Situada en la costa noroeste de Cerdeña, Alguer (Alghero en italiano) es una ciudad muy especial que guarda unos importantes lazos históricos y culturales con Catalunya. Su casco antiguo amurallado está formado por una red de callejuelas adoquinadas repletas de rincones encantadores. Además, su fachada marítima ofrece unas vistas estupendas al Mediterráneo.
La Barceloneta sarda
En Alguer, además del italiano y (en menor medida) el sardo, se habla también catalán. Concretamente, la variante dialectal denominada alguerés. ¿Y cómo es que en esta isla italiana se habla catalán? Pues porque durante varios siglos Cerdeña perteneció a la Corona de Aragón. A finales del siglo XIII el papa Bonifacio VIII ofreció al rey Jaime II las islas de Córcega y Cerdeña como solución a unas disputas territoriales relacionadas con Sicilia. Hasta 1323 no comenzó la conquista efectiva de Cerdeña (parece ser que Jaime II tenía otros asuntos más importantes entre manos), que se prolongó hasta 1326.
En 1354, tras expulsar a la población autóctona, un grupo de colonos catalanes (procedentes de la zona de Tarragona en su mayoría) se instaló en la ciudad de Alguer. El catalán pasó a ser la lengua hablada en esta zona de Cerdeña, sin llegar a extenderse por la totalidad del territorio. Hasta principios del siglo XVIII la isla estuvo bajo dominio de la Corona de Aragón, lo que dejó su huella en numerosos aspectos. Alguer recibe el apodo de «la Barceloneta sarda» y aunque el uso del catalán hoy en día es muy minoritario, los nombres de las calles y los letreros de algunos comercios están en este idioma.
El coral rojo: una fuente de riqueza para Alguer
Paseando por las calles de Alguer se ven muchas tiendas en las que se venden joyas y pequeños objetos decorativos hechos con coral rojo. El Corallium rubrum es una de las variedades de coral más apreciadas y valiosas del mundo, de ahí su sobrenombre de «oro rojo«. El tramo de costa en el que se localiza Alguer se llama Riviera del Corallo, lo que pone de manifiesto la gran importancia del coral, ya desde tiempos del Imperio romano.
La ciudad de Alguer ha creado una asociación, Corallium Rubrum al Alghero, que pone en valor este preciado material al tiempo que vela por su conservación. También existe el Museo del Coral, que nosotros no visitamos. Aquí tenéis más información por si os apetece acercaros a verlo.
Un paseo por las calles de Alguer
Alguer es una ciudad medieval preciosa. Sus calles adoquinadas tienen un encanto muy particular. La ropa tendida en ventanas y balcones, las fachadas decoradas con flores en vistosas macetas hechas a mano reciclando envases de plástico, las contraventanas de madera… Estos son tan solo algunos de los detalles que llaman nuestra atención.
Aunque es un día caluroso de verano, en los callejones estrechos y sombreados se está relativamente fresco. Edificios históricos y algún que otro palacio se intercalan con pequeñas placitas. Hay tiendas, restaurantes, cafeterías y heladerías por doquier. La principal calle comercial es la Via Carlo Alberto, donde las tiendas de recuerdos se llenan de turistas buscando un souvenir que llevarse a casa. Nos dedicamos a caminar sin rumbo, admirando cada rincón, hasta que nuestros pasos nos llevan inevitablemente hasta el mar.
Una ciudad abierta al mar
Alguer es una ciudad con un carácter marítimo muy marcado. Desde el paseo peatonal que recorre la totalidad de su muralla, las vistas al mar Mediterráneo son fantásticas. Sus bastiones y torres defensivas nos recuerdan que durante mucho tiempo la vida aquí no fue tan apacible como lo es hoy.
Además de las numerosas torres que se conservan en pie, una serie de catapultas y cañones orientados hacia el mar refuerzan el aspecto de fortaleza de la muralla de Alguer.
Una visita a la catedral de Santa María
En la Piazza del Duomo se alza la catedral de Santa María. Su fachada neoclásica desentona bastante con el entorno, y su interior tampoco nos llama particularmente la atención. Sin embargo, su campanario de estilo gótico catalán es precioso. Desde la Via Principe Umberto se tienen las mejores vistas del bonito campanile.
Además de la catedral, Alguer cuenta con varias iglesias más que merecen una visita. Una de ellas es la de San Michele, con su bonita cúpula cubierta por coloridos azulejos. Justo a su lado se encuentra el Museo Arqueológico de Alguer. No lo visitamos, pero aquí tenéis más información por si estáis interesados. Otra iglesia, dicen que la más bonita de Alguer, es la de San Francesco, que cuenta con un claustro del siglo XIV. No pudimos ver su interior, pero no dejéis pasar la ocasión si tenéis la oportunidad de hacerlo.
Terminamos nuestra visita a Alguer tomando un helado y descansando un rato en el jardín público Giuseppe Manno. Esta ciudad nos ha sorprendido muy gratamente, y sus alrededores (el Capo Caccia y la Gruta de Neptuno) también nos han parecido de lo más interesantes. Sin duda es una visita que recomendamos a cualquiera que viaje al norte de Cerdeña.
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