Roma es bien conocida por su pasado como capital del Imperio Romano. En nuestro anterior post nos centramos en mostraros todas las maravillas que aún se conservan de ese interesante periodo histórico. En este post, sin embargo, haremos hincapié en esa otra Roma, la barroca y renacentista, que nunca deja de asombrar al visitante. Os mostraremos algunas de las plazas más bonitas de la ciudad y la que sin duda es la fuente más famosa del mundo, la Fontana di Trevi, además de muchos otros lugares imprescindibles en un recorrido por el centro de Roma.
Durante vuestro paseo por el centro de Roma encontraréis monumentos de todas las épocas históricas. El post anterior lo dedicamos a la Roma clásica. Por eso en este no vamos a hablaros de nuevo de algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, como el Panteón. Para tener una visión de conjunto lo mejor es leer los dos posts ya que el uno completa al otro.
El ghetto judío de Roma
Empezamos nuestro paseo por el centro de la ciudad visitando el barrio judío de Roma. Aquí aún perdura una de las comunidades judías más antiguas de Europa. El antiguo ghettto judío está delimitado por el Largo di Torre Argentina, el Teatro Marcello y el río Tíber. Su origen se remonta al año 1555, cuando el Papa de turno ordenó trasladar al recién amurallado gueto a todos los judíos que vivían libremente en la ciudad, mayoritariamente en el Trastevere.
Ha llovido mucho desde entonces y la comunidad judía de Roma, después de conseguir la libertad, aún tuvo que sufrir toda clase de ignominias, incluidas las deportaciones a campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día apenas queda rastro de ese pasado, pero pasear por las tranquilas calles de este rincón de la ciudad es todo un placer.
Entre los principales lugares de interés del barrio judío destaca la Sinagoga. Es posible visitarla y alberga el Museo Ebraico di Roma. Encontraréis toda la información necesaria para organizar vuestra visita a este templo en su página web oficial. También merecen especial atención el Palazzo Mattei y la cercana Fontana delle Tartarughe. No muy lejos de allí se encuentran la casa de Lorenzo Manilio y el Tempietto del Carmelo, uno de nuestros rincones preferidos del gueto judío.
Un animado mercado en Campo de’ Fiori
Nos encaminamos a la animada plaza de Campo de’ Fiori, conocida por su pintoresco mercado. Se celebra todas las mañanas excepto los domingos. Fruta fresca, verduras, embutidos y quesos… aquí encontraréis de todo. Entre los puestos de toda la vida cada vez se ven más los que están orientados al turista. Los más populares son los que venden pasta de todas las formas y colores imaginables. No sabemos si el producto será de una gran calidad, pero desde luego es perfecto para regalar al volver a casa.
Una de las cosas más maravillosas de Roma es que toda la ciudad es como un enorme museo. En cualquier rincón puedes encontrarte con auténticas joyas artísticas. Solo aquí puedes entrar en una iglesia cualquiera y contemplar tres maravillosas obras de Caravaggio. ¡Y además gratis! En la iglesia de San Luigi dei Francesi, cerca de la Piazza Navona, podréis deleitaros con la obra del magnífico pintor que decora una de las capillas de la iglesia. La vocación de San Mateo nos gustó especialmente y nos quedamos un buen rato admirándolo antes de seguir con nuestro paseo.
Piazza Navona: una plaza llena de vida
Visitamos a continuación la plaza barroca más bonita de Roma: la Piazza Navona. Lo primero que llama la atención de esta plaza es lo larga y estrecha que es. Esto se debe a que aquí se situaba antiguamente el estadio de Domiciano (siglo I aC) y la plaza conserva su antiguo trazado. La Piazza Navona es un hervidero de gente tanto de día como de noche. Está repleta de terrazas de restaurantes, heladerías, pintores, artistas callejeros, vendedores ambulantes… Todo ello hace de este lugar uno de los más animados de la ciudad.
