Al atravesar el estado de Wyoming por carretera se tiene la oportunidad de visitar algunos lugares de lo más interesantes. Uno de ellos es Devils Tower, un monolito de roca rodeado de misterio y antiguas leyendas. Se hizo mundialmente famoso gracias a Steven Spielberg y su película Encuentros en la tercera fase. Pero antes de eso, Devils Tower ya era un lugar sagrado de gran importancia para los nativos americanos.
Una bonita ruta por el noreste de Wyoming
En nuestra anterior etapa del road trip por el norte de Estados Unidos, disfrutamos de un día estupendo en Cody. Tras conocer la ciudad y asistir a un auténtico rodeo, hicimos noche allí. La siguiente etapa supondrá una buena cantidad de kilómetros por carretera, pero con muchas paradas interesantes por el camino.
Tras un madrugón considerable, abandonamos Cody con el objetivo de llegar hasta Deadwood, en Dakota del Sur. La principal atracción del recorrido de hoy es Devils Tower, sin duda. Pero no vamos a recorrer los 500 km que nos separan de la Torre del Diablo de un tirón.
Desayunando en Greybull
La carretera US-14 nos lleva hasta la anodina población de Greybull. Es un pequeño pueblo en mitad de la nada, sin ninguna gracia ni aparentemente nada que ofrecer. Allí paramos a desayunar en el Uptown Cafe, en lo que resulta ser una cafetería que no se ha renovado en absoluto en los últimos 40 años. Está que se cae a pedazos y totalmente pasada de moda, pero es uno de los lugares más auténticos en los que hemos estado nunca.
Solo lo frecuenta la población local y algún que otro viajero despistado que va de paso. Pero la comida está francamente buena y las raciones son generosas. Si uno es capaz de obviar el desastroso estado del local, es sin duda toda una experiencia desayunar allí. No tenemos ninguna foto del local porque nos daba un poco de apuro sacar la cámara como dos turistas catetos, pero la verdad es que fue uno de esos momentos inolvidables del viaje.
Shell Canyon
Dejamos atrás Greybull y al poco rato nos adentramos en Shell Canyon. Este cañón se encuentra poco después de atravesar la pequeña población de Shell. La carretera se va encajonando entre las paredes de roca excavadas por el río Shell.
El paisaje es precioso y circulamos despacio para disfrutarlo al máximo. Poco después de dejar atrás el cañón paramos a contemplar las cascadas Shell Falls. Están a pie de carretera, junto a una amplia zona de aparcamiento y un pequeño centro de visitantes. Una serie de pasarelas y miradores ofrecen unas buenas vistas. Merece la pena dedicar unos minutos a este bonito lugar mientras se aprovecha para estirar un poco las piernas.
Atravesando Bighorn National Forest sin apenas gasolina
Poco después de Shell Falls nos adentramos en Bighorn National Forest. La carretera serpentea a través del denso bosque de coníferas y el paisaje es magnífico. Eso sí, si alguna vez os encontráis por esta zona esperamos que seáis más previsores que nosotros y no os olvidéis de llenar el depósito de gasolina antes de meteros en el bosque.
No llevamos muchos kilómetros recorridos cuando nos damos cuenta de que nos estamos quedando sin gasolina. No le damos importancia y seguimos adelante esperando encontrar pronto una gasolinera. ¡Pero resulta que no hay ni una!. Avanzamos durante kilómetros y kilómetros sin encontrar el menor rastro de civilización, tan solo bosque. Nos cuesta creer que en una carretera de esta envergadura no haya una triste estación de servicio. Ya casi hemos consumido la gasolina de reserva y la situación empieza a ser un poco desesperada. No es tan grave como lo sería quedarse tirado en mitad del Valle de la Muerte, claro. Pero tampoco es divertido tener que buscarnos la vida en este rincón perdido de Wyoming.
Finalmente llegamos a Burgess Junction, en mitad de Bighorn National Forest. Allí hay algo de vida, con un par de resorts turísticos. Cuando vemos el precio de la gasolina (más del doble que en cualquier otra gasolinera) nos arrepentimos aún más de no haber sido más previsores. Echamos la cantidad justa para salir de allí y llegar hasta Sheridan, nuestra siguiente parada.
Una breve parada en Sheridan
Dejamos atrás el bosque tras descender por un pronunciado puerto de montaña. La pendiente es tan grande que incluso nos encontramos con un camión humeante al que se le han quemado los frenos. Nos reciben los prados de hierba amarillenta en los que pasta el ganado vacuno de los grandes ranchos ganaderos de la zona. Este paisaje es el que nos va a acompañar durante el resto del día y que también encontraremos durante buena parte del recorrido que haremos por Dakota del Sur.
