En este post os queremos hablar de la fantástica red de parques nacionales de Estados Unidos. Después de varios viajes por el país, hemos conocido unos cuantos. Si nunca habéis estado en uno de ellos, os damos toda la información necesaria para sacarles el máximo partido y disfrutar al máximo de vuestra visita.
Estados Unidos es un paraíso para el viajero. Sea lo que sea lo que uno vaya buscando, seguro que es posible encontrarlo aquí. Con playas paradisíacas, montañas imponentes, glaciares, densos bosques y pantanos, desiertos, volcanes, cascadas y lagos, su belleza natural es absolutamente incuestionable. Y todas estas maravillas están gestionadas por el Servicio de Parques Nacionales, que es de lo más eficiente. Con un total de 59 parques nacionales repartidos por todo su territorio, Estados Unidos ofrece opciones para todos los gustos.
Los parques nacionales de Estados Unidos no son algo nuevo. El más antiguo de todos es el de Yellowstone y data de 1872. No solo fue el primer parque nacional del país, sino del mundo entero. A partir de Yellowstone, se implantó esta nueva figura de protección y pronto se extendió por los demás países.
El departamento que gestiona los parques nacionales de Estados Unidos, el National Park System, no fue establecido por el Congreso hasta 1916. Desde entonces no ha parado de crecer. Además de cuidar de los parques y monumentos nacionales, también se ocupa de proteger lugares de interés histórico o áreas recreativas, entre otros muchos.
Cómo ahorrar dinero en vuestra visita a los parques nacionales de Estados Unidos
Algo que tienen en común todos los parques nacionales de Estados Unidos es que no son gratuitos. A diferencia de lo que sucede en muchos otros países (incluido España), hay que pagar por entrar a visitarlos. En todas las carreteras de acceso a los parques hay unas garitas a modo de peaje. Una vez allí hay que abonar el importe correspondiente (que puede variar ligeramente de un parque a otro).
El precio se paga por vehículo, independientemente del número de pasajeros que haya en su interior (hasta un máximo de 15), y permite disfrutar del parque durante 7 días. Si se entra al parque a pie o en bici, por ejemplo, entonces se paga por persona, aunque la tarifa individual es menor.
America the Beautiful: la mejor inversión
Además de otros pases anuales específicos de cada parque, hay uno que resulta muy rentable si se planea visitar varios parques o monumentos nacionales durante el mismo viaje. Se trata del pase anual America the Beautiful. Cuesta 80 dólares, que se amortizan enseguida con tan solo visitar 3 parques distintos. Su validez es de un año desde la fecha de compra y son intransferibles. Se puede adquirir en las garitas de acceso al parque.
Os pedirán vuestra identificación (el pasaporte) y como máximo pueden figurar dos personas como titulares. Una vez tengáis el pase (que es de plástico y del tamaño de una tarjeta de crédito) tan solo tendréis que mostrarlo cada vez que entréis en un parque. Es así de sencillo.
Un importante ahorro
Para que os hagáis una idea de lo rentable que puede ser el pase anual, os vamos a poner un par de ejemplos.
Durante nuestro road trip por la costa oeste visitamos Yosemite ($30), Death Valley ($25), Grand Canyon ($30) y Zion National Park ($30). Si hubiéramos pagado las entradas por separado, nos habrían costado 115 dólares. Sin embargo, el pase anual nos costó solamente 80.
En el caso de nuestro road trip por el norte del país, el ahorro fue muchísimo mayor. Visitamos Olympic National Park ($25), Mt. Rainier ($25), Glacier ($30), Yellowstone ($30), Grand Teton ($30), Badlands ($20) y el monumento nacional Devils Tower ($15). En total, el coste de comprar las entradas por separado hubiera sido de 175 dólares. Nuevamente, solo pagamos 80 gracias al pase anual. Como veis, merece muchísimo la pena conseguirlo.
Días de entrada gratuita
En todos los parques nacionales de Estados Unidos hay varios días al año en que la entrada es totalmente gratuita. Suelen coincidir con días festivos y/o puentes, podéis consultar el listado en la página web de cada parque. Es una opción interesante si coinciden con las fechas de vuestro viaje, pero tiene el inconveniente de la gran cantidad de gente que puede haber.
Unos servicios e instalaciones de primera calidad
Si hay algo por lo que destacan los parques nacionales de Estados Unidos es por la gran calidad de los servicios que ofrecen. Aunque hay diferencias de un parque a otro, por lo general todos incluyen lo siguiente: un centro de visitantes, baños públicos, alojamiento, tiendas y gasolineras.
