Nuestro viaje por la Bretaña francesa empieza en Rennes, su capital. A pesar de haberse convertido en un importante núcleo industrial, su centro histórico conserva un aspecto medieval gracias a sus calles adoquinadas y a unas preciosas casas con entramado de madera, las primeras que veremos a lo largo de nuestro road trip. Aunque buena parte del casco antiguo quedó destruido por un terrible incendio en 1720, una parte de su patrimonio arquitectónico ha sobrevivido hasta nuestros días.
La Place de la République va a ser el inicio y el final de nuestro paseo por el centro de Rennes. El Palais du Commerce, construido entre 1885 y 1929, domina esta gran plaza peatonal. Desde aquí nos dirigimos a la Place Sainte Anne, donde se encuentra la Oficina de Turismo.
Una serie de bonitas calles peatonales nos conducen hasta allí. Es la principal zona comercial de la ciudad, llena de tiendas, cafeterías y creperías. Al ser domingo nos encontramos con todo cerrado, pero seguro que en horario comercial está todo de lo más animado. El epicentro de esta zona comercial lo constituye el cruce de las calles Rue Nationale, Rue La Fayette, Rue Le Bastard y Rue d’Estrées. Allí se encuentran también dos de las principales plazas de la ciudad.
De plaza en plaza
Por un lado está la Place de la Mairie. A un lado se alza el Ayuntamiento de la ciudad, con su bonita torre del reloj. Justo enfrente llama la atención el edificio semicircular de estilo neoclásico de la Ópera de Rennes.
Prácticamente al lado se encuentra la Place du Parlament de Bretagne. El palacio del Parlamento, que se salvó del incendio de 1720, sucumbió al fuego en 1994. Un enorme incendio lo destruyó casi por completo, pero tras varios años de reconstrucción vuelve a lucir como nuevo.
La Place Sainte Anne, donde se encuentra la Oficina de Turismo, nos sumerge de lleno en el pasado medieval de la ciudad. Flanqueada por varios edificios con entramado de madera, la iglesia de Saint-Aubin se levanta en su centro. Todo está manga por hombro por unas obras de renovación, así que nos quedamos sin visitarla.
Tras conseguir un plano de la ciudad nos disponemos a perdernos por las callejuelas del casco antiguo de Rennes. La primera parada la hacemos en la bonita Place du Champ-Jacquet. Es una pequeña plaza triangular con algunas casas de entramado de madera del siglo XVII. Desde allí vamos dando un paseo sin rumbo, descubriendo pequeños rincones encantadores como por ejemplo la Rue Saint Michel, en la que abundan las casas con entramado de madera.
La Place des Lices está hoy desierta, pero todos los sábados por la mañana (de 7:30 a 13:30) se celebra un animado mercado que se remonta a 1622. Dos pabellones de ladrillo y acero, Les Halles, se construyeron en 1871 y el día de mercado también bullen de actividad.
Las calles más bonitas de Rennes
En los alrededores de la Catedral de Saint Pierre es donde se concentran la mayor parte de casas medievales que se salvaron del incendio de 1720. La Rue du Chapitre es un muestrario excelente de este tipo de construcciones, así como la Rue Saint Sauveur.
En la Rue Saint Yves encontraréis una capilla del mismo nombre del siglo XV. Una mención aparte merece la casa Ti Koz, la más antigua de Rennes. La encontraréis en el número 3 de la Rue Saint Guillaume y data de 1505.
Un rincón mágico
A pesar de lo bonito que es todo lo que hemos visto hasta ahora, nuestro rincón preferido de Rennes lo encontramos justo detrás de la catedral. Siguiendo la forma semicircular del ábside de la catedral, la rue de la Psalette es un auténtico tesoro. Sus casitas son preciosas y es un rincón realmente encantador.
No nos vamos de Rennes sin entrar a la catedral. El interior nos sorprende con sus enormes columnas y su abundancia de dorados. Frente a ella, al final de un pequeño callejón, echamos un vistazo rápido a las Portes Mordelaises. Están en obras, pero no es difícil imaginar a los futuros duques de Bretaña entrando por ellas a la ciudad amurallada de camino a la ceremonia de coronación que se llevaba a cabo en la cercana catedral. No hay que olvidar que Rennes fue la capital del Ducado de Bretaña entre los años 992 y 1532, momento en el que fue anexionado formalmente al reino de Francia.
Con este pequeño dato histórico, que nos sirve para no perder de vista la relevancia de Rennes durante la Edad Media, finalizamos nuestra visita a esta ciudad. Nos ha parecido un punto de partida ideal para cualquier ruta por la Bretaña, una primera toma de contacto perfecta con esta bonita región francesa. Ponemos rumbo a Vitré, nuestra próxima parada.
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Dormimos una noche en Rennes en un B&B en el número 4 de la Rue Guillaume
¡Un B&B siempre es una gran opción!