Con este primer post empezamos a detallaros el itinerario seguido durante nuestra estancia de 4 días en París. El recorrido que hicimos y los lugares que visitamos fueron cambiando sobre la marcha, en función de factores como la lluvia, la falta de tiempo o el cansancio, entre otros. Para nuestro primer día en la ciudad el itinerario previsto era pasear por los barrios de Le Marais, Bastille, Châtelet-Les Halles y los alrededores del Canal St. Martin.
Pronto tuvimos que empezar a tachar cosas de la lista de visitas que llevábamos anotada. Como ya os contamos en el post de introducción con información general sobre París, quisimos abarcar demasiado en tan solo 4 días. Este error hizo que no disfrutáramos de esta maravillosa ciudad como se merece. Nuestro principal consejo a la hora de planificar vuestro viaje es que os lo toméis con calma. Aquí os contaremos todo lo que vimos e hicimos, pero también os explicaremos lo que nos quedamos sin poder hacer.
Evidentemente, este itinerario (y los de los demás días) está adaptado a nuestros intereses personales. Se puede ampliar, modificar o acortar en función de cada cual. Esperamos que os sirva de orientación a la hora de organizar vuestro viaje.
Arts et Métiers: descubriendo la estación de metro más bonita de París
Comenzamos nuestro recorrido cogiendo el metro hasta la parada de Arts et Métiers. Así, además de llegar cómodamente a la zona que vamos a visitar hoy, aprovechamos para descubrir la estación de metro más bonita de París. La parada de Arts et Métiers se llama así por el museo homónimo junto al que se sitúa. La estación de la línea 11 del metro está decorada como si del interior de un submarino se tratara. Las paredes están recubiertas de unas planchas de cobre y del techo sobresalen una serie de engranajes. A lo largo de los dos andenes, unos ojos de buey a modo de ventanas hacen de vitrinas en las que se exponen pequeñas maquetas y reproducciones de distintos objetos e inventos. Es una visita muy recomendable, especialmente si viajáis con niños.
Y para entender el motivo de esta peculiar decoración tan solo hay que acercarse hasta el Musée des Arts et Métiers. Este museo de artes y oficios alberga todo tipo de instrumentos científicos, medios de transporte y artilugios mecánicos, entre otras muchas cosas más. Nos parece un museo de lo más interesante, en particular para aquellos que viajáis en familia y tenéis niños curiosos e interesados por la ciencia y la tecnología. Sin embargo, si se viaja algo corto de tiempo quizás es mejor priorizar otras visitas. Para los interesados, en la página web del museo hay toda la información sobre precios y horarios de visita.
Un paseo por Haut Marais, la zona más de moda de París
Estamos en Haut Marais, en el 3º Distrito. Tanto Haut Marais como Le Marais son dos de los barrios más de moda de París. Sus calles están llenas de restaurantes, cafeterías y tiendas, todos con un aire muy hípster. Es muy agradable pasear por esta zona, aunque la lluvia hace acto de presencia y nos fastidia bastante. Por suerte llevamos nuestros paraguas plegables. Os recomendamos que metáis uno en la maleta sea la época del año que sea cuando vayáis a París. Caminar por Le Marais con paraguas no resulta muy práctico, a veces las aceras son estrechas y pronto se convierten en un auténtico engorro. Pero ni siquiera la lluvia nos va a impedir seguir adelante con nuestro recorrido.
Tras deambular un rato vamos a parar hasta un antiguo mercado reconvertido en centro cultural. Se trata de Le Carreau du Temple. Aunque está cerrado a estas horas, el exterior de metal y cristal nos encanta. La historia de este lugar se remonta al siglo XII, cuando los Caballeros de la Orden del Temple recibieron como regalo del Rey los terrenos en los que se asienta el antiguo mercado. Su aspecto actual se lo debemos a la reforma llevada a cabo en los tiempos de Napoleón III. El Barón Haussmann fue el urbanista al que le debemos que París sea una de las ciudades más bonitas del mundo.
En 1863 el arquitecto francés Jules de Mérindol fue el elegido para el diseño del nuevo mercado, cuyo legado podemos contemplar nosotros ahora bajo la incesante lluvia. No disponemos de fotografías, pero podéis ver algunas y leer más sobre la historia del lugar aquí. Es uno de los puntos más emblemáticos del Haut Marais, no muy lejos de otro mercado que queremos visitar.