Centros de visitantes
Los centros de visitantes suelen ser estupendos. No solo ofrecen información de todo tipo para el visitante sino que a veces son auténticos museos con exposiciones de lo más interesantes. No dudéis en acercaros al más cercano si tenéis cualquier consulta. Os atenderán encantados.
Baños públicos
Los baños públicos, que se encuentran repartidos por los principales puntos de interés de los parques, varían mucho de un lado a otro.
Es muy normal que sean de compostaje, ya que no hay que olvidar que están situados en mitad de la naturaleza. Dependiendo de la cantidad de gente que haya pasado por ellos, a veces están bastante sucios. Pero por lo general son bastante aceptables y enseguida se acostumbra uno a usarlos.
Alojamiento
El alojamiento dentro de los parques es muy variado y suele ofrecer opciones para todos los gustos. Siempre hay campings en los que acampar o aparcar la autocaravana. También suele haber cabañas y hoteles más lujosos. Evidentemente, estos últimos no son nada baratos.
En general, siempre será más barato alojarse en las cercanías del parque que dentro del mismo. En los pueblos más cercanos suelen abundar los moteles, pero en temporada alta a veces es difícil encontrar plaza o el precio se dispara. Es mejor reservar con antelación para evitar sorpresas.
Los campings de Estados Unidos suelen ser excelentes, tanto los públicos como los privados. Los de los parques nacionales no son ninguna excepción. Si queréis saber más al respecto, podéis echar un vistazo al post que le dedicamos a este tema. Nosotros quedamos encantados con la experiencia y además nos ahorramos un dineral en alojamiento.
Tiendas de comestibles
En los parques nacionales, por pequeños que sean, siempre encontraréis alguna tienda donde vendan algo de comida y material básico de excursionismo y acampada. También suele haber alguna gasolinera. En ambos casos sucede lo mismo que con el alojamiento: los precios son un poco más elevados que en las poblaciones cercanas. No está de más llenar el depósito antes de entrar, así como comprar provisiones en algún supermercado más económico.
Senderos bien acondicionados
Como no podía ser de otra forma, en todos los parques nacionales de Estados Unidos los senderos están perfectamente señalizados y acondicionados. Todo aquel que visita un parque termina haciendo alguna excursión. Las hay para todos los gustos: desde agradables paseos a extenuantes caminatas; de senderos llanos y aptos para sillas de ruedas a rutas de varios días por terrenos completamente escarpados. Pero en cualquiera de los casos, el mantenimiento de los caminos es excelente.
Sea el tipo de sendero que sea, es importante circular solamente por las zonas delimitadas para ello. Es importante respetar el entorno, y caminar por zonas no habilitadas es perjudicial para la fauna y la flora del lugar (además de que os pueden llegar a multar por ello).
Servicio de shuttle bus
Es bastante habitual que los parques nacionales cuenten con un servicio de transporte público, normalmente gratuito. Se trata de autobuses que tienen parada en todos los puntos de interés, de manera que no es necesario utilizar el coche a todas horas. En Zion National Park, por ejemplo, ni siquiera está permitido circular con vehículo privado durante la temporada de verano. Es un servicio de lo más práctico, porque en temporada alta a veces hay tantos coches que se forman atascos más propios de una autopista que de un entorno natural.
Zonas de picnic
En todos los parques hay zonas de picnic en las que disfrutar de una agradable comida al aire libre. Las más simples consisten en unas mesas y unos bancos, pero algunas cuentan con parrillas y fuentes de agua. Suelen estar en rincones tranquilos, perfectos para descansar y comer algo.
En cuanto a las parrillas para cocinar al fuego, hay que tener en cuenta las normas específicas de cada parque. A veces no encontraréis debido al alto riesgo de incendio. En otros parques sí que se puede encender fuego, excepto en momentos puntuales de extrema sequía, por ejemplo. Por norma general, está prohibido coger leña del bosque y no queda más remedio que comprarla en las tiendas o traerla desde casa. Sin embargo, en otros lugares (como Yellowstone, por ejemplo), no hay ningún problema en recoger leña, siempre y cuando esté tirada en el suelo y no la cortéis de ningún árbol vivo.
Actividades para toda la familia
La gran calidad de los parques nacionales de Estados Unidos no se limita a sus instalaciones. El personal que trabaja en ellos también destaca por su profesionalidad y dedicación. Los Rangers son los encargados de proteger y preservar los parques nacionales. Son fácilmente reconocibles por sus uniformes y son la máxima autoridad dentro de los límites de los parques.
