Olympic National Park es uno de los tres parques nacionales que hay en el estado de Washington. Debemos reconocer que antes de preparar este road trip por el norte de Estados Unidos, nunca habíamos oído hablar de él. Pero tras un poco de investigación decidimos que merecía completamente una visita, aunque fuera breve. Así es como terminamos haciendo una bonita excursión hasta Sol Duc Falls. En este breve post os hablaremos de esta cascada escondida en mitad de un frondoso bosque.
Llegamos procedentes de Port Townsend, un precioso pueblo victoriano situado en el extremo noreste de la península Olympic. Tras circular aproximadamente durante unos 100 kilómetros por la carretera US-101, llegamos a Lake Crescent. La carretera discurre pegada al lago Crescent, que es un remanso de paz con sus tranquilas aguas rodeadas de montañas. A lo largo de la carretera hay pequeños rincones en los que parar a contemplar el paisaje. Incluso es posible encontrar alguna pequeña playa de guijarros en la que refrescarse un poco cuando el calor aprieta.
Poco después de dejar atrás el lago, tomamos el desvío hacia Sol Duc Road. Circulamos por la estrecha carretera, flanqueada por un espeso bosque, durante unos 20 kilómetros. Finalmente, la carretera desemboca en una amplia zona de aparcamiento. El río Sol Duc corre paralelo a la carretera y vemos a varios pescadores sumergidos hasta la cintura en el agua. Seguramente están pescando salmones, que abundan por aquí.
Sol Duc Falls: un tesoro escondido en el bosque
Tras dejar el coche en el aparcamiento, nos encaminamos hacia el inicio del sendero que lleva a la cascada. Se trata de un camino de 1,2 km aproximadamente, prácticamente llano y apto para cualquiera. El sendero atraviesa un bosque muy verde, lleno de musgo y helechos. Los árboles son enormes y proyectan una agradable sombra.
Apenas nos cruzamos con un puñado de visitantes por el camino. Quizá sea porque es la hora de comer, pero tenemos la suerte de poder disfrutar de este bonito paisaje prácticamente a solas. Aprovechamos para comer unos sandwiches de pavo y queso y unas manzanas en un improvisado picnic en el bosque.
El silencio es prácticamente total y la luz queda tamizada por el denso follaje de los árboles. Es como estar en un bosque encantado. Al poco rato llegamos finalmente a nuestro objetivo, la preciosa cascada de Sol Duc Falls. Es posible que no sea ni la más grande ni la más caudalosa del parque, pero sin duda es una auténtica belleza.
El río Sol Duc se precipita ruidosamente desde 15 metros de altura y queda encajonado entre unas estrechas paredes de roca cubiertas de musgo. Un par de troncos están atravesados en mitad de la cascada, seguramente arrastrados durante alguna crecida del río.
Un puente de madera permite situarse justo encima de la cascada y tener unas vistas inmejorables del agua que cae con fuerza. Sin duda la breve excursión a Sol Duc Falls ha merecido la pena.
Tras estar un rato más disfrutando del lugar, desandamos el camino hasta el aparcamiento. Todavía nos quedan otros 100 kilómetros hasta Neah Bay, la siguiente parada de nuestro road trip.
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