Marche des Enfants Rouges: una visita al mercado cubierto más antiguo de París
Nos acercamos hasta el Marche des Enfants Rouges, el mercado cubierto más antiguo de París. Lo encontraréis en 39 Rue de Bretagne. Data de 1628 y recibe este curioso nombre por la ropa de color rojo que vestían los niños del orfanato que ocupaba este mismo lugar en el siglo XVI. Hoy el mercado es un animado punto de encuentro para los vecinos del Haut Marais. No solo se pueden comprar productos frescos de todo tipo. También cuenta con varios restaurantes y puestos de comida en los que degustar platos de diferentes lugares del mundo.
Enfrente del mercado se encuentra el Café Charlot, cuya terraza suele estar llena a prácticamente cualquier hora del día. Por lo visto la decoración del local, una antigua panadería reconvertida en bistró, es muy bonita. Sin embargo optamos por dejar pasar la ocasión de comprobarlo, ya que aún es algo pronto para comer.
Donde sí hacemos una breve parada es en la librería Comme un Roman. Está situada puerta con puerta al mercado y es un espacio muy agradable. Sin embargo, su selección de libros en inglés es muy pobre, así que nos vamos con las manos vacías. Es una lástima no saber francés, pero como en París hay varias librerías inglesas estupendas no es algo que nos preocupe demasiado.
El mejor queso francés y unos deliciosos petit choux
También junto a la puerta del mercado se encuentra una de las mejores tiendas de queso de París. Se trata de Fromagerie Jouannault, un auténtico paraíso para los amantes de este oloroso manjar. La variedad de quesos que abarrotan las vitrinas de la tienda es impresionante. Los hay de todo tipo y de todas las regiones de Francia. Si el tiempo acompaña y os apetece disfrutar de un picnic en un parque o junto al Sena, aquí podéis haceros con un poco de queso. ¡Lo difícil será elegir uno!
Si tenéis ganas de dulce, no muy lejos de allí encontraréis una de las tiendas de Popelini (29 Rue Debelleyme). Está especializada en petit choux y os aseguramos que están riquísimos. Nos nos vamos a explayar demasiado cuando os mencionemos los lugares en los que paramos a comprar o a comer algo. En este otro post tenéis toda la información detallada acerca de este tema. Nosotros nos pedimos 6 petit choux de distintos sabores para llevar. Ya los disfrutaremos un poco más tarde.
Le Marais: el epicentro del charme parisino
Seguimos callejeando un poco más por Haut Marais. Está siendo nuestra primera toma de contacto con la ciudad pero ya nos ha robado un poco el corazón. Empezar a conocer París por esta zona de la ciudad, mucho menos abarrotada de turistas que otras, ha sido todo un acierto. Aquí se respira el famoso charme parisino, ese estilo único que la convierte en una ciudad con una personalidad propia totalmente inconfundible.
No podemos dejar de admirar los cuidados escaparates de las tiendas. En París todo entra por los ojos, todo está perfectamente expuesto y planificado. Esto contrasta un poco con la dejadez general de las calles, que nos parecen bastante sucias y descuidadas. Paseando por la Rue du Pont aux Choux un escaparate atrae nuestra atención. El antiguo letrero pintado a mano dice que es una cordonnerie, pero no parece que hoy en día se dediquen a la reparación del calzado. Se trata de Boot Café, posiblemente la cafetería más pequeña y más hípster de todo Le Marais, e incluso de todo París. Si no fuera porque ya es hora de comer, no dudaríamos en entrar a tomar un café.
En nuestro deambular por el barrio hemos llegado hasta el Boulevard Beaumarchais. Y allí, en el número 93, está Maison Plisson, el lugar donde vamos a parar a comer. Este bulevar señala el límite oriental de Le Marais. Al otro lado se encuentra la zona de la Bastille.
Una ciudad a la que amar y odiar
A estas alturas ya somos perfectamente conscientes de que no nos va a dar tiempo de ver todo lo que teníamos pensado para hoy. Ni siquiera hemos terminado de pasear por Le Marais, que resulta ser mucho más grande e interesante de lo que creíamos.