Si hay algo por lo que es conocida la plaza es por sus fuentes. En el centro se alza la magnífica Fontana dei Quattro Fiumi, obra de Bernini y rematada con un obelisco. Como su nombre indica, la fuente está dedicada a los cuatro ríos más importantes del mundo por aquel entonces: el Nilo, el Ganges, el Danubio y el Río de la Plata.
Otras dos bonitas fuentes ocupan los extremos opuestos de la plaza. Son la Fuente de Neptuno (al norte de la plaza) y la Fuente del Moro (situada al sur). Tras pasar un buen rato deambulando por allí nos acercamos hasta la Piazza di Pasquino, situada justo al lado del extremo sur de Piazza Navona.
La última estatua parlante de Roma
En la Piazza di Pasquino se encuentra la estatua parlante más conocida de Roma, la de Pasquino. En el siglo XVI las estatuas parlantes se convirtieron en un elemento característico de la ciudad. La de Pasquino es la única que se conserva todavía, aunque en su momento hubo algunas más repartidas por las calles de Roma. Estas estatuas parlantes cumplían una importante función, ya que en ella los ciudadanos dejaban colgados escritos de sátira política o quejas sobre las políticas papales. La opinión pública podía de este modo expresar de forma anónima sus opiniones políticas en una época en que la censura ejercida por la Iglesia era enorme.
El Panteón no queda muy lejos de allí, así que nos dirigimos a la Piazza della Rotonda, donde se encuentra situado. De esta maravilla de la arquitectura ya os hablamos en el anterior post, así que no vamos a añadir nada más. Tan solo os diremos que para nosotros es lo mejor de Roma sin asomo de duda. La plaza está siempre muy animada y hay gente a todas horas. Es un buen sitio para sentarse un rato a descansar y disfrutar con el ir y venir de los turistas.
Santa Maria Sopra Minerva y el elefante de Bernini
Hacemos a continuación una breve parada en la iglesia de Santa Maria Sopra Minerva, literalmente a la vuelta de la esquina del Panteón. Antes de entrar a visitar los tesoros que esconde la iglesia nos entretenemos admirando el famoso elefante de Bernini, que hace de pedestal del obelisco situado frente a sus puertas.
Santa Maria Sopra Minerva guarda en su interior una escultura de Miguel Ángel, el Cristo Redentor, que es uno más de sus muchos atractivos. A nosotros nos pareció una iglesia preciosa, la única de estilo gótico de la ciudad.
Con energías renovadas decidimos que ha llegado el momento de conocer uno de los grandes reclamos turísticos de Roma: la Fontana di Trevi. Pero de camino hacia allí, mientras aprovechamos para callejear un poco, aún nos aguardan algunas sorpresas. Una de ellas es la Galleria Alberto Sordi, situada frente a la Piazza Colonna. En el centro de la plaza se levanta la columna de Marco Aurelio, muy similar a la columna de Trajano de la que ya os hablamos en el post sobre la Roma Clásica.
Entramos en la Galleria Alberto Sordi, un centro comercial precioso en plena Via del Corso, que es la principal calle comercial de Roma. Más adelante tendremos ocasión de recorrerla mientras miramos escaparates, pero ahora entramos a la galería a echar un vistazo a su bonito interior. Data de 1908 y es de estilo Art Noveau. Recuerda mucho a la impresionante Galleria Vittorio Emanuele de Milán y es igual de lujosa y elegante.
La Fontana di Trevi: la fuente más bonita del mundo
Ahora sí: la Fontana di Trevi nos espera. Con lo famosa que es tenemos miedo de ir con unas expectativas demasiado grandes y llevarnos una decepción. Avanzamos por la estrecha Via dei Crociferi y a medida que nos acercamos el murmullo del agua se hace más fuerte. Llegamos a la esquina y ante nosotros se abre la pequeña Piazza di Trevi. Y allí está, la colosal fuente que ocupa casi todo el espacio disponible.
