Uno de los lugares que cualquier viajero sueña con ver al menos una vez en la vida es el Gran Cañón. Sobre él, Moret reflexiona: «Colas y prisas. No era eso lo que esperábamos de un paisaje que, en el momento en que consigues aislarte de la marabunta turística, contagia una sensación de encanto y de inmensidad irrepetible».