Asiego (Asiegu en asturiano) fue declarado Pueblo Ejemplar de Asturias en el año 2019. En vista de ello, decidimos incluirlo en nuestra ruta. El tiempo no nos acompañó el día de nuestra visita, ya que llovía y las nubes nos impidieron admirar las vistas a los Picos de Europa. Aún así, nos pareció un pueblo encantador y que merece totalmente la pena.
Un paseo por Asiego
Llegar hasta allí es muy fácil. Desde la carretera AS-114, que une Cangas de Onís y Arenas de Cabrales, se toma el desvío hacia Asiego a la altura de Carreña. En poco más de 3 km habréis llegado a vuestro destino. A la entrada del pueblo se han habilitado unas cuantas plazas de aparcamiento, así que no tendréis problemas a la hora de dejar el coche.
Seguramente se deba a la lluvia que no deja de caer, pero no vemos a nadie mientras paseamos por las calles de Asiego. Dejamos atrás la pequeña iglesia de San Miguel y nos adentramos en el caserío. Se ha sabido mantener la arquitectura tradicional e incluso vemos un par de hórreos asturianos.
Ruta’l Quesu y la Sidra
La ganadería es la principal actividad económica de Asiego, que cuenta con un par de queserías en las que se elabora el delicioso queso de Cabrales. También hay un llagar de sidra, que forma parte de la llamada Ruta’l Quesu y la Sidra. Aunque no tuvimos ocasión de tomar parte en esta interesante actividad, la ruta nos parece una iniciativa excelente para dar a conocer Asiego y sus tradiciones.
Se trata de un recorrido que incluye (entre otras cosas) la visita a una quesería y una cueva de maduración del queso de Cabrales, a un llagar donde se elabora la preciada sidra, y que finaliza con una espicha o comida tradicional asturiana en una sidrería del pueblo. En esta página web tenéis toda la información al respecto.
Un mirador natural al Naranjo de Bulnes
Uno de los puntos fuertes de Asiego son las vistas que ofrece de los Picos de Europa y, más concretamente, del Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes. Desde el mirador Pedro Udaondo se supone que hay unas buenas vistas de este pico, pero con las nubes que cubren las cimas el día de nuestra visita, nos quedamos con las ganas de poder verlo. Nos despedimos así de Asiego, que nos ha gustado más de lo que pensábamos a pesar del mal tiempo.