Es aún más magnífica de lo que esperábamos y nos deja maravillados. Eso sí, el bullicio de la muchedumbre que abarrota hasta el último centímetro de la plaza es tremendo. Es misión casi imposible encontrar un hueco libre, pero poco a poco nos vamos posicionando hasta situarnos justo frente a la fuente.
La Fontana di Trevi es de estilo barroco y fue diseñada por Nicola Salvi. En ella aparece representado Neptuno, el dios de las aguas y los mares, montado en una concha. Está flanqueado por dos tritones a lomos de unos hipocampos, esos seres mitológicos mitad caballo y mitad pez.
Una moneda para regresar a Roma
Dice la leyenda que los que lancen una moneda a la fuente se asegurarán su regreso a Roma. Por si fuera poco, la moneda hay que lanzarla con la mano derecha sobre el hombro izquierdo para tener buena suerte. Es curioso ver a todo el mundo realizando este ritual y ser los únicos que no participamos, pero este tipo de supersticiones no van con nosotros. Preferimos aprovechar que hemos encontrado un buen sitio libre a un lado de la fuente para sentarnos a admirarla.
Por cierto, no se os vaya a ocurrir intentar emular a Anita Ekberg y Marcello Mastroianni en La Dolce Vita. Recrear la famosa escena en la Fontana de Trevi está prohibidísimo, aunque de vez en cuando salga en los medios la noticia de algún turista irrespetuoso que pensó que era una buena idea darse un chapuzón o refrescarse los pies en la fuente.
Si hay algún monumento de Roma que merezca una visita nocturna, esa es sin duda la Fontana di Trevi. Verla iluminada es todo un espectáculo que no hay que perderse, aunque por la noche haya incluso más gente que por el día.
Altare della Patria: una oda a la patria de tamaño descomunal
Cerca de la Fontana di Trevi se encuentran otros lugares de interés que reclaman nuestra atención. La Piazza Venezia es una de las plazas más concurridas de Roma y el tráfico es constante. Aquí se encuentra uno de los monumentos más singulares y controvertidos de la ciudad. Se trata del Altare della Patria o Il Vittoriano, nombres con los que se conoce una de las obras romanas más colosales: el Monumento a Vittorio Emanuele II.
Fue inaugurado en 1911 como símbolo de la unificación italiana y está construido en un mármol tan blanco que cuesta mirarlo directamente cuando le da el sol de lleno. Es posible visitarlo, tanto por fuera como por dentro. En la página web oficial tenéis toda la información disponible. Si queréis subir a la terraza panorámica tendréis que pagar, así como si queréis acceder al interior y ver alguna de las interesantes exposiciones temporales que se ofrecen. Nosotros nos conformamos con admirar el exterior antes de seguir adelante.
Por cierto, el Altare della Patria está situado junto a otros puntos de máximo interés de la ciudad que incluimos en el post anterior sobre la Roma Clásica. Son la hermosa plaza del Campidoglio (que realmente no pertenece a ese periodo histórico, sino que fue diseñada por Miguel Ángel), el Foro y la Columna de Trajano, el Foro Romano, los Museos Capitolinos y la Basílica de Santa María en Aracoeli.
Piazza Barberini y el Palazzo del Quirinale
Los otros dos lugares cercanos a la Fontana di Trevi que merecen la pena son el Palazzo del Quirinale y la Piazza Barberini. El Palazzo del Quirinale es la residencia del presidente de la República Italiana. Se puede visitar, aunque nosotros no lo hicimos. En su página web encontraréis toda la información necesaria para organizar vuestra visita, que incluye también un paseo por los jardines.
La Piazza Barberini es conocida por la Fontana del Tritone que ocupa el centro de la plaza. Fue diseñada por Bernini en 1643 y es una más de las maravillas barrocas que le debemos. Un poco más escondida se encuentra otra fuente del mismo escultor. Se trata de la Fontana delle Api, con un diseño mucho más sencillo y decorada con abejas, el símbolo de la familia Barberini. Esta plaza recibe su nombre por el Palazzo Barberini, actual sede de la Galleria Nazionale d’Arte Antica. Si os interesa la visita a este museo, en su página web tenéis toda la información disponible.
