Preparando nuestro viaje por la costa oeste de Estados Unidos oímos hablar por primera vez de John Muir. En Yosemite National Park, uno de los parques más bonitos del país, hay un sendero de larga distancia que lleva su nombre. Eso nos llevó a investigar un poco más acerca de Muir. Fue así como descubrimos el papel tan relevante que desempeñó a la hora de impulsar la creación de la red de parques nacionales de Estados Unidos.
Recientemente nos topamos en una librería con este libro, titulado Cuaderno de montaña. En él se recopilan distintos artículos y escritos de Muir, entre los que tienen un peso muy relevante los dedicados a Yosemite y Yellowstone National Park. Al haber tenido la enorme suerte de conocer ambos parques, este libro nos pareció muy interesante. Y no nos equivocamos. Pero antes de daros más detalles al respecto, vamos a contaros quién fue John Muir y su contribución al conservacionismo medioambiental.
Un escocés apasionado de la naturaleza llamado John Muir
John Muir nació en Escocia en 1838. Cuando contaba con 11 años su familia emigró a Estados Unidos, país en el que desarrolló sus estudios de botánica. La figura de Muir fue de vital importancia en cuanto a conservacionismo se refiere. Era un enamorado de la naturaleza y de los grandes paisajes que descubrió en su país de acogida. John Muir es muy querido y respetado en Estados Unidos. Junto al fotógrafo Ansel Adams y al escritor Henry David Thoreau, se ha convertido en una figura esencial de la protección medioambiental. Sobre Ansel Adams y sus maravillosas fotografías de los parques nacionales estadounidenses tenemos publicado un post que podéis leer aquí.
Muir estuvo a punto de quedarse ciego a causa de un accidente laboral. Cuando recuperó la vista unos meses después, decidió recorrer a pie más de 1000 millas desde Indianapolis, donde vivía por aquel entonces, hasta Florida. Fue entonces cuando se dio cuenta de la importancia de la naturaleza y de lo vital que era preservarla.
Tras enfermar de malaria se trasladó a California, ya que su clima más benigno era lo mejor para su salud. Vivió una temporada en San Francisco, pero no le gustó la experiencia. Fue así como terminó dirigiéndose a Sierra Nevada. Es la cordillera más importante de California y una de las más espectaculares desde un punto de vista paisajístico.
Su contribución a la creación de Yosemite National Park
A Muir le gustaba llevar un diario con sus vivencias en la Sierra y en 1874 empezó a publicar sus primeros artículos periodísticos. Pronto se convirtió en un escritor de éxito. Con su forma clara y sencilla de escribir y sus vívidas descripciones logró llegar a un público mayoritariamente urbanita y de clase media, al que supo transmitir a la perfección su pasión por la naturaleza.
John Muir se convirtió en una figura esencial a la hora de que Yosemite fuera declarado parque nacional en 1890. Se dio cuenta de que el sobrepastoreo y la explotación del suelo estaban afectando de forma negativa a Sierra Nevada. Eso le llevó a iniciar una campaña para que, al igual que había ocurrido con Yellowstone en 1872, Yosemite se convirtiera en el segundo parque nacional del país. Sus lectores enviaron al Congreso miles de cartas solicitándolo, hasta que finalmente lograron su objetivo.
Sierra Club: un referente en protección medioambiental
En 1892 Muir fundó el Sierra Club, del que fue el primer presidente. El Sierra Club sigue en funcionamiento hoy en día y es la organización medioambiental más importante de Estados Unidos. Gracias a él se contribuyó a la creación de otros parques nacionales como Sequoia, Mount Rainier, Petrified Forest y Grand Canyon.
Fue tal el alcance de la obra de Muir que, después de que en 1901 se publicara su libro Nuestros Parques Nacionales, el presidente Roosevelt le pidió que fuera su guía durante una visita a Yosemite en 1903. La fotografía de ambos en Glacier Point es de sobras conocida. A raíz de ese encuentro entre ambos, un par de años después el área de terreno incluida en el parque nacional se amplió, protegiendo también otras zonas de gran valor ecológico como Mariposa Grove o la totalidad de Yosemite Valley.
John Muir Trail: el mejor homenaje posible a la figura de Muir
La gran popularidad de Muir y su amor incondicional por Sierra Nevada hicieron que se bautizara con su nombre un sendero de larga distancia. El sendero empieza en Yosemite National Park y termina en la cima del pico más alto de Estados Unidos continental (sin Alaska): el Monte Whitney. La ruta se extiende durante 340 km por unos paisajes de ensueño y por las cumbres más majestuosas de la Sierra. El punto de partida del sendero está en Happy Isles Bridge y durante su tramo inicial coincide con otro popular sendero de Yosemite, el Mist Trail. Tuvimos ocasión de recorrerlo hasta la preciosa Vernal Falls, en la que es una de las excursiones más recomendables para cualquiera que visite el parque. Ya os hablamos de ella en este post.
También hay que decir que el recorrido del John Muir Trail coincide durante 260 km con otro sendero mucho más largo, el Pacific Crest Trail. Los aficionados al senderismo de larga distancia seguro que habéis oído hablar de él. Junto con el Appalachian Trail es el más conocido de Estados Unidos. Los que no seáis aficionados a eso de caminar por el monte igual habéis visto la película Alma salvaje, protagonizada por Reese Whiterspoon. Esta película está basada en el libro Salvaje, de Cheryl Strayed. Ya le dedicamos un post en esta sección del blog. Podéis echarle un vistazo aquí.
El John Muir Trail no es el único sendero que lleva el nombre del ilustre conservacionista. En su Escocia natal está el John Muir Way. Con 215 km de longitud, esta ruta de costa a costa atraviesa el sur del país. Para más información sobre el recorrido y sus principales puntos de interés, podéis consultar la página web oficial.
Sierra Nevada: las montañas más excepcionales de California
Muir pasó varios años en Sierra Nevada trabajando como pastor de ovejas. Esta labor la compaginaba con sus excursiones por las montañas de la zona. Fue allí donde escribió uno de sus primeros libros, titulado Primer verano en la Sierra. Incluso después de casarse siguió alternando sus visitas a la Sierra y Yosemite National Park con sus obligaciones familiares. Sentía tal pasión por este rincón del país que no podía pasar mucho tiempo alejado de allí.
Leyendo algunos de los pasajes de Cuaderno de montaña consigue hacernos ver a nosotros la misma belleza que él contemplaba en persona:
«A medida que ascendía descubría belleza nueva: prados pintados, tardíos jardines florecidos, picos de rara arquitectura, lagos aquí y allá, brillando como la plata, y atisbos de la medianía boscosa y de las tierras bajas amarillas que se perdían por el oeste»
Esta es quizás una de las mayores virtudes de Muir. Fue el hecho de sentir verdadera pasión por lo que hacía, sumado a su habilidad como narrador, lo que consiguió que llegara a tantos lectores y les contagiara su amor por la naturaleza.
«¡Qué magnífico paisaje rodeaba esa cima tan majestuosa! Montañas gigantescas, incontables valles, glaciares y prados, ríos y lagos, y el gran cielo azul abrazándolos a todos»
Yellowstone National Park: un paisaje único y fascinante
Aunque John Muir pasó la mayor parte de su tiempo en Sierra Nevada, un lugar que lo dejó enormemente sorprendido por su belleza fue Yellowstone National Park. Podemos corroborar que es uno de los lugares más fascinantes que hemos visitado durante nuestros viajes por Estados Unidos. En esa época Yellowstone ya era un lugar turístico. Se organizaban visitas guiadas al parque con carruajes tirados por caballos y se hacían paradas en los principales puntos de interés. Entre ellos, Muir menciona Mammoth Hot Springs o la zona de Grand Canyon. Tampoco podía faltar una visita a Grand Prismatic Spring, una maravilla de la naturaleza única y de una belleza sobrecogedora.
Yellowstone es el lugar del planeta con mayor concentración de fenómenos geotermales. Solo aquí se encuentran la mitad de los géiseres del mundo, superando los de otros lugares como Islandia y Nueva Zelanda, por ejemplo. Pero Yellowstone es mucho más:
«Además de los tesoros habituales que se encuentran en la mayoría de regiones alpinas salvajes y bendecidas por un clima suave, el parque está repleto de maravillas fascinantes. Los géiseres más embravecidos del mundo, en luminosas y triunfantes bandas, bailan y cantan entre miles de hirvientes surtidores, hermosos e imponentes, con sus cuencas engalanadas con colores espléndidos como flores gigantes; y fuentes termales calientes, emanaciones de barro, volcanes de barro, calderas de pasta y caldo cuyos contenidos son de todos los colores y consistencias, salpican, borbotean y rugen en desconcertante abundancia»
Un parque nacional que fascinó a Muir
La zona de Grand Canyon le parecía impresionante. Este gran cañón excavado por el río Yellowstone es uno de los puntos más fotografiados del parque. Todo en él es grandioso, y el juego de colores de las paredes de roca no deja de asombrar a nadie.
Los visitantes que acudían ya por aquel entonces a Yellowstone lo hacían buscando otro fenómeno natural que no deja indiferente a nadie. Se trata de los géiseres, esas columnas de agua a presión y vapor que asombran por igual a niños y mayores. En esa época las medidas de seguridad del parque escaseaban bastante, ya que según Muir:
«…en los intervalos entre los primeros borboteos y emanaciones, a veces algún aventurero asoma la cabeza por la boca del cráter y admira las formaciones de sílex, preguntándose si el Hades será así de bonito»
Para disfrutar de un lugar hay que viajar despacio
En sus escritos, Muir es bastante crítico con el turismo y con esos viajes organizados. En esa época el turismo de masas, tal y como lo entendemos hoy en día, todavía no existía. Pero Muir ya era un firme defensor del slow travel, aunque sin saberlo siquiera. Nos parece muy acertada esta reflexión que hace al respecto mientras piensa acerca de la posibilidad de que un visitante cualquiera pueda observar en erupción el Excelsior, uno de los géiseres del parque.
«…pocos turistas llegarán a verlo en acción, ni verán tampoco otros miles de elementos interesantes del parque que subyacen a los caminos de carros y los hoteles. Los viajes normales, de tres a cinco días, son demasiado breves. Nada se puede hacer bien viajando a 40 millas al día. La multitud de impresiones nuevas y confusas que se apilan rápidamente resultan en un revoltijo borroso, etéreo, desconcertante, y en general imposible de recordar. Hay que tomarse mucho más tiempo. Echa a andar en cualquier dirección, tranquilamente, y prueba la libertad del montañero. Acampa en prados glaciares, entre hojas de hierba y gencianas, en rincones escarpados de jardines repletos de los seres queridos de la Naturaleza. Trepa montañas, y que sus buenas corrientes te envuelvan. La paz de la Naturaleza te atravesará como la luz del sol a los árboles»
Un hombre ávido de aventuras
A Muir no le asustaba demasiado correr riesgos en sus salidas a la montaña. Era un hombre aventurero y le apasionaba acampar y dormir al raso, tan en contacto directo con la naturaleza como le fuera posible. Aún así, incluso él mismo era consciente de sus imprudencias. En una ocasión estuvo a punto de precipitarse al vacío al acercarse más de la cuenta a un salto de agua para verlo de cerca. Cuando volvió a pisar terreno seguro, no obstante, lo que escribió en su diario fue lo siguiente:
«Todos tenemos que morir, ¡y qué otra muerte depararía más gloria a un montañero!
Eso mismo deben de pensar todos los que se atreven a subir a la cima del Half Dome. Esta es la cumbre más emblemática de Yosemite National Park, y también la más peligrosa. Muir estaba realmente fascinado por el Half Dome. Cualquiera que lo haya visto de cerca entiende fácilmente el por qué.
En cuanto a lo de dormir al raso, tal y como lo describe Muir se convierte de pronto en algo muy atrayente:
«Dispuse mi cama en un rincón del bosquecillo de pinos, cuyas copas se enramaban como un techo y se doblaban a ambos lados. Estos son los mejores dormitorios que ofrece la alta montaña: cómodos y acogedores como nidos de ardillas, bien ventilados, llenos de aromas condimentados y muchas agujas que el viento sopla para entonar canciones de cuna»
Cuaderno de montaña: una lectura muy recomendable para los amantes de la naturaleza
En resumen, Cuaderno de montaña es una forma excelente de empezar a familiarizarse con la obra de John Muir. Es un libro ideal para los que seáis amantes de la naturaleza. Disfrutaréis con las descripciones detalladas y con toda la información sobre los fenómenos geológicos que han llevado a la formación de esos paisajes espectaculares y sobre la fauna y flora de la región. También es un libro absolutamente recomendable para todos aquellos que hayáis visitado los parques nacionales de Yosemite y Yellowstone. Leer acerca de esas maravillas de la naturaleza tal y como las describe Muir, de esa forma casi poética, nos ha hecho revivir nuestros días allí y nuestros paseos por el monte. Como bien dice Muir sobre Yellowstone:
«Es un lugar del que cuesta irse»
La mejor despedida, según John Muir
Para terminar este post os dejamos una imagen final. Se trata de las vistas magníficas que ofrece el monte Washburn, en Yellowstone National Park. A nosotros nos pareció una excursión de lo más sencilla y recomendable. Por lo visto coincidimos con Muir al respecto:
«Puede que ya hayáis dicho que ya no os queda nada más por ver en la vida. Pero antes de iros, deberíais pasar al menos un día y una noche en la cima de una montaña y llevaros una última panorámica de calma y reposo. El monte Washburn sirve bien a este propósito, puesto que se yergue en el centro del parque, ningún otro pico le estorba, y su cumbre es tan accesible que escalarla se antoja un paseo»
Cuando sea hora de marcharse de Yellowstone y regresar a casa, esta imagen quedará con vosotros para siempre:
«Luego, con el corazón fresco, vuelve al trabajo y, sea cual sea tu destino, sean cuales sean la ignorancia o el conocimiento con los que cargues después, recordarás esas magníficas imágenes de la naturaleza, y evocarás con alegría tus vagabundeos por el país de las maravillas del viejo y bendecido Yellowstone»
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