El personal de los parques suele ser una auténtica mina de información. Os resolverán cualquier duda o consulta que tengáis, y siempre están más que dispuestos a ayudar al visitante. Sus programas educativos son fantásticos: en los centros de visitantes hay información sobre las distintas actividades que llevan a cabo. Suelen dar charlas divulgativas y también organizan excursiones guiadas. Todo esto es gratuito y adecuado para toda la familia.
Los mejores mapas
Cuando se planifica una visita a un parque nacional, lo más habitual es haber consultado páginas web o guías de viaje previamente al viaje. Eso permite sacarle el máximo partido a la visita y elegir entre la amplia oferta de excursiones que ofrece cada uno de ellos. Pero tampoco hace falta viajar cargados de papeles o guías. En las garitas de entrada, además de cobraros la entrada, os repartirán mapas y folletos (e incluso un periódico) de lo más completos. A veces los tienen disponibles en español, no está de más preguntar si los queréis en otro idioma que no sea el inglés.
Los mapas son de gran calidad, mejores que muchos de los que se venden. También encontraréis folletos en todos los centros de visitantes, con la información esencial sobre excursiones, o sobre la flora y fauna del lugar.
La mejor época para visitar los Parques Nacionales de Estados Unidos
Cualquier época del año es buena para disfrutar de la naturaleza. En primavera los prados están llenos de flores y las cascadas bajan con mucha agua a causa del deshielo. Cuando llega el otoño los árboles cambian de color y el suelo se alfombra de hojas secas. En invierno un manto blanco lo cubre todo y el silencio es total. Y en verano la temperatura es más agradable y los días más largos, perfectos para disfrutar del aire libre. No obstante, cada estación tiene sus pros y sus contras.
Verano
De antemano, hay que saber que el verano es sin duda la estación durante la que más gente visita los parques nacionales. Tanto por ser la época en la que más gente tiene vacaciones como por ofrecer un clima más benigno en la mayoría de casos, a veces la masificación puede ser horrorosa. Si vais a viajar a Estados Unidos en verano, os recomendamos que intentéis planificar vuestras visitar a los parques nacionales para que caigan entre semana. De esta forma podréis evitar los momentos de mayor afluencia de público. Aún así, debéis mentalizaros de que en algunos puntos concretos (como los miradores más populares o los senderos más frecuentados) vais a estar rodeados de gente por todos lados. Pero no desesperéis: con tan solo alejaros 500 metros de estos lugares, podréis disfrutar de la suficiente soledad que os permita empaparos de la belleza de vuestro entorno.
Primavera y otoño
En primavera u otoño no suele haber tantos problemas de masificación, aunque los fines de semana pueden estar igualmente muy concurridos. Es importante tener en cuenta que algunas carreteras no se abren al tráfico hasta bien entrada la primavera, o se cierran poco después de empezar el otoño. Esto es común en aquellas zonas con un clima más duro, en las que la nieve llega pronto y tarda en desaparecer. Pero en general, primavera y otoño son quizá las estaciones más recomendables para visitar los parques nacionales.
Invierno
En invierno, por el contrario, casi podréis disfrutar en solitario de los parques nacionales. Muchos de ellos se cubren de nieve y es imposible circular en coche. La mayoría de servicios están cerrados y solo funcionan los más básicos e imprescindibles. La gran ventaja, evidentemente, es la soledad y el silencio que lo envuelve todo. Cualquiera que haya visto fotos de Yosemite o Yellowstone en invierno sabrá a lo que nos referimos. Los paisajes nevados tienen una belleza especial, etérea y como de otro mundo. Sin duda compensa los inconvenientes y las incomodidades de viajar en la época más dura del año.
Parques nacionales que hemos visitado
A continuación damos un breve repaso a todos los parques nacionales que hemos visitado en nuestros distintos viajes por Estados Unidos:
Yosemite National Park
Situado en plena Sierra Nevada, es un lugar de visita casi obligada en un viaje por California. Además de contar con unas vistas y unos paisajes de montaña asombrosos, es posible caminar entre gigantes secuoyas, escalar la cúpula de granito del Half Dome o admirar algunas de sus espectaculares cascadas. Forma parte de la red de Parques Nacionales de Estados Unidos desde 1890.
Death Valley National Park
Su incorporación a la red de Parques Nacionales de Estados Unidos es relativamente reciente, ya que data de 1994. No obstante, es un rincón de California que bien merece una visita. Su desolado paisaje desértico y el calor brutal lo convierten en un lugar excepcional. En él se encuentra el punto más bajo de Norteamérica, ya que en Badwater Basin se alcanzan los 85,5 metros bajo el nivel del mar.