El Moisés de Miguel Ángel: una visita a San Pietro in Vincoli
Un tanto alejada de esta zona se encuentra la iglesia que alberga una de las esculturas más impresionantes realizadas por Miguel Ángel: el Moisés. Se trata de San Pietro in Vincoli, situada en la plaza del mismo nombre. Queda bastante cerca del Coliseo, así que quizá os convenga organizar su visita cuando os encontréis por los alrededores del famoso anfiteatro romano.
San Pietro in Vincoli es una iglesia bastante austera en la que sin duda lo que atrae a la mayoría de visitantes es la obra de Miguel Ángel. A pesar de que el proyecto inicial quedara reducido a lo que hoy podemos admirar, el Moisés es una obra impresionante. El nivel de detalle es increíble: los pliegues de la ropa, los rizos de la barba, los músculos y las venas de los brazos… Sin duda Miguel Ángel fue un auténtico genio.
Para acceder a la iglesia os recomendamos hacerlo a través de la Scalinata dei Borgia. Ya sea a la subida o a la bajada, merece la pena pasar por estas bonitas escaleras que conectan la plaza de San Pietro in Vincoli con la Via Cavour.
Ah, y no dejéis de acercaros a la Basílica de Santa Maria Maggiore, una de las basílicas mayores de la ciudad. Está muy cerca de aquí, en la plaza del mismo nombre. Además de visitar su interior es muy recomendable rodearla hasta la Piazza dell’Esquilino, en su parte trasera. Nosotros cometimos un error de planificación y nos quedamos sin verla. Otra cosa más que tenemos pendiente para cuando regresemos a Roma.
De compras por las calles más elegantes de Roma
Nos dirigimos ahora a otra zona de la ciudad no menos conocida que las que hemos visitado hasta ahora. Se trata del triángulo formado por la Piazza di Spagna, la Piazza del Popolo y la esquina de la Via del Corso y la Via dei Condotti. Aunque no tuvimos ocasión de explorar con demasiado detenimiento las calles contenidas en el interior de este triángulo, la impresión general que nos llevamos fue estupenda.
De la Via del Corso y la Via dei Condotti tan solo os diremos que son el paraíso de las compras. Si os queréis dejar un dineral en ropa y complementos de lujo, estas son las mejores calles para hacerlo. Añadidle la Via del Babuino, la tercera calle que cierra este triángulo, y ya tenéis el circuito consumista perfecto.
Lo mejor de la Via dei Condotti son las vistas que se van abriendo a medida que nos acercamos a la famosa Piazza di Spagna y su escalinata. La iglesia de Trinità dei Monti, reconocible por sus dos campanarios simétricos, aparece encuadrada al fondo en medio del gentío que siempre suele haber en esta popular plaza y sus alrededores.
Si os apetece tomar un café en esta carísima calle, tenéis la opción de hacerlo en Antico Caffè Greco. Esta cafetería histórica, situada en el nº86 de la Via dei Condotti, lleva abierta desde 1760. Toda clase de ilustres personajes han pasado por aquí, pero el hecho de que un café espresso cueste 7,00€ si queremos tomarlo sentados en una de las mesas nos hace pasar de largo sin pensarlo dos veces.
Piazza di Spagna y su famosa escalinata
Al desembocar en la Piazza di Spagna nos topamos con la bonita Fontana della Barcaccia. Si la Fontana de Trevi estaba concurrida, desde luego esta otra no lo está menos. Es obra de Bernini, tanto del padre como de su más célebre hijo.
Si os gusta la poesía romántica inglesa seguro que conoceréis a tres de sus máximos exponentes. Fueron Lord Byron, John Keats y Percy Bysshe Shelley (de quién tomó su apellido la famosa Mary Shelley, autora de Frankenstein, al convertirse en su esposa). Pues bien, a los pies de la Scalinata di Trinità dei Monti hay una casa-museo dedicada a Keats y Shelley que os puede interesar visitar. John Keats se instaló en esta casa y vivió aquí hasta su muerte a causa de la tuberculosis en 1821, con tan solo 25 años de edad. Shelley murió ahogado apenas un año después frente a la costa de La Spezia. Ambos están enterrados en el cementerio protestante de Roma, también conocido como «cementerio de los ingleses«.
