La ciudad de Dunedin no solo es la puerta de entrada a la península de Otago, sino una de las más interesantes de Nueva Zelanda. Rica en patrimonio arquitectónico, Dunedin fue establecida en 1848 por un grupo de colonos escoceses. A ellos les debe su nombre, que proviene de Dun Eideann, el nombre en gaélico de la capital escocesa, Edimburgo. Tal es la influencia de la madre patria que a Dunedin se la conoce también como «la Edimburgo del sur«.
En Dunedin se encuentra el edificio más fotografiado de toda Nueva Zelanda: su estación de tren. Además de esta joya, se conservan muchos otros edificios de estilo eduardiano y victoriano que son el reflejo de la gran riqueza que vivió la ciudad en la década de 1860 y en los años posteriores, a raíz de la fiebre del oro en la provincia de Otago. Durante muchos años, Dunedin fue la ciudad más grande y próspera de Nueva Zelanda, y esa riqueza se nota todavía en su legado arquitectónico.
The Octagon: el corazón de Dunedin
El centro de Dunedin se conoce como The Octagon por su forma octogonal. En sus alrededores se concentran la mayoría de puntos de interés de la ciudad. Las calles Princes, George y Stuart son los ejes principales de este octágono y están llenas de tiendas, restaurantes y cafeterías. En este enlace podéis consultar el folleto publicado por la web oficial de la ciudad, que incluye un mapa de Dunedin y sus alrededores. Os aconsejamos comenzar vuestra visita a Dunedin por The Octagon, ya que aquí se encuentra el i-SITE, donde os darán cualquier información que necesitéis.
En The Octagon también se encuentra la catedral anglicana de Dunedin, St Paul’s Cathedral. La construcción del edificio actual comenzó en 1915, pero el presbiterio se reconstruyó con posterioridad y data de 1971. La catedral de St Paul no es la única de Dunedin. Unas calles más allá está la catedral católica de St Joseph, cuya construcción comenzó en 1878. No tuvimos ocasión de visitarla, pero si estáis interesados la encontraréis en la esquina de las calles Rattray y Smith.
Una librería de segunda mano en el centro de Dunedin
Los amantes de los libros os podéis acercar a conocer una bonita librería de segunda mano. En 20 Dowling Street está Hard To Find Secondhand Bookshop. Es perfecta para descubrir la literatura neozelandesa, no demasiado conocida a nivel internacional.
Si queréis saber más sobre la cultura local, en Dunedin hay varios museos que podéis visitar. En The Octagon está el museo de arte de Dunedin, y a un par de calles (al lado de la famosa estación de tren) se encuentra el Toitu Otago Settlers Museum. Algo más alejados del centro están el Otago Museum y The Dunedin Museum of Natural Mystery (un museo que describiríamos, cuanto menos, como «peculiar»). Nosotros no visitamos ninguno de ellos, no tanto por falta de interés como por falta de tiempo, así que no os los podemos recomendar de primera mano.
Olveston Historic Home
La que sí visitamos es una preciosa casa-museo, la Olveston Historic Home. Aunque queda alejada del centro, optamos por ir dando un paseo. Por el camino descubrimos multitud de preciosas casas llenas de detalles y con unos jardines muy cuidados. Tened en cuenta que Dunedin es una ciudad llena de cuestas, pero el esfuerzo lo compensa el hecho de que su zona residencial es realmente bonita y muy tranquila.
De Olveston Historic Home no tenemos fotos del interior, ya que no está permitido hacer fotos. Esta vivienda perteneció a la familia Theomin, que vivió en ella entre 1906 y 1966. Cuando el último integrante de la familia falleció sin descendientes, la vivienda y todo su patrimonio fue donado a la ciudad de Dunedin. Si os gustan las casas con solera, con muebles de época y perfectamente conservadas, entonces os recomendamos esta visita. La visita guiada es en inglés (también la hay en francés y alemán, pero no en español) y dura 1 hora. Para más información, aquí tenéis el enlace a su página web oficial.
Dunedin Railway Station: una expectacular estación de tren
Si hay algo que bajo ningún concepto podéis dejar de visitar en Dunedin, es su estación de tren. De estilo barroco eduardiano, fue construida en 1906. Su arquitecto, George Troup, combinó en su fachada el color oscuro del basalto con el blanco de la roca caliza. El contraste de ambas rocas, además de la elaborada ornamentación, le dan el aspecto de una casita de jengibre. Tanto es así, que pronto el arquitecto fue rebautizado como «Gingerbread George«.
La mejor perspectiva de la estación la tendréis desde Anzac Square Gardens, un bonito jardín frente a ella, o desde Stuart Street. Si bajáis por Stuart Street tendréis ocasión de contemplar también el bonito edificio del Otago Daily Times, uno de los periódicos más importantes de Nueva Zelanda.
Una estación bonita por dentro y por fuera
No solo el exterior de la estación es una maravilla: el interior es igual de bonito. Especial atención merecen los mosaicos que decoran el suelo de la entrada, así como la escalera que lleva al piso superior. Allí hay una pequeña galería de arte que se puede visitar libremente.
También se puede acceder a la zona de las vías y echar un vistazo a un antiguo vagón y una vieja locomotora. La estación de tren todavía está en uso, pero solo ofrece un par de rutas turísticas en fechas muy específicas. Aquí tenéis más información.
Baldwin Street: la calle más empinada del mundo
Dunedin es una ciudad con muchas cuestas. Si dais un paseo por la ciudad os daréis cuenta enseguida. Y de entre todas sus calles, hay una que tiene el mérito de ser la calle más empinada del mundo. Se trata de Baldwin Street y así lo reconoce el Guinness World Records. Tiene una pendiente del 34,8% y caminar por ella es todo un reto. Si tenéis miedo a las alturas podéis llegar a pasarlo un poco mal, especialmente a la hora de bajar. En ese caso, lo mejor es usar las escaleras que hay en la acera.
Aunque hay una calle en un municipio de Gales que supuestamente tiene una pendiente del 37,45%, desde el Guinness World Records matizan que ese dato corresponde a una curva interior de la calle, mientras que lo que se tiene realmente en cuenta a la hora de establecer el récord es la medida tomada desde la línea central de la calle. Por ese motivo, Baldwin Street sigue ostentando el récord mundial.
Con esta calle de récord nos despedimos de Dunedin, una ciudad que nos ha sorprendido positivamente.
[…] y pasó a formar parte de nuestros favoritos casi de inmediato. Se extiende al este de Dunedin, lo que permite visitar ambos lugares conjuntamente. Mientras que un lado de la península de Otago […]