Grand Canyon National Park
Desde 1919 esta auténtica maravilla de la naturaleza forma parte de la red de Parques Nacionales de Estados Unidos. Excavado por el río Colorado en la roca rojiza de Arizona, es sin duda uno de los lugares más impresionantes y fotogénicos del planeta. Su inmensidad es sencillamente sobrecogedora.
Zion National Park
En 1919 este rincón del suroeste de Utah se incorporó a la red de Parques Nacionales de Estados Unidos. Su roca rojiza y el valle y los cañones excavados por el río Virgin lo convierten en una auténtica belleza. Cada año lo visitan miles de aventureros que se animan a recorrer un tramo de río encajonado entre estrechas paredes de piedra, conocido como The Narrows.
Olympic National Park
De un verde exuberante, este parque se sitúa en la península Olympic, en el estado de Washington. Cuenta con espectaculares playas vírgenes, cascadas y ríos, y un denso bosque lluvioso templado. Desde 1938 forma parte de la red de Parques Nacionales de Estados Unidos.
Mount Rainier National Park
Este volcán aún activo situado en Washington es un paraíso para los alpinistas que se aventuran a alcanzar su cumbre rodeada de imponentes glaciares. Aunque el verdadero paraíso es la zona del parque llamada Paradise, donde las verdes praderas están repletas de flores de mil colores. Sin duda es uno de los parques más bonitos del país, y forma parte de la red de Parques Nacionales de Estados Unidos desde 1899.
Glacier National Park
Situado al norte de Montana, este parque se encuentra en el corazón de las Montañas Rocosas. Sus paisajes alpinos, lagos y glaciares son una auténtica maravilla. Además, cuenta con unas de las carreteras panorámicas más espectaculares del país: la Going-to-the-Sun Road. Se incorporó a la red de Parques Nacionales de Estados Unidos en 1910.
Yellowstone National Park
Está situado en su mayor parte en Wyoming, aunque un trocito de su territorio se encuentra en los vecinos estados de Idaho y Montana. Los géiseres, fumarolas y piscinas termales multicolores de Yellowstone constituyen un paisaje único en el país. Aunque cuenta con muchos elementos excepcionales, sin duda el más impresionante de todos ellos es el Grand Prismatic Spring. Tampoco hay que olvidarse de las espectaculares cascadas o del Grand Canyon que el río Yellowstone ha ido excavando en la piedra amarilla que da nombre al parque.
Por si esto fuera poco, Yellowstone es un santuario para la fauna salvaje: en ningún otro sitio es tan fácil observar enormes manadas de bisontes, y los osos y lobos también han hecho de este lugar su hogar. No hay duda de que Yellowstone es un lugar realmente excepcional, y quizá por eso se constituyó como el primero en la red de Parques Nacionales de Estados Unidos en 1872.
Grand Teton National Park
Este parque de Wyoming se encuentra justo al sur de Yellowstone, por lo que es habitual visitarlos de forma conjunta. Con los imponentes picos de la cordillera de los Tetons de fondo, sus lagos son perfectos para disfrutar de un refrescante día veraniego. Una visita a Mormon Row nos ofrece una visión histórica del pasado de esta región, y la cercana población de Jackson nos traslada al salvaje oeste gracias a su centro histórico perfectamente conservado. Grand Teton forma parte de la red de Parques Nacionales de Estados Unidos desde 1929.
Badlands National Park
Este parque de Dakota del Sur no se incorporó a la red de Parques Nacionales de Estados Unidos hasta 1978. Eso no impide que sus erosionados y áridos paisajes sean de una gran belleza, especialmente con la luz suave del amanecer y la puesta de sol. En las praderas que se extienden a los pies del parque pastan grandes manadas de bisontes, y los perros de las praderas campan a sus anchas por todo el parque. Su riqueza faunística no es nada nuevo, no en vano este lugar es riquísimo en fósiles, especialmente del Oligoceno.
Una oportunidad única para contemplar a los animales en su hábitat natural
Una de las mejores formas de disfrutar de una visita a los parques nacionales de Estados Unidos es contemplar a la fauna salvaje en su hábitat natural. Es muy fácil cruzarse con animales, por eso siempre hay que tener presentes las estrictas normas de los parques: está totalmente prohibido darles de comer y hay que mantener una cierta distancia de seguridad. No hay que olvidar que aunque sean muy monos, no dejan de ser animales salvajes y, por lo tanto, impredecibles y potencialmente peligrosos.
Por desgracia, no todo el mundo cumple las normas. Las multas impuestas por los parques pueden ser cuantiosas, así que no merece la pena arriesgarse. A veces es muy difícil resistir la tentación de darle un trocito de pan a una simpática ardilla que se ha acercado a hacernos compañía mientras nos comemos un bocadillo, pero la posibilidad de pillar alguna enfermedad si nos muerde no compensa en absoluto.
Si queréis saber cuál es el mejor lugar desde el que observar a los animales, no dudéis en acercaros a cualquier centro de visitantes a preguntar. Os darán toda la información y los experimentados rangers os aconsejarán.
Cuidado con los osos
De todos los animales que es posible ver en los distintos parques nacionales de Estados Unidos, sin duda hay uno que se lleva la palma en cuanto a medidas extra de precaución: el oso. Los osos son abundantes en Estados Unidos. Al este del país habitan los osos negros, mientras que al oeste se encuentran los osos pardos, entre ellos el temible grizzly.
En Yellowstone, Yosemite y Glacier National Park (entre otros parques) es relativamente fácil toparse con un oso en el momento menos esperado. En algunas ocasiones ha habido ataques a humanos (que a veces han terminado con la muerte del desprevenido visitante), por lo que es importantísimo extremar las medidas de seguridad cuando se trata de este peligroso animal.
Atención a las normas
En las zonas donde abundan los osos encontraréis unas cajas metálicas en las que depositar la comida y cualquier otro elemento que desprenda olores. Incluso los cubos de basura son a prueba de oso. Si acampáis, debéis saber que jamás hay que meter dentro de las tiendas nada que pueda atraerlos.
Si estáis de excursión por el monte y la zona es bastante solitaria, se recomienda hacer un poco de ruido (silbar, cantar o hablar) para alertar a los osos de nuestra presencia y no pillarlos por sorpresa, que es cuando se pueden sentir amenazados y atacar. Esto se recomienda hacerlo al tomar una curva cerrada en el camino, tampoco se trata de ir perturbando la tranquilidad del bosque con nuestros cánticos. Evidentemente, en las horas centrales del día, cuando los senderos están hasta los topes de excursionistas, los osos ya se habrán ido a esconder, pero si sois madrugadores es importante que lo tengáis en cuenta.
Para más seguridad, en los parques venden sprays repelentes para osos. Lo malo es que solo son efectivos cuando ya tenemos al animal prácticamente encima, y si no se usan correctamente lo único que se consigue es enfadarlo aún más. Es mejor extremar la precaución y no verse en la necesidad de emplearlos.
Ya veréis que en todos los parques hay multitud de carteles informativos, con consejos sobre cómo actuar en caso de ataque y con todas las normas y recomendaciones de seguridad. No hay que asustarse, pero siempre es mejor prevenir que curar.
Nosotros nos quedamos sin ver ningún oso, cosa que nos decepcionó bastante. Pero siempre es buena excusa para volver en el futuro. Quién sabe si la próxima vez tendremos más suerte.
Una fauna muy variada
Estos son algunos de los animales que pudimos ver en nuestros viajes por los parques nacionales. Todos los vimos bien de cerca, pero también íbamos pertrechados con unos buenos prismáticos por si acaso. No solo son útiles para contemplar mejor a los animalitos, sino para apreciar mejor hasta el más mínimo detalle del magnífico paisaje.
Un último consejo que os será muy útil a la hora de salir a ver animales: hay que madrugar. La mayoría de animales son más activos a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Si madrugáis no solo aumentáis las probabilidades de éxito, sino que os servirá para evitar a la mayoría de visitantes. Así que ya lo sabéis: nada de haceros los remolones en la cama. Ya tendréis ocasión de dormir a pierna suelta cuando volváis a casa. Al fin y al cabo, nadie recorre medio mundo para quedarse durmiendo hasta tarde, ¿verdad?.
Como veis, los parques nacionales de Estados Unidos ofrecen un millón de buenas razones para incluirlos en vuestro viaje. Sus paisajes son absolutamente espectaculares y muy variados. Cuentan con actividades para toda la familia y son la oportunidad perfecta para que los niños aprendan cosas nuevas mientras se divierten. Tanto si buscáis pasar un día de relax en plena naturaleza como si preferís dedicar vuestro tiempo al senderismo, los parques nacionales son sin duda la mejor opción.
Esperamos que con la información de este post os sea más fácil planificar vuestra visita y le saquéis el máximo partido a la magnífica red de parques nacionales de Estados Unidos.