de Buferrera.
Los que vayáis a realizar la ruta corta a los Lagos de Covadonga, deberéis continuar vuestro recorrido en dirección a las Minas de Buferrera y el Centro de Visitantes Pedro Pidal. Por el contrario, si optáis por la ruta larga como nosotros, deberéis tomar el sendero que recorre toda la longitud del lago Ercina hasta su extremo final.
El hayedo de Palomberu
Es a partir de este punto donde comienza la que, a nuestro parecer, es la parte más bonita de esta excursión. Dejamos atrás el lago Ercina y pasamos junto a la majada llamada Las Reblagas. En estas construcciones de piedra es donde se alojan los pastores y donde se recoge el ganado por las noches. No es la única majada que encontraremos durante esta parte del recorrido. Un poco más adelante pasamos por otra llamada El Bricial.
En El Bricial se forma otro lago temporal en época de lluvias muy abundantes o durante el deshielo. En pleno verano no queda rastro de él, así que tan solo podemos adivinar el aspecto que debe de tener este rincón tan bonito cuando rebosa de agua.
Continuamos la ruta y llegamos a un paraje maravilloso, ideal para hacer una pausa y sentarnos a comer algo. Se trata del hayedo de Palomberu. Es un bosquecillo no demasiado grande, pero es realmente bonito. Helechos y musgos cubren cada rincón, y bajo las hayas se disfruta de una sombra refrescante.
Completando la ruta circular a los Lagos de Covadonga
Tras un agradable descanso en el hayedo, seguimos adelante y pronto llegamos a la Vega de Enol. Una ancha pista forestal, completamente llana, nos conduce de nuevo al lago Enol. Por el camino pasamos junto al refugio Vega de Enol, también llamado Casa de Pastores. Si os interesa pernoctar en él, aquí disponéis de más información. En los prados de alrededor vemos un rebaño de ovejas pastando tranquilamente y, al fondo, se distingue la pequeña ermita de El Buen Pastor.
La pista forestal continua adelante hasta desembocar en la carretera, pero hay un desvío bien señalizado que permite descender hasta la misma orilla del lago. Dejamos atrás otra majada en la que nos topamos con un pastor y su perro, y en unos minutos tenemos ante nosotros unas vistas espectaculares. Las aguas del lago Enol están tan quietas que parece un espejo, y en él se reflejan las montañas circundantes. Este tramo de la orilla del lago esconde rinconcitos idílicos. Hay algunas vacas por allí que nos observan de reojo pero siguen tranquilamente a lo suyo.
Con esto hemos terminado la ruta larga a los Lagos de Covadonga. Tan solo nos falta acercarnos al centro de visitantes y las minas, así que hacia allí nos dirigimos.
Centro de Visitantes Pedro Pidal
El Centro de Visitantes Pedro Pidal no solo sirve para conseguir información sobre los lagos y el parque nacional. En su interior hay una interesante exposición que merece totalmente la pena visitar. En el exterior del centro podréis ver una reproducción a tamaño real de una cabaña de pastor con su cama, su lumbre y los cuatro enseres básicos que usaban tradicionalmente los pastores de la zona.
Desde el centro de visitantes os podéis desviar hasta el mirador del Príncipe de Asturias, desde donde hay unas vistas espectaculares a la Vega de Comeya y las montañas de alrededor. Si os dirigís a las minas de Buferrera pasaréis por un edificio en cuyo interior hay una maqueta de los Picos de Europa y en el que se proyecta un audiovisual. Justo al lado hay una zona de picnic con mesas y una fuente.
Minas de Buferrera
Terminamos nuestra visita a los Lagos de Covadonga en las Minas de Buferrera. Se trata de unas antiguas minas de hierro y manganeso que empezaron a explotarse a finales del siglo XIX. Se conserva un tramo de vía y algunas vagonetas empleadas para transportar el material extraído. El acceso a las minas, que son a cielo abierto, se hace a través de una bocamina excavada en la roca. El túnel es muy corto pero está bastante oscuro. Tened cuidado con la cabeza, ya que el techo es bastante bajo, y con los tropiezos, porque hay que andar sobre las traviesas de la vía.
Un sendero empedrado nos guía por las minas y serpentea entre unas peculiares formaciones rocosas. Si seguís adelante por el sendero llegaréis hasta el lago Ercina, pero como nosotros ya hemos estado a primera hora de la mañana, damos media vuelta para regresar al aparcamiento de Buferrera, donde tenemos el coche.
De camino al Santuario de Covadonga
Toca ahora el descenso hasta el Santuario de Covadonga y Cangas de Onís. Cuando hemos subido en coche esta mañana, no eran todavía las 7 y no nos hemos encontrado con casi ningún vehículo. Sin embargo, la bajada no será tan tranquila. Aunque no nos cruzaremos con vehículos particulares, ya que la carretera sigue cortada al tráfico por las restricciones en vigor, sí que nos vamos a topar con un buen número de autobuses y autocares.
La carretera a los Lagos de Covadonga es estrecha y con curvas, y en algunos momentos parece improbable que los autobuses puedan circular por allí. La velocidad a la que circulan tampoco parece la más adecuada, especialmente teniendo en cuenta que de vez en cuanto nos encontramos con ganado suelto en mitad de la carretera.
Conseguimos llegar al Santuario sin ningún incidente, muy contentos con la visita a los lagos. Ha merecido totalmente la pena el madrugón de esta mañana porque nos ha permitido disfrutar de este maravilloso entorno natural a nuestro ritmo y sin grandes multitudes. Os lo recomendamos totalmente.
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