A los pies de la escalinata, enfrente de la Keats-Shelley Memorial House, hay otro rincón de lo más británico. Se trata del salón de té Babingtons, que lleva abierto desde 1893. Los precios nos parecen desorbitados, pero seguro que a más de un inglés con morriña le apetece entrar a tomarse algo.
Unas bonitas vistas desde la Trinità dei Monti
Subimos por las elegantes escaleras hasta la parte superior, desde donde hay unas vistas fantásticas de la Piazza di Spagna. Un obelisco de granito rojo se levanta frente a la iglesia de la Trinità dei Monti, uno más de los muchos que hay en Roma. Tras curiosear un poco por allí (os recomendamos que no os perdáis la curiosa fachada de la Biblioteca Hertziana, situada en el nº30 de la Via Gregoriana) ponemos rumbo a la Piazza del Popolo, nuestra siguiente parada.
Elegancia y simetría en la Piazza del Popolo
La Piazza del Popolo nos sorprende por su amplitud y su perfecta simetría, algo que desde un punto de vista arquitectónico nos gusta especialmente. Encontramos poca gente, lo que también es un punto a su favor.
El centro de la plaza lo ocupan un obelisco egipcio y cuatro fuentes con forma de león. Desde este punto se aprecia aún mejor la simetría y la elegancia de esta plaza. Nosotros hemos llegado por la Via del Corso, que junto con la Via del Babuino y la Via di Ripetta forman lo que se conoce como el Tridente.
En este extremo de la plaza se alzan dos iglesias gemelas: Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto. En el extremo opuesto se encuentra la Porta del Popolo, una de las antiguas puertas de las murallas aurelianas que daba acceso a Roma. A su lado destaca la iglesia de Santa Maria del Popolo, que contiene obras de Caravaggio y la Capilla Chigi, de Rafael.
Empezamos el ascenso hasta la Terraza del Pincio, en lo alto del monte del mismo nombre. Las vistas de Roma que nos ofrece esta terraza son impresionantes. Este es sin duda uno de los mejores miradores de la ciudad.
Un oasis de tranquilidad en el parque de Villa Borghese
No muy lejos de aquí se encuentra Villa Medici, hogar de la Academia de Francia en Roma desde 1803. Los interesados en visitarla tenéis toda la información en este enlace. Nosotros no lo hacemos y nos dirigimos al tranquilo parque de Villa Borghese. Estos jardines, abiertos al público en 1903, son el lugar perfecto en que disfrutar de un poco de silencio y tranquilidad.
Son el lugar idóneo para celebrar un picnic a la sombra o para sentarse a leer en alguno de sus bancos. Si dais un paseo por el parque os encontraréis con rincones de lo más especiales como el Templo de Esculapio, el Reloj de Agua o el Templete de Diana.
Si tenéis ganas de conocer más maravillas artísticas no dudéis en visitar la Galleria Borghese. Es imprescindible reservar la entrada con antelación, algo que nosotros no hicimos y nos quedamos sin poder entrar. En su página web tenéis toda la información al respecto. El museo cuenta con esculturas de Bernini, entre ellas El rapto de Proserpina, además de obras de Caravaggio, Tiziano y Correggio.
Una ciudad con mucho más que ofrecer
Seguro que nos han quedado muchas cosas por ver en el centro de Roma. Algún día regresaremos para seguir conociéndola en profundidad. No obstante, la impresión que nos llevamos es fantástica. Haber visto de cerca rincones tan especiales como la Fontana di Trevi o la Piazza Navona nos han convertido en unos enamorados de esta ciudad. ¡Y eso que aún nos falta por visitar el Vaticano, del que os hablaremos en el siguiente post!