Situado en el punto más septentrional de Asturias, el Cabo de Peñas es uno de los lugares más espectaculares de la costa norte de España. Sus impresionantes acantilados, que llegan a superar los 100 metros de altura, ofrecen unas vistas inigualables. El faro del Cabo de Peñas, construido en 1852, es probablemente su imagen más representativa.
Todo el entorno del cabo es un espacio natural protegido. Es el hábitat de un buen número de aves marinas, además de una importante zona de paso para otras especies migratorias. Desde sus acantilados, que constituyen un mirador natural incomparable, también es posible avistar numerosas especies de cetáceos. Os aconsejamos traer unos prismáticos para poder apreciar mejor tanto la belleza del paisaje como la numerosa fauna del lugar.
Cómo llegar al Cabo de Peñas
El acceso al Cabo de Peñas se encuentra muy bien señalizado. Podéis llegar desde Avilés (situada a 17 km) por la carretera AS-328, o bien desde Luanco (a tan solo 9 km) por la GO-1. Junto al faro hay una zona de aparcamiento y una pequeña zona con mesas de picnic. No hay una sola sombra en todo el lugar, así que no olvidéis el protector solar, una gorra y unas gafas de sol. Llevad también calzado adecuado: aunque unas pasarelas de madera recorren todo el borde del acantilado, si queréis explorar los alrededores os hará falta.
Un espacio natural protegido
El Cabo de Peñas cuenta con dos centros de interpretación que podéis visitar antes o después de dar un paseo junto a los acantilados. Uno es el Centro de Interpretación Paisaje Protegido del Cabo Peñas. Se encuentra a unos metros de la zona de aparcamiento, en un edificio blanco cuadrado que será lo primera que veáis cuando lleguéis en coche. El acceso a este centro de interpretación es gratuito. En él hay una exposición con información sobre el entorno natural del Cabo de Peñas.
Podremos aprender más sobre las aves marinas de la zona, entre las que destacan el cormorán moñudo, el paino europeo y el halcón peregrino. También descubriremos que las especies de cetáceos más abundantes y fáciles de avistar desde aquí son el delfín común, el delfín mular y el calderón común. Incluso es posible llegar a avistar alguna orca, aunque no suelen abundar en las aguas cercanas a la costa y solo están de paso durante sus migraciones.
El faro del Cabo de Peñas
El otro centro de interpretación se encuentra en la planta baja del faro. Es el Centro de Interpretación Medio Marino de Peñas y el precio de la entrada es de tan solo 1,00€. Si viajáis con niños os recomendamos la visita. No es que la información ofrecida en la exposición sea nada del otro mundo, pero el tiburón que aguarda con la boca abierta en uno de los pasillos que llevan de una sala a la siguiente seguro que les gusta. En el exterior del faro hay otras dos figuras que también les gustarán: se trata de un calamar gigante atacando a una ballena con sus tentáculos.
Nos disponemos ahora a descubrir el entorno natural del Cabo de Peñas. Un corto tramo de camino asfaltado nos conduce hasta un bar llamado Cuatro Vientos. Con sus colores blanco y azul, y una estética un tanto pasada de moda que nos recuerda a los veranos de nuestra infancia cuando íbamos a la playa con toda la familia, la silueta del bar se recorta contra el mar. No sabemos si en estos momentos está operativo o no, pero en el momento de nuestra visita parecía estar abandonado.
Un paisaje espectacular
A la derecha del bar se encuentra la peña La Gaviera, un promontorio rocoso que se adentra en el mar. Desde esta peña hay unas vistas de infarto de los acantilados. Se puede recorrer a pie a través de los estrechos senderos abiertos entre la vegetación. Hay que ir con cuidado de no tropezar ni resbalar con las piedrecillas sueltas, así que si no lleváis calzado adecuado es mejor que no lo hagáis. Tampoco os recomendamos que lo hagáis si vais con niños pequeños. Pensad que una caída puede ser fatal, así que mejor evitar riesgos innecesarios.
A la izquierda del bar comienza la pasarela de madera que se ha habilitado para recorrer los acantilados del Cabo de Peñas. No solo sirve para hacer el paseo más fácil y accesible, sino también para proteger el delicado entorno natural. A lo largo del recorrido encontraréis paneles informativos sobre la geología, fauna y flora del cabo. También hay bancos en los que sentarse un rato a disfrutar de las vistas. El Cabo de Peñas es una zona muy ventosa, pero si tenéis suerte y os hace un día soleado y sin mucho viento, podréis disfrutar de unas vistas sin igual.
El contraste entre el azul profundo del mar, el cielo tamizado de nubes deshilachadas, el verde de la vegetación y el rosa de los brezos en flor crea imagen totalmente idílica. Con estas vistas de postal nos despedimos del Cabo de Peñas, uno de los rincones más bonitos de la costa asturiana.