En Cantabria hay un buen número de cuevas abiertas al público que merece la pena visitar. Muchas de ellas destacan por sus pinturas rupestres y son de gran interés desde un punto de vista antropológico. La más conocida es la cueva de Altamira, sobre la cual tenéis más información en este otro post. Sin embargo, también existen otras cuevas que destacan por su interés geológico. Una de las más bellas y espectaculares es la cueva El Soplao. A continuación os damos toda la información necesaria para que organicéis vuestra visita a esta maravilla de la naturaleza.
Acceso a la cueva El Soplao
Para llegar hasta la cueva El Soplao deberéis tomar la carretera CA-181, que recorre el valle del río Nansa y une las poblaciones de Pesués y Puentenansa. Una vez en la CA-181, hay que llegar hasta la pequeña localidad de Rábago y seguir las indicaciones hasta la cueva.
Si os apetece, podéis aprovechar que os encontráis por esta zona para visitar la cercana cueva de Chufín, que cuenta con pinturas rupestres en su interior. Aquí tenéis el enlace a la página web oficial por si queréis echarle un vistazo.
Una vez lleguéis a la cueva El Soplao encontraréis una gran zona de aparcamiento justo enfrente del moderno edificio del centro de visitantes. Allí están las taquillas de venta de entradas (las podéis adquirir in situ, pero es aconsejable comprarlas online con antelación por si ya no quedan plazas libres). Además de las taquillas, el edificio cuenta también con una cafetería, aseos y una tienda de regalos. Lo mejor, no obstante, lo encontraréis en el exterior, ya que las vistas que hay desde el mirador son espectaculares.
Un breve recorrido en un tren minero
Una vez compradas o validadas vuestras entradas en las taquillas, deberéis dirigiros al túnel que os llevará al tren minero mediante el cual se accede a la cueva. El recorrido es bastante breve, pero se trata de una experiencia divertida muy recomendable para los que viajáis con niños pequeños. Además, este tren minero sirve para recordarnos que la cueva El Soplao se localiza en el interior de una vieja mina de zinc y plomo y forma parte del interesante patrimonio industrial con el que cuenta Cantabria.
Todas las visitas son con guía, que os recibirá junto al tren y os acompañará en todo momento. En el interior de la cueva no está permitido hacer fotos, pero durante el trayecto en tren podéis hacer tantas como queráis.
Una cueva descubierta por casualidad
La cueva El Soplao se descubrió entre los años 1908 y 1910. La explotación minera La Florida tenía aquí una mina a cielo abierto, y decidió ampliarla abriendo una galería subterránea. Durante los trabajos de perforación de la galería La Isidra, los mineros se toparon con esta cueva, totalmente desconocida e inexplorada hasta entonces. Afortunadamente para nosotros, los mineros dejaron prácticamente intactas las formaciones geológicas que encontraron y se conformaron con usar las galerías de la cueva para diversas labores (para el transporte de vagonetas o como escombreras, por ejemplo).
El nombre de El Soplao, con el que se bautizó la cueva, hace referencia precisamente a la actividad minera. Por lo visto, cuando los mineros están excavando una galería en una mina y se topan repentinamente con la galería de una cueva donde hay una menor cantidad de oxígeno, se produce una fuerte corriente de aire o soplo.
Unas formaciones geológicas espectaculares
El interior de la cueva El Soplao es una verdadera maravilla. Cuando los miembros del Speleo Club Cántabro la exploraron y cartografiaron por primera vez en 1975, enseguida se dieron cuenta de su excepcionalidad. Además de las típicas estalactitas, estalagmitas o columnas que tanto abundan en las cuevas de origen kárstico, en El Soplao se encuentran otras formaciones mucho menos habituales de una belleza y calidad fuera de lo común.
Las más destacadas son las llamadas helictitas, una variedad de formaciones excéntricas que no crecen en sentido vertical ni horizontal, sino en todas direcciones a partir de un eje central. Su belleza es realmente única y son la razón por la que, a nuestro parecer, la visita a la cueva merece totalmente la pena. Aunque no se pueden tomar fotos, en la página web de El Soplao podéis ver algunos ejemplos de lo que os encontraréis durante la visita.
El recorrido dura algo menos de una hora y vuestro guía os irá contando un montón de datos interesantes sobre todo lo que iréis viendo. Aunque la cueva tiene unos 20 km de longitud en total, solo se visita una pequeña parte de las galerías y salas, que fueron bautizadas en su momento con nombres tan originales como La Gorda, Los Fantasmas, Centinelas y Ópera.
Algunos detalles a tener en cuenta antes de la visita a El Soplao
Hay varias cuestiones prácticas que conviene tener presentes antes de acceder a la cueva. La primera es que hay que llevar ropa de abrigo, ya que en el interior de la cueva hace frío (alrededor de unos 12 grados). También es importante llevar el calzado adecuado. La visita se realiza por caminos habilitados y por algunos tramos de pasarelas metálicas. Aunque no resbalan demasiado, tened en cuenta que encontraréis partes del recorrido en el que el suelo está mojado, así que mejor evitar chanclas, tacones y similares.
Aunque no debería hacer falta decirlo, está terminantemente prohibido tocar ninguna de las formaciones de la cueva. Los guías os lo recordarán continuamente y poca broma con el asunto, ya que las multas son enormes e incluso se puede llegar a pisar la cárcel si se dañan intencionadamente. Las helictitas son extremadamente frágiles y un simple roce bastaría para romperlas.
Una experiencia única
Esperamos que lo que os hemos contado sobre la cueva El Soplao os haya resultado interesante y os animéis a visitarla. Nuestra experiencia fue muy positiva y os la recomendamos totalmente. Este no fue el único tren minero en el que montamos durante nuestro viaje, pero sobre esa otra experiencia os hablaremos más adelante.