La ciudad más grande de Cerdeña es Cagliari, su capital. Se localiza al sur de la isla, junto a una zona de marismas en la que abundan los flamencos rosas. Merece la pena dedicar varias horas a conocer su centro histórico, que se compone de cuatro barrios: quartiere della Marina, di Castello, di Stampace y Villanova. Cada uno tiene su propia personalidad, así que lo más recomendable es dar un paseo por todos ellos si se cuenta con el tiempo suficiente. Os vamos a contar todo lo que vimos e hicimos en Cagliari, para ayudaros a planificar vuestro itinerario en función de vuestros gustos e intereses.
Descubriendo Cagliari: un breve repaso a su historia
Durante siglos, numerosos pueblos han habitado el territorio que ocupa la Cagliari actual. Los restos arqueológicos más antiguos que se conservan se remontan al Neolítico. Sin embargo, fueron los fenicios los que la convirtieron en una ciudad, aprovechando su localización tan ventajosa para crear un importante puerto comercial. Los romanos tomaron el relevo a los fenicios, dejando su huella a nivel urbanístico y consolidando el puerto de Cagliari como uno de los más importantes de todo el Mediterráneo.
Durante un periodo de unos ochenta años, Cagliari cayó bajo el dominio de los Vándalos. El Imperio bizantino recuperó el control de la ciudad, que posteriormente fue tomada por los pisanos. No duró mucho su dominio, ya que la Corona de Aragón se hizo con Cerdeña poco después. Tras la firma del Tratado de Utrecht, Cerdeña pasó a manos de los Saboya hasta la unificación de Italia. Hoy en día Cagliari sigue siendo un importante puerto comercial y ha sabido mantener buena parte de su patrimonio histórico y cultural.
Quartiere della Marina
Comenzamos nuestro paseo por el barrio de la Marina. Es el más cercano al puerto de Cagliari, antiguo hogar de pescadores y comerciantes. Tras dejar el coche aparcado en Largo Carlo Felice, la amplia avenida que hace de frontera entre este barrio y el de Stampace, nos acercamos a la oficina de turismo a por un plano de la ciudad. La oficina se encuentra en Via Roma, en el elegante edificio que alberga el Ayuntamiento de Cagliari.
Via Roma es una de las calles principales del centro urbano. Cuenta con numerosos palacios y edificios históricos (como el de los grandes almacenes La Rinascente, por ejemplo), y bajo sus soportales hay numerosas cafeterías en las que sentarse a tomar algo.
Durante nuestro deambular por las estrechas calles de la Marina nos topamos con numerosas iglesias. En el caso de la iglesia de Santa Lucía, tan solo quedan sus restos. La iglesia de Santa Eulalia, construida por los catalanes en el siglo XIV en honor a la patrona de Barcelona, cuenta con unos restos arqueológicos subterráneos que se pueden visitar. Se descubrieron en 1990, durante la restauración de la sacristía. Entre otras cosas, salió a la luz un tramo de una antigua calle romana, sobre la que había superpuesta una calle medieval, además de los restos de un templete, una columnata y varias estancias de la época romana.
La iglesia del Santo Sepolcro, en la bonita plaza del mismo nombre, es del año 1564. La de Sant’Antonio Abate es posterior, ya que el edificio actual se construyó en el siglo XVIII sobre una estructura preexistente. Destaca por su planta octogonal y su decoración barroca.
Como no todo va a ser visitar iglesias, continuamos con nuestro paseo. Pronto nos damos cuenta de que Cagliari es una ciudad con muchas cuestas. En el barrio de la Marina, varios tramos de escaleras facilitan la subida. Es el caso de la Scalette Monache Cappuccine, que conduce directamente a Via Manno, una importante calle comercial peatonal que delimita el extremo norte de la Marina.
Ahora toca decidir por qué barrio vamos a continuar descubriendo Cagliari. Nos decantamos por el de Villanova, luego continuaremos por el barrio del Castello y terminaremos nuestro recorrido con el barrio de Stampace.
Quartiere Villanova
Este barrio nos sorprendió con algunas de las calles más bonitas de Cagliari. Creció fuera del recinto del barrio del Castello, a raíz de la llegada de numerosos campesinos emigrantes de la región agrícola del Campidano.
Algo alejada del centro del barrio se encuentra la basílica paleocristiana de San Saturnino, anterior al siglo V d.C. Además de una iglesia bizantina, cuenta también con una importante necrópolis en la que se han hallado numerosos restos de la época bizantina y romana. Nosotros decidimos prescindir de esta visita, ya que supone un desvío que no nos apetece dar, así que nos centramos en el entramado de callejuelas que constituyen el corazón de Villanova.
Por Via Sulis llegamos a la plaza de San Giacomo, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre. Se construyó alrededor del siglo XIV en estilo gótico catalán, aunque tras las reformas realizadas en los siglos XVIII y XIX su fachada tiene un innegable aire neoclásico.