Cuando llegamos a Sheridan aparcamos en Main Street con la intención de dar un paseo. La calle está repleta de edificios interesantes, en un estilo muy del Oeste. Pero para nuestra sorpresa la mayoría de tiendas y locales están cerrados y apenas hay un alma en la calle. Bastante decepcionados, decidimos seguir adelante tras comprar algo de comer en un Safeway a la salida del pueblo.
Devils Tower: una mole de roca en mitad de la nada
Tras una breve parada para comer en un área de descanso de la I-90, vamos de un tirón hasta Devils Tower. Poco después de tomar el desvío hacia la US-24 ya aparece en la lejanía la enorme torre de roca.
El monolito de roca destaca en mitad de la zona relativamente llana en la que se asienta. A pesar de tener un origen geológico de lo más lógico y racional, Devils Tower ha dado origen a numerosas creencias y supersticiones. La verdad es que su singularidad y el hecho de que no parece encajar en su entorno hacen fácilmente comprensible el por qué de ello.
En el camino de acceso a Devils Tower se encuentra la garita en la que pagar la entrada a este monumento nacional. El precio es de 15 dólares por vehículo, independientemente de la cantidad de ocupantes. Si tenéis el pase anual America the Beautiful, que sirve para acceder a todos los parques y monumentos nacionales del país, no tendréis que pagar nada. En la página web oficial se puede consultar toda la información disponible.
Si os interesa dedicar más tiempo a explorar esta zona, dentro de los límites de Devils Tower hay un camping donde alojarse. Se trata del Belle Fourche River Campground. También podéis hacer algunas de las excursiones que recorren los alrededores.
Un paraíso para los perritos de las praderas
Una de las primeras cosas de las que el visitante se da cuenta es de la enorme cantidad de perritos de las praderas que hay por todas partes. Junto a la carretera que lleva al centro de visitantes hay una zona donde son particularmente abundantes. Tanto, que la han llamado «Prairie Dog Town«. Hay amplias zonas donde dejar el coche para apearse y poder contemplar a estos simpáticos animalitos.
Suelen montar guardia junto a la entrada de sus madrigueras, sentados sobre sus cuartos traseros. Para comunicarse entre ellos emiten unos curiosos chillidos. Los hay por docenas, así que no tendréis que esforzaros lo más mínimo para verlos.
Recorriendo el Tower Trail
Tras dejar el coche en el aparcamiento junto al centro de visitantes, nos disponemos a explorar los alrededores de la Torre del Diablo. La mejor perspectiva se obtiene rodeando su base. Y para hacerlo hay habilitado un sendero circular llamado Tower Trail. Con una longitud total de 2 km, ofrece unas vistas insuperables sin tener que hacer un gran esfuerzo físico. Otros senderos, como Red Beds Trail o Joyner Ridge Trail, también son muy recomendables.
Vista de cerca, Devils Tower resulta impresionante por sus enormes dimensiones. Está formada por unas columnas basálticas que con el paso del tiempo se han ido desmoronando y formando un amontonamiento de rocas a los pies de la torre. Es precisamente al ver de cerca esos fragmentos de roca cuando uno se da cuenta del enorme grosor de las columnas.
Incluso podemos observar a un par de escaladores que están subiendo hasta la cima y su tamaño es diminuto en comparación con las gigantes columnas de roca. Devils Tower es un lugar estupendo para practicar escalada y este deporte se ha convertido en muy popular. Si queréis poner a prueba vuestras habilidades, debéis registraros antes de empezar. Os dejamos el enlace a la página oficial con toda la información necesaria.
Una bonita leyenda sobre su origen
Devils Tower es un lugar sagrado para los nativos americanos. Por toda la zona hay carteles recordando a los visitantes que se debe guardar el debido respeto. También es posible encontrar pequeñas ofrendas y trozos de tela atados en algunos árboles. No se deben tocar, y se recomienda no fotografiarlos siquiera.
Existen varias leyendas indias que narran el origen de Devils Tower. Una de ellas habla de siete hermanas indias que se vieron perseguidas por un oso gigante. El oso estaba a punto de atacarlas y ellas rezaron al Gran Espíritu para que las salvara. De repente, el suelo sobre el que se encontraban empezó a elevarse hasta alcanzar la altura actual de la torre.
El oso gigante era tan grande que poniéndose sobre sus patas traseras casi alcanzaba la cima de la torre y al intentar trepar dejó unos grandes surcos en la roca con sus uñas. Esta leyenda también cuenta que cuando las niñas llegaron al cielo, se convirtieron en la constelación de las Pléyades. Otras versiones de la leyenda hablan de dos niños indios en vez de siete hermanas, pero el resto de la historia es similar.
Una formación geológica singular
Leyendas aparte, el origen de Devils Tower es mucho más prosaico. La torre está formada por roca ígnea, correspondiente a una intrusión de magma que se solidificó sin llegar a emerger a la superficie. El terreno que rodea la Torre del Diablo está formado por roca sedimentaria, mucho más débil y fácilmente erosionable.
Durante mucho tiempo la torre no fue visible, pero cuando el terreno circundante se fue erosionando, fue quedando paulatinamente al descubierto esta mole de 386 metros de altura. Este proceso ha tenido lugar durante miles de años y seguirá durante otros miles más. Los pedazos de roca que se acumulan a los pies de la torre dan fe de ello.
El río Belle Fourche, que discurre a los pies de la torre, se ha encargado de llevarse los residuos generados por la erosión. Mientras ésta dure, mayor será el trozo de torre que quede a la vista. Pero al mismo tiempo también se irá erosionando de forma simultánea, hasta que finalmente desaparezca por completo.
De camino a Aladdin
Una vez terminada la visita a este sorprendente lugar, continuamos por la US-24 en dirección a Aladdin, una diminuta población de tan solo 15 habitantes. Por el camino pasamos también por el pintoresco pueblo de Hulett, con sus tiendas y bares al más puro estilo del Salvaje Oeste. Nos conformamos con verlo desde la ventanilla del coche y no nos paramos. Vamos un poco justos de tiempo y aún nos queda un trecho antes de llegar a Deadwood.
Por el camino nos cruzamos con varios moteros y sus imponentes Harleys. Esta zona es muy popular entre los aficionados a las motos. La belleza del paisaje y el placer de conducir por estas carreteras secundarias poco transitadas es una razón. La otra es su cercanía a Sturgis. En esta población, situada en Dakota del Sur muy cerca de Deadwood, se celebra cada mes de agosto una concentración de motos de fama mundial: el Rally de Sturgis. Sin duda es todo un reclamo que ningún motero deja pasar, y su presencia será una constante durante los próximos dos días.
Aladdin: un pueblo entero en venta
Finalmente llegamos a Aladdin. Además de ser famoso por ser uno de los pueblos con menos habitantes del país, también lo es por su legendaria General Store. La tienda, en la que se vende un poco de todo, lleva abierta desde 1896.
Cuando aparcamos nos sorprende el hecho de no ver ni un alma por los alrededores. Nuestro coche es el único aparcado y todo está en completo silencio. Nos acercamos a la tienda, que también tiene un pequeño bar y una diminuta oficina de correos junto a un par de surtidores antiguos de gasolina, y da la impresión de que está cerrada a cal y canto. Subimos al porche delantero y, efectivamente, la puerta está cerrada.
No se ve a nadie por allí y tampoco queremos insistir mucho intentado abrir la puerta por si sale algún pirado con una escopeta a comprobar qué estamos haciendo. Entonces descubrimos un cartel escrito a mano colgado de la puerta en el que se anuncia que el pueblo está a la venta por 1,5 millones de dólares (incluye la tienda, la casa, un granero, un parking de caravanas y la oficina de correos, todo ello en un terreno de 30 acres).
Precisamente mientras escribimos este post descubrimos que tan solo hace un par de días que se ha vendido el pueblo. Ha sido mediante una subasta y el precio final ha sido de tan solo 500.000 dólares. Toda una ganga, sin duda. Esperemos que los nuevos dueños sepan apreciar lo que han comprado y mantengan abierta la General Store.
Bienvenidos a Dakota del Sur
Tras la breve e infructuosa visita a Aladdin, seguimos nuestro camino hacia Deadwood. A los pocos kilómetros atravesamos la frontera estatal y nos adentramos en Dakota del Sur. Es el quinto estado que pisamos en este viaje por el norte de Estados Unidos. Ya estamos a mitad de camino de nuestro recorrido por el país, pero aún nos falta mucho por ver.
Por el momento, nos centramos en el presente. Llegamos a Deadwood dispuestos a disfrutar de su bonito centro histórico, pero os contaremos más sobre el pasado de este pueblo minero en el próximo post.