Así que, no sin cierto pesar, renunciamos a la Bastille y lo dejamos pendiente para la próxima vez que visitemos París. Porque ya sabemos con certeza que regresaremos. Apenas llevamos aquí unas horas y la bienvenida no ha sido tan agradable como cabría esperar. La ciudad nos está enamorando pero al mismo tiempo nos causa un cierto rechazo. Quizá el clima, el cansancio o el carácter antipático de los parisinos tenga mucho que ver.
Ahora, mientras escribimos esto desde la distancia y pasados unos meses desde este viaje, nuestra perspectiva acerca de París ha cambiado. Los malos recuerdos se emborronan y lo que prevalece es esa sensación de felicidad que siempre queda después de haber podido conocer al fin un lugar con el que se lleva mucho tiempo soñando. Pero cuidado, porque París es una ciudad a la que siempre se va con unas expectativas muy altas y no siempre es capaz de cumplir con ellas. Por eso una segunda visita se hace necesaria, para vivirla con calma, dejando de lado los puntos más turísticos y centrándonos en esas otras facetas suyas que son mucho más interesantes.
Una pausa para comer en Maison Plisson
Como íbamos diciendo, Maison Plisson es el sitio elegido para comer. No solo cuenta con un agradable local en el que desayunar o comer algo. También es una de las mejores épiceries de París. Aquí podéis hacer la compra como en el supermercado, pero en versión gourmet y a precios no aptos para cualquiera. Es un placer para la vista y nos damos una vuelta curioseando entre las estanterías repletas de delicias de todo tipo, pero nos tenemos que conformar con mirar. El restaurante tampoco es barato, al menos para nuestro presupuesto low cost, pero para los precios de París está bien. Nos pedimos un sandwich Croque-Monsieur, que es de lo más barato de la carta (13€) y está absolutamente delicioso.
Por cierto, muy cerca de Maison Plisson se encuentra una de las tiendas más conocidas de París. Se trata de Merci, en 111 Boulevard Beaumarchais. En esta concept store encontraréis moda, decoración, una sección de papelería, libros y una fantástica selección de productos de belleza. Situada en una antigua fábrica rehabilitada, Merci es una visita imprescindible a la hora de ir de compras en Haut Marais y representa a la perfección el espíritu de esta zona tan moderna y cosmopolita de la ciudad. También podéis tomar algo o comer en cualquiera de sus tres espacios: La Cantine, Cinéma Café o Used Book Café. Todos ellos los encontraréis en el interior de la tienda.
Los orígenes de Le Marais
Dejamos Haut Marais para internarnos en el corazón de Le Marais propiamente dicho. ¿Sabíais que su nombre significa «la marisma«? Esta zona pantanosa, situada en la orilla derecha del Sena, se inundaba fácilmente con cada crecida del río. Por eso estaba destinada principalmente a huertos y todo tipo de cultivos. Poco a poco se fue convirtiendo en una zona residencial eminentemente señorial, hogar de nobles y burgueses. Un bellísimo ejemplo de ello es la Place des Vosges, la más bonita y elegante de París, construida por orden de Enrique IV en 1605 y bautizada originalmente como Place Royale.
En Le Marais abundan los hotêls, magníficas mansiones particulares que más bien parecen palacios o pequeños castillos. Muchos de ellos se han convertido en museos o instituciones oficiales. El más conocido es el Hôtel de Sully, aunque también destacan el Hôtel Carnavalet (Musée Carnavalet), el Hôtel Salé (Musée Picasso), el Hôtel Le Peletier (anexionado al Musée Carnavalet), el Hôtel de Rohan (Archives Nationales), el Hôtel de Lamoignon (Bibliothèque historique de la Ville de Paris) o el Hôtel de Sens (Bibliothèque Forney).
Descubriendo el barrio judío de París
En Le Marais también se encuentra el barrio judío de París. Se le conoce con el nombre de Pletzl, una palabra yiddish que significa «pequeña plaza«. Es el hogar de la mayor comunidad judía de Europa y su arteria principal la constituye la Rue des Rosiers. En 10 Rue Pavée se alza una de las sinagogas del barrio. Su diseño, de estilo art nouveau, es obra de Hector Guimard, el mismo arquitecto al que le debemos las preciosas marquesinas del metro parisino.