Desde aquí nos perdemos por las callecitas del barrio. Con sus casas bajas bien cuidadas y decoradas con multitud de plantas y flores, pasear por Villanova es un auténtico placer. Enseguida nos gusta el ambiente. No vemos a muchos turistas y los vecinos hacen vida normal. Una señora riega las plantas mientras otros se saludan y se paran un rato a charlar. Aunque todas las calles tienen su encanto particular, la Via San Giovanni nos parece la más bonita de todas.
En la preciosa plaza de San Domenico nos sentamos en un banco a disfrutar de la tranquilidad y descansar un poco. No dejamos pasar la ocasión de entrar a echar un vistazo al complejo de San Domenico. Este antiguo convento, fundado en el año 1254, incluía una iglesia gótica, un bonito claustro y una pequeña capilla construidos en siglos posteriores. Por desgracia, en 1943 la ciudad de Cagliari fue duramente bombardeada y la mayoría de este complejo quedó reducido a pedazos. En la década de 1950 se procedió a su reconstrucción, motivo por el cual algunas partes del claustro y la totalidad de la iglesia tienen un aspecto moderno y diferente a lo que se pudo salvar de la guerra.
A continuación, nos encaminamos hacia el barrio del Castello. Desde la plaza de San Domenico nos dirigimos hacia Via San Saturnino, una calle que no tendría mayor interés si no fuera por los graffitis que decoran sus muros. Como el camino es todo cuesta arriba, decidimos acortar un poco el trayecto y tomar unas escaleras que comunican directamente con Viale Regina Elena. Ahora vamos cuesta abajo, algo que se agradece. Además, desde aquí se tienen muy buenas vistas de Cagliari, con el mar al fondo.
De los varios ascensores que permiten salvar el desnivel y acceder directamente a la parte alta del Castello, ninguno funciona. No nos queda más remedio que seguir calle abajo hasta Piazza Costituzione y, allí, subir por las escaleras del baluarte de Saint Remy. Ahora sí, al fin, estamos en el barrio del Castello.
Quartiere di Castello
El bastión de Saint Remy es la puerta de entrada perfecta a este barrio, que ocupa la parte alta del casco antiguo y constituye la ciudad medieval, protegida por muros y torres.
Este bastión es uno de los monumentos más importantes y representativos de Cagliari. Es realmente espectacular. Realizado en piedra caliza blanca, se inauguró en 1902. En el interior del bastión se encuentran la Passegiata Coperta y la Galleria dello Sperone. La Passegiata Coperta es una gran sala con enormes columnas que alberga exposiciones y otras actividades culturales. Desde ella se accede a la Galleria dello Sperone, donde un recorrido arqueológico permite contemplar las antiguas estructuras militares diseñadas para proteger Cagliari de los ataques.
Una gran explanada se extiende en la parte superior del bastión, ofreciendo unas vistas magníficas. Desde esta terraza panorámica nos adentramos en las callecitas del barrio medieval.
Casi sin darnos cuenta hemos llegado a la Piazza Carlo Alberto, sobre la cual se levanta la preciosa catedral de Santa María. Se construyó en el siglo XIII en estilo románico pisano y, por segunda vez en este viaje (la primera fue al visitar la Basílica de Saccargia) nos sentimos transportados por un momento a la Toscana. Aunque la fachada se reconstruyó en estilo barroco entre los años 1699 y 1704, en 1933 se rehizo por completo en estilo pisano, tomando como referencia la bellísima Santa Maria dei Miracoli, en Pisa, y devolviéndole su espíritu original.
La catedral de Cagliari es preciosa por fuera y por dentro. Entre lo más destacable está el mausoleo de Martín II de Aragón, que murió durante la conquista de Cerdeña. Además, detrás del altar, en un nicho, hay una estatua de la Virgen de Montserrat.
No os perdáis la visita a la cripta, situada bajo el presbiterio. Este Santuario de los Mártires tiene tres capillas revestidas de mármol y cuenta con una elaborada decoración. En su interior hay enterrados algunos miembros de la familia de los Saboya. Nosotros damos por concluida la visita a la catedral, pero los interesados tenéis la opción de subir al campanario, prácticamente la única parte original que se conserva del siglo XIII. La subida al campanile es de pago, mientras que la visita a la catedral y la cripta son gratuitas.
Al lado de la catedral se encuentra el Palazzo di Città, sede del Ayuntamiento de Cagliari desde la Edad Media hasta principios del siglo XX, cuando se trasladó a Via Roma. Fue remodelado en 1787 en estilo barroco. En la actualidad alberga exposiciones temporales, como la de Corto Maltés en el momento de nuestra visita.
Unos pasos más allá, en Piazza Palazzo, se encuentra otro edificio significativo, el Palazzo Regio. Este palacio real, que encontramos totalmente cubierto por andamios mientras se realizan trabajos de mejora, data del siglo XIV. Fue la residencia del virrey desde 1337, bajo el reinado de Pedro IV de Aragón. También fue hogar durante un tiempo (entre 1799 y 1815) de los Saboya, que tuvieron que exiliarse aquí después de que Napoleón ocupara Turín.
