La Cueva del Queso de Cabrales

El queso de Cabrales es el queso más conocido de Asturias. Podrá gustarnos más o menos (a nosotros nos encanta), pero todo el mundo ha oído hablar de él. Si queréis aprender más sobre su proceso de elaboración y sobre la región de la que procede este delicioso queso azul, nada mejor que visitar la Cueva del Queso de Cabrales.

Un queso con Denominación de Origen Protegida

El queso de Cabrales cuenta con Denominación de Origen Protegida. Su zona de producción abarca el Concejo de Cabrales e incluye poblaciones como Arenas, Bulnes, Asiego, Sotres o Tielve. En Arenas de Cabrales es donde se encuentra la Cueva del Queso de Cabrales, a la que se puede acceder mediante visita guiada de unos 45 minutos de duración aproximadamente.

Visitando la Cueva del Queso de Cabrales

Esta cueva-exposición está gestionada por la Fundación Cabrales. Está a las afueras de Arenas de Cabrales, junto a la carretera AS-264 en dirección a Poncebos. Queda lo suficientemente cerca del centro de la población como para que dejéis el coche allí y os acerquéis a la cueva andando. Después de comprar las entradas en la taquilla, hay que dirigirse a la entrada de la cueva y esperar hasta la hora de inicio de la visita. Mientras esperáis podéis disfrutar de las bonitas vistas del río Cares, ya que la cueva (llamada Cueva El Cares) se encuentra junto a él.

Una vez dentro de la cueva, iréis pasando por distintas secciones con paneles informativos y distintos objetos expuestos. El guía os contará muchos datos interesantes sobre el queso de Cabrales y su origen, os explicará en qué consiste el proceso de elaboración y maduración (que se lleva a cabo en cuevas naturales como esta en la que nos encontramos), e incluso podréis ver la reproducción de una típica cabaña de pastor.

Aprendiendo sobre el queso de Cabrales

Cuando termine la visita sabréis que el queso de Cabrales lo elaboran los propios ganaderos con leche de vaca o con mezcla de dos o tres leches: vaca, cabra y oveja. También desmentirán algunas de las cosas que seguro que habéis oído por ahí sobre este queso: no es cierto que el queso deba tener gusanos, ya que eso significa que el queso se ha estropeado y no es apto para el consumo.

También habréis aprendido a diferenciarlo de otros quesos azules que no son Cabrales, ya que el auténtico va envuelto en un distintivo papel de aluminio de color verde. Antiguamente el envoltorio era diferente, ya que se utilizaban hojas de plátano, pero las condiciones sanitarias no eran las adecuadas y una vez establecido el Consejo Regulador se unificaron una serie de criterios (bastante estrictos, por cierto) para cumplir con lo requerido a la hora de obtener la Denominación de Origen Protegido.

Tan solo hay una veintena de queserías que elaboran el auténtico queso de Cabrales, y todas las regulaciones existentes tienen como objetivo evitar fraudes y falsificaciones, además de asegurar la calidad del producto.

Una cueva de maduración auténtica

Una de las partes más interesantes de la visita es poder ver de cerca los quesos en pleno proceso de maduración. Todas las cuevas donde se madura el queso de Cabrales son de origen natural, tanto de uso individual como colectivo. En ellas hay un elevado grado de humedad para favorecer el crecimiento del hongo Penicillium. Este hongo es el que le aporta esas vetas de color azul verdoso tan reconocibles. El proceso de maduración dura de dos a cuatro meses. Cuanto más maduro es el queso, más intenso es su sabor.

Una pequeña degustación para terminar la visita

Una vez terminado el recorrido por la cueva-exposición, el guía os acompañará a una sala en la que se proyecta un corto vídeo explicativo. Al terminar el video os ofrecerán una pequeña degustación de queso de Cabrales acompañado por un vasito de sidra asturiana. Os darán a probar queso con distintos niveles de maduración, pero todos absolutamente deliciosos. Nos parece que esta es la forma perfecta de terminar una visita que hará las delicias de los más queseros.