Deambulamos un rato por la zona, explorando las calles de los alrededores como Rue Vieille du Temple, Rue des Hospitalières Saint-Gervais, Rue des Ecouffes o Rue Sainte-Croix de la Bretonnerie. Por aquí encontraréis librerías judaicas, pastelerías, tiendas de alimentación kosher y un montón de restaurantes en los que el plato estrella es el falafel. Mención especial merece L’As du Fallafel, en 34 Rue des Rosiers. Este restaurante es quizá el más popular de la zona. A juzgar por las colas enormes que se forman en la entrada suponemos que será cierto que sirven el mejor falafel de la ciudad.
Sacha Finkelsztajn: una parada obligada para probar la mejor repostería judía
Uno de los establecimientos tradicionales del barrio es Sacha Finkelsztajn, también llamado La Boutique Jaune por el alegre color amarillo de su fachada. Esta panadería y pastelería judía se encuentra en 27 Rue des Rosiers. Lleva en activo desde 1946 y está especializada en repostería de Europa Central y del Este. Sus tartas de queso son legendarias, así que no dudamos en comprar una porción para llevar. Os aseguramos que su fama es bien merecida, es de las mejores que hemos probado nunca. En vuestra visita a Le Marais no dejéis pasar la ocasión de probar algún dulce de Sacha Finkelsztajn, no os arrepentiréis.
Para saber más sobre la historia del judaísmo podéis visitar el Musée d’Art et d’Histoire du Judaïsme. Lo encontraréis en 71 Rue du Temple. Está ubicado en el Hôtel de Saint-Aignan y en su página web tenéis toda la información disponible acerca de su colección, los precios y los horarios de visita. También os puede interesar acercaros hasta el Memorial de la Shoah. Se trata de un centro conmemorativo del Holocausto inaugurado en el sesenta aniversario de la liberación del campo de Auschwitz. En él se rinde homenaje a todos los judíos franceses que fueron deportados y exterminados durante el nazismo. Lo encontraréis en 17 Rue Geoffroy l’Asnier y podéis consultar su página web aquí.
Place des Vosges: la plaza más bonita de París está en Le Marais
Junto a la sinagoga que hemos mencionado antes, en la Rue Pavée, aprovechamos para comprar otro dulce muy parisino que nos servirá de merienda. Se trata de L’Éclair de Génie, una pastelería especializada en éclairs que tienen un aspecto delicioso.
Como ha dejado de llover aprovechamos para acercarnos hasta la Place des Vosges. Allí encontramos un banco parcialmente seco y nos sentamos a merendar mientras admiramos la bonita arquitectura de la plaza. Enseguida se convierte en uno de nuestros rincones preferidos de París. Además, gracias a la lluvia que ha estado cayendo hasta hace un momento, apenas hay gente, algo que es de agradecer en la ciudad más turística del mundo. Perfectamente simétrica, la plaza está rodeada por señoriales edificios de viviendas bajo cuyos soportales pasearon desde el siglo XVII los aristócratas más notables de París. En uno de esos edificios se encuentra la casa museo de Victor Hugo, uno de los escritores en lengua francesa más importantes.
Hôtel de Ville: el impresionante Ayuntamiento de París
Está empezando a lloviznar de nuevo, así que toca seguir adelante con nuestro paseo. Abandonamos Le Marais y nos adentramos en la zona de Châtelet-Les Halles. En noviembre oscurece relativamente temprano, así que nos encaminamos hasta el impresionante Ayuntamiento de París antes de que se haga de noche. El Hôtel de Ville es un edificio realmente imponente. En su fachada hay 108 estatuas que representan a ilustres parisinos de la talla de Delacroix, Foucault, Lavoisier, Perrault o Voltaire.
La plaza está muy animada y llena de gente, igual que la Rue de Rivoli. Esta calle está repleta de tiendas, por lo que es perfecta para ir de compras. Aunque entramos a curiosear en un par de establecimientos, no es nuestra intención comprar nada. En cambio, nos acercamos hasta la cercana Tour Saint-Jacques. De estilo gótico tardío, esta torre es el punto de partida del Camino de Santiago que sale desde París. Es lo único que queda en pie de la iglesia de Saint Jacques de la Boucherie, destruida en 1797.
El jardín que rodea la torre está cerrado al público cuando llegamos, así que tan solo podemos admirarla de lejos. Nos hubiera gustado subir ya que desde la parte superior, a 57 metros de altura, hay unas vistas impresionantes de París. Al parecer se organizan visitas guiadas durante el verano. Sin duda es algo que haremos la próxima vez que estemos en París.
El icónico Centre Pompidou
Aún nos quedan muchas cosas por ver pero el cansancio hace mella y no nos vemos con ánimos para mucho más. La iglesia de Saint-Eustache, la segunda más grande de París después de Notre-Dame, ya ha cerrado a estas horas. Es una pena, porque hemos leído que es realmente bonita. Igual nos acercamos en otro momento, pero hoy nos hemos quedado sin verla. Antes de marcharnos al hotel nos acercamos hasta el Centre Pompidou, uno de los museos que más ganas tenemos de visitar. Abre hasta tarde y no hay nada de cola en la entrada cuando llegamos.
Después de admirar su original y moderno exterior, obra de los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, llega el momento de la verdad. ¿Nos sentimos con fuerzas suficientes como para estar un par de horas más de pie dentro del museo? La respuesta es muy sencilla: no. Nos duele en el alma renunciar a la visita, pero estamos reventados. La visita a Le Marais nos ha encantado, pero nos ha dejado sin energías. Sabemos que volveremos, porque el Centre Pompidou cuenta con la colección de arte moderno y contemporáneo más importante de Europa. Y ese es precisamente el período artístico que más nos gusta e interesa. Para que vosotros podáis organizar vuestra visita os dejamos aquí el enlace a su página web con toda la información práctica.
Fontaine Stravinsky: una última visita para terminar el día
Antes de tomar el metro en la parada de Rambuteau (línea 11), la más cercana al Centre Pompidou, todavía sacamos fuerzas de flaqueza para una última cosa. La peculiar Fontaine Stravinsky se encuentra allí al lado. La fuente está compuesta por 16 coloridas esculturas inspiradas en la obra del compositor. Seguramente cuando está llena de agua y luce el sol debe de ser bonita. Pero de noche y prácticamente vacía resulta bastante decepcionante. Lo que sí nos gusta mucho es el graffiti que decora la pared de la esquina, uno de los más conocidos de París.
Con esta última imagen nos marchamos. Ni siquiera cenamos. Tan solo nos tomamos el postre: los petit choux que hemos comprado por la mañana durante nuestro paseo por Haut Marais. Este primer día en París ha sido de lo más completo. Quizá demasiado. Si seguimos a este ritmo no vamos a poder disfrutar de la ciudad como se merece. Pero por otro lado tampoco queremos dejarnos nada sin ver. Sabemos que es imposible, por supuesto. Hoy nos hemos dado cuenta y ya hemos tenido que hacer los primeros sacrificios. Además de la zona de la Bastille, también hemos renunciado a conocer la zona del Canal St. Martin. Estamos seguros de que nos hubiera gustado tanto o más que Le Marais. Mañana nos espera un día todavía más intenso que el de hoy, lleno de nuevos descubrimientos. Esperamos poder aguantar el ritmo.
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Hola! Acabo de leer su reseña y en verdad me ha ayuado mucho. Viajo en tres meses a Paris y francamente me siento MUY nerviosa por todo lo que he escuchado e incluso algunos amigos franceses me han dicho, en particular de la tan afamada poca simpatía parisina. Ahora bien, mi pregunta va más orientada al tema del idioma, no hablo ni una gota de francés más allá de los saludo básicos y de preguntar vou parlez angle? (siento que me van a odiar al pregutar) ¿Es muy complicado para un no francoparlante? ¿Qué me recomiendan en ese caso?
¡Hola Adri! Nos alegramos mucho de que nuestra reseña te haya servido de ayuda. Por el tema del idioma no tienes nada de que preocuparte. Nosotros tampoco hablamos nada de francés y no tuvimos ningún problema. En la mayoría de lugares turísticos, restaurantes, etc hablan inglés, y en español también podrás hacerte entender en muchos sitios. ¡Esperamos que disfrutes mucho de tu viaje a París!
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