Continuamos nuestro paseo por este interesante barrio de Cagliari en dirección a Piazza Indipendenza. La torre de San Pancracio se sitúa en una de las esquinas de la plaza. Es una torre defensiva y fue construida por los pisanos en 1305. En esta misma plaza se encuentra también el pozo de San Pancracio, excavado en 1235 para garantizar el abastecimiento de agua.
Atravesamos la Porta Cristina, una de las puertas de acceso al barrio de Castello, y nos encontramos con la llamada Cittadella dei Musei. Algunos de los museos más importantes de la ciudad, como el Museo Arqueológico o la Pinacoteca Nacional, tienen aquí su sede. Antiguamente, el espacio que hoy ocupa este complejo museístico se empleaba como fortificación militar y como arsenal.
Retomamos nuestro paseo y vamos yendo en dirección al último barrio de Cagliari que nos queda por conocer: Stampace. Por el camino aún tenemos ocasión de echar un vistazo a varios puntos interesantes de Castello. Por un lado está la basílica de Santa Croce, antigua sinagoga, ya que esta zona fue antiguamente el gueto judío de Cagliari. Tras la expulsión de los judíos en 1492 después de que los Reyes Católicos promulgasen el Edicto de Granada (que afectó a todos los territorios en posesión de la Corona, incluida Cerdeña), Santa Croce se reconvirtió en iglesia católica.
Por otro lado está la Torre del Elefante, otra torre defensiva construida por los pisanos, en este caso en 1307. Recibe este nombre por la pequeña figura de un elefante que decora una de sus fachadas, como símbolo de la poder marítimo de Pisa.
Quartiere di Stampace
Tras abandonar el Castello por la Torre del Elefante, nos adentramos en el barrio de Stampace. Este barrio se construyó en el siglo XIII, fuera de las murallas del barrio de Castello. Antiguamente fue el hogar de numerosos artesanos, y lo que más nos gusta es el ambiente tranquilo de sus calles.
Comenzamos nuestro recorrido por Via Azuni y la iglesia de Santa Ana. De estilo barroco y con una bonita escalinata de acceso, su construcción comenzó en 1785 y se prolongó durante más de treinta años. No es la única iglesia que encontraremos en este barrio, que cuenta con un buen número de ellas. Está, por ejemplo, la iglesia de Santa Restituta, que se construyó en el siglo XVII sobre una cripta empleada desde la antigüedad y que se puede visitar.
Otra bonita iglesia es la San Efisio, bastante más antigua ya que data del año 430 d.C. Bajo ella, en una cueva, fue encerrado San Efisio antes de ser martirizado. El edificio actual es del siglo XVIII, ya que la iglesia original fue derribada en 1780 y reemplazada por esta, de estilo barroco.
Por último, nos acercamos hasta la iglesia jesuita de San Michele, al final de la calle Azuni. A pocos pasos, el antiguo convento se ha reconvertido en hospital militar. Justo al lado de la iglesia hay otra de las torres defensivas construidas por los pisanos. En este caso se trata de la Torre dello Sperone o degli Alberti, del año 1293. Es la más antigua de todas las que se conservan en Cagliari, incluidas las del barrio de Castello.
Terminamos nuestra visita al casco antiguo de Cagliari en Corso Vittorio Emanuele II, una calle con numerosos restaurantes y algunas tiendas. Desde allí regresamos a Largo Carlo Felice, donde dejamos aparcado el coche al llegar a la ciudad.
Sabemos que nos han quedado muchas cosas sin ver: el anfiteatro romano, la Villa di Tigellio, la Grotta della Vipera, la necrópolis de Tuvixeddu o el Castello di San Michele, entre otras. Pero estamos cansados después de lo mucho que hemos caminado hoy, así que preferimos dejarlo estar. Cagliari nos ha sorprendido positivamente. Aún sin ser la ciudad más bonita de Cerdeña (nos gustó más Alguer, por ejemplo), tiene mucho que ofrecer y vale la pena dedicarle unas horas.
[…] cerca de Cagliari, al sur de Cerdeña, se encuentra el área arqueológica de Nora. Este yacimiento, situado dentro […]
Me ha gustado el reportaje. No obstante en lo tocante a la historia, te han faltado mención a los 300 años de dominio español donde se expandió la ciudad, donde figuran blasones por doquier, y donde Felipe II dejó un legado enorme, como por ejemplo la Universidad y la fortaleza. El barroco Español se encuentra también por doquier, incluida en la catedral. Saludos
Hola Joao. Es cierto que en el post solo hacemos una breve mención a esta parte tan interesante de la historia de Cerdeña. En ella indicamos que la isla pasó por manos de fenicios, romanos, vándalos, bizantinos y pisanos antes de pasar a formar parte de la Corona de Aragón. Estuvo en su posesión hasta que se firmó el Tratado de Utrecht en 1713. Inicialmente solo pertenecía a la Corona de Aragón pero, al casarse los Reyes Católicos y unirse los reinos de Aragón y Castilla, la isla pasó a formar parte del reino de España. Como bien indicas, las huellas de ese periodo todavía se mantienen en Cagliari y en otras ciudades de la isla, como Alguer